Abel García en la Pirámide de Guajara. Foto: A. Falcón.

«No hemos sabido adaptarnos a la velocidad a la que avanza la sociedad»

Sociedad

«La juventud es inocente ante lo que hay detrás de las redes»

Abel García es policía adscrito al Grupo de Asistencia a la Mujer de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife (Gramu). Además, es perito judicial y experto universitario en intervención policial en violencia de género y doméstica. García dedica parte de su tiempo a llevar a cabo charlas en centros escolares con el motivo de concienciar a cerca del ciberacoso o ciberviolencia y su relación con el abuso ejercido sobre la mujer.

Las redes sociales han monopolizado nuestro día a día. Es inevitable que cada vez nos comuniquemos con más frecuencia a través de ellas. Por lo tanto, también es irremediable que surjan comportamientos que deben ser castigados. «Hablamos de cualquier ilícito, amenaza, coacción, extorsión, etc., que se realice a través de las nuevas tecnologías, es decir, las famosas TIC», define García.

Por otro lado, explica que se puede dividir en cuatro grandes grupos según las características de la infracción: el grooming, que «ocurre cuando un adulto establece una relación con menores2. El sexting es uno de los más conocidos y practicados y se entiende como «el envío de imágenes o vídeos con una connotación sexual». El phishing «es una práctica menos conocida que consiste en la manipulación para lograr conseguir información o activos». Por último, el bullying, aunque este último «se suele asociar con el ciberacoso a personas en edad escolar».

Sin embargo, estas solo son las categorías más generales, podemos encontrar una infinidad de ramificaciones del ilícito, ya que cada caso es un mundo y tiene sus peculiaridades. Además, García considera que este número no dejará de crecer. «Creo que, con el uso extendido de las tecnologías, cada día surgen conductas y comportamientos nuevos», opina. Es por lo que también considera que «la legislación no va a la par con la conducta social».

«Es esencial que las víctimas denuncien»


La violencia digital lucha contra un gran enemigo, el tiempo, ya que se trata de un delito relativamente novedoso. García recalca que una de las principales peculiaridades del ciberacoso es que no existía antes del inicio de las redes sociales y del uso masivo de los dispositivos móviles. «No hemos sabido adaptarnos a la velocidad a la que avanza la sociedad», dice. El policía apoya su afirmación con un ejemplo: «Las modificaciones penales del sexting y el stalking fueron introducidas en 2015, un espacio de tiempo realmente corto». Reconoce que es tal el desfase que nos encontramos con comportamientos que aún no tienen ni una terminología para explicarlos.

El número de denuncias de violencia de género que ocurren por medio de prácticas como el ciberacoso no para de crecer. «Cada vez es más frecuente que las parejas se comuniquen por las redes sociales lo que fomenta la ciberviolencia de género», matiza. Se trata del «acoso continúo ejercido sobre la mujer por parte de su pareja o expareja que se agrava con el paso del tiempo». García afirma que este no produce un dolor inmediato, como lo haría una agresión física, pero genera una situación psicológica de estrés y ansiedad en las víctimas. «La mayoría de los casos que controlamos siguen este patrón y se debe al control exhaustivo por parte sus novios o exnovios», admite.

De esta forma asevera que el perfil de víctima más habitual son las mujeres y las niñas. «Dentro del género femenino, el porcentaje más alto de afectadas se encuentra en el grupo de las jóvenes», profundiza. Abel García manifiesta que el número de denuncias por delitos de ciberacoso es muy reducido comparado con los que realmente ocurren. «Creo que mucha gente desconoce el procedimiento para denunciar, pero también hay personas que no saben que se trata de un delito», confiesa. Aunque también menciona al miedo como uno de los principales factores que afectan a tomar la decisión de recurrir a la justicia. «Es esencial que las víctimas denuncien», concluye.

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