«Puedo formar lo que siempre he querido y cumplir ese sueño de tener mi propio estudio y mi propio local»
En el mundo del arte, lo que realmente impulsa el talento es la pasión y la constancia. Son esas fuerzas las que nos empujan a seguir adelante, incluso cuando todo parece ir en contra y los obstáculos parecen no tener fin. Melany Herrera, es una joven de 23 años procedente de Gran Canaria. Estudió Bellas Artes en la Escuela de Arte Superior de Gran Canaria. En marzo de este año dio un paso decisivo y abrió su primer local de tatuajes, donde combina técnica y sensibilidad para ofrecer una forma de arte íntima y permanente.
Herrera reconoce que sus inicios en el mundo del tatuaje fueron bastante duros y solitarios. Al no tener experiencia, decidió empezar a practicar primero sobre su propia piel, porque «nadie se presta a que arriesgues con la suya», afirma. Durante más de tres años trabajó a domicilio donde, según admite «la mala higiene se notaba». En ese transcurso de tiempo, reconoce que hubo momentos de desmotivación, pero nunca dejó de intentarlo.
«No me cierro a nada, al final hay que seguir creciendo»
Comenta que prefiere no definirse por un estilo específico de este mundo, ya que le gusta experimentar y arriesgar. La tatuadora señala: «me gusta lo nuevo y no quiero quedarme estancada en un solo estilo». Aunque, reconoce que el realismo es una técnica que no le atrae, ya que lo considera bastante difícil y por el momento no se ve capaz de empezar a practicar. «Mis puntos fuertes son el lettering y los tatuajes femeninos, porque es lo que más hago a diario», afirma.
«Para mí el peor desafío y el más importante fue el superar el miedo constante de no arriesgar por si algo sale mal, o vas a fracasar», resalta la artista. Sobre sus objetivos explica que «busco dar lo mejor de mi misma tanto en mi trabajo como en mi vida personal, pero sobre todo, lograr hacer feliz a la gente que tatuo y dejar una huella».
El proceso de abrir su propio estudio, «es un proceso realmente duro, no es solo pagar y ya está, es mucho más», menciona. También declara que «es difícil asumir la responsabilidad de tener todo bajo tu control, de sentir que eres tu propia jefa». La profesional asegura que todo depende de ella, si tiene un mal día, no se puede quedar en casa, es un procedimiento que requiere estar fuerte mentalmente.
«Al principio me costaba adaptarme a las pieles nuevas, pero ahora esta situación la llevo un poco mejor»
Indica que según su experiencia, el mayor reto al formarse como tatuadora, es la piel, todas las personas tienen una piel diferente, a pesar de tener mucha emoción por un tatuaje, cuando empieza y ve que el la piel tarda en coger la tinta, que el tono es distinto al que pensaba o que sangra muchísimo, se puede llegar a desanimar ya que el resultado puede que no sea el esperado.
La tatuadora confiesa que «mi consejo para alguien que quiera empezar a tatuar es que tenga paciencia y mucha constancia, porque no es algo que se aprenda de un día para otro». Además, destaca que lo más duro en este camino, es que ahora mismo vivimos en una sociedad que te critican por absolutamente todo y más cuando estás empezando.