Andrés Gutiérrez es un fotoperiodista venezolano que lleva diez años dedicándose a capturar historias a través de la imagen. En el 2010 comenzó a ejercer la profesión en el periódico La Opinión de Tenerife y a desarrollar multitud de trabajos que han sido publicados a nivel nacional e internacional. A día de hoy trabaja en la cabecera Diario de Avisos y colabora con la agencia Associated Press (AP). Además, sus imágenes han sido expuestas en diferentes lugares, entre ellos el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), que acogió su muestra titulada Al margen en 2016. Actualmente, en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna se encuentra la exposición titulada Somos Personas. Tenemos Derechos. Nadie sin Hogar,organizada por Cáritas, en la que Andrés Gutiérrez participa con sus obras y que concluirá el próximo 3 de abril.
En varias ocasiones ha comentado que desde un primer momento supo a qué se quería dedicar profesionalmente: la fotografía documental y el fotoperiodismo. ¿Qué le llevó a tenerlo tan claro? “Creo que es la visión personal que he tenido siempre de la vida y del arte en general. El arte por arte no me gusta, quiero que diga algo, y si ayuda de alguna forma a cualquier persona o colectivo, me gusta aún más. Y dentro de la fotografía que siempre me apasionó, pues lo más parecido a ayudar a la gente es el fotoperiodismo y el documentalismo. Lo tuve claro desde un primer momento: quería contar una historia de alguna forma”.
Actualmente, en el mundo laboral se demandan profesionales con un dominio básico en grabación y edición de vídeo a la hora de cubrir una noticia. ¿Cómo cree que repercute esto para un fotoperiodista que se dedica íntegramente a ello? “Los fotoperiodistas no nos dedicamos únicamente a esto, yo no, porque tenemos que actualizarnos. También sabemos de vídeo, y esto supone que lo hagamos mucho mejor que un redactor al que se le da un móvil y se le dice que grabe sin tener un previo conocimiento, a menos que el periodista se haya preocupado por el lenguaje visual, que se aprende en la fotografía. El paso previo al vídeo es la fotografía. El problema está en que se les da una cámara a los periodistas que solo saben redactar y el resultado es horroroso. El trabajo de ustedes es escribir, aunque me alegraría que supieran de imagen, al igual que yo debo preocuparme por saber escribir. Más que problema de los periodistas en sí, es de los directores de los medios, que contratan a un redactor para que haga todo y ahorrarse así un puesto de trabajo y por tanto, dinero”.
“Los sintecho se alegraban de ver a alguien que no los fotografiaba desde la distancia”
¿Cómo surgió la idea de colaborar en la exposición organizada por Cáritas: Nadie sin hogar? “Tenemos un compañero de prensa en Cáritas que nos pidió fotografías para realizar una exposición sobre personas sin hogar y se las pasamos. En mi caso, las fotos son de un trabajo previo que realicé cuando ni siquiera era profesional. Hice un seguimiento en 2008, 2009 y 2010 a los sintecho de Pancho Camurria. Estuve meses con ellos y me acabaron llamando el ‘fotógrafo oficial de Pancho Camurria’. La gente de mi alrededor se escandalizaba porque pensaban que me podían agredir, pero todo lo contrario, agradecían mi presencia allí. Se alegraban de ver a alguien que no los fotografiaba desde la distancia”.
¿Cómo se sintió? “Como se siente cualquier humano. Un sitio desconocido, con gente que no conoces, te da un poco de miedo al principio. Te impone ir con una cámara a sacar fotografías a personas que al igual no quieren, pero es mucho más fácil de lo que parece. Es ir allí sin esconder quién eres, con tu equipo, meterte y decir lo que vas a hacer. La clave es la naturalidad. Al principio me impuso la situación, pero con el paso del tiempo el ambiente se va relajando. Con la mayor sinceridad y respeto del mundo la gente te entiende e incluso luego te agradecen que estés allí para contar lo que les sucede”.
Se centra en reflejar la problemática social, pero ¿ha abordado otra temática además de esta? “En el periódico abordamos de todo, pero la temática social casi no se toca. Por eso, la toco más a nivel personal, ya que los periódicos están metidos en la vorágine de la política y del compromiso publicitario”.
¿De dónde le surgen las ideas para abordar esas temáticas sociales? “Documentándome por internet. Al último país al que fui fue Birmania, y es tan fácil como informarse acerca de la historia del lugar y empaparse de su problemática para no ir a ciegas. Esto se aplica a coberturas internacionales o a países que no conoces. En Canarias lo ves diariamente: personas que viven solas y no tienen ayudas, sintecho, el maltrato animal…Los fotoperiodistas estamos empapados de actualidad”.
«Los directores de los medios contratan a un redactor para que haga todo y ahorrarse así un puesto de trabajo y dinero”
¿Le organizan los viajes? “No, los viajes los planeo todos yo y los reportajes los hago en mi mes de vacaciones y luego los ofrezco al periódico para que lo publiquen. Antes, a mediados de los ochenta, era muy fácil vender los temas. Ahora cuesta muchísimo. ¿Cuántos medios españoles publican reportajes internacionales? Pocos. El País o Interviú que publicaba temas sociales, pero ya cerró… cada vez es más complicado”.
¿Cómo es trabajar para una agencia internacional reconocida como Associated Press? “Es brutal, pero menos espectacular de lo que la gente se cree. Para trabajar para Associated Press hay que tener contactos y yo tenía uno en Madrid que acudió a mí porque necesitaban a un corresponsal activo en Canarias. Las inundaciones en Santa Cruz de Tenerife en 2014, los incendios en Adeje en 2012 o la llegada del presidente de Bolivia Evo Morales a Gran Canaria en 2013 son algunos de los reportajes que he cubierto para la agencia. Y está genial colaborar con ellos, porque sabes que la foto que haces para Associated Press se publica en medio planeta. Aunque no es tan difícil publicar en medios internacionales, sí lo es vivir de una agencia, porque por jornada te pagan 150 euros y aquí no sale rentable. Necesitas estar en un lugar en el que sucedan muchas cosas. La experiencia está bien, ganas nombre y te da prestigio, pero me han llamado solo cuatro veces en todos estos años como profesional”.
De los numerosos trabajos que ha realizado, ¿cuál ha sido la historia más impactante? “Pues de todos te llevas algo y aprendes mucho. Los desahucios son horribles: estás en un cuarto con la señora llorando y tú con la cámara, con compañeros allí y la policía rompiendo la puerta. Sin embargo, hay que estar en esas situaciones y esa es la idea, mostrar la problemática, porque no hay otra forma de cambiar las cosas que enseñándolas y si así logramos ayudar a alguien, pues mejor. Me gusta amargarle el desayuno a la gente y que esa noticia que está leyendo le llegue. Nuestra función es importantísima, somos los ojos de la sociedad. Hay una frase muy bonita que dice que ‘antes de ser un buen fotoperiodista, tienes que ser buena persona’ y engloba por buena persona a tener ese tacto con la problemática de la sociedad y con la gente que está peor que tú”.
«Me gusta amargarle el desayuno a la gente y que esa noticia que está leyendo le llegue»
¿Qué otros proyectos tiene en mente? «Tengo muchos proyectos en mente. Me encantaría cambiar de país. Llevo diez años trabajando aquí y se vuelve pequeñito y aburrido porque como las noticias son las mismas año tras año, los redactores copian el mismo texto cambiando algunas palabras, pero nada es nuevo. Sin embargo, yo lo veo como un reto y pretendo superarme y hacerlo mejor que el año pasado. Tenemos que apostar por periodismo de calidad. Lo importante son los usuarios y que las noticias que demos sean veraces. Por otro lado, tengo un par de reportajes que quiero cerrar para ofrecerlos, pero el problema de trabajar en un periódico es que te centras en la producción de este y no tienes tiempo para tus proyectos personales”.
¿A qué país te gustaría irte? “Pues no sabría decirte. Hay muchos. Por ejemplo, alguno de Asia, allí hay tanto que hacer y muchas historias por contar que, a todo aquel que tenga la oportunidad, le recomiendo que vaya”.