Máximo Huerta se encuentra en plena promoción de su nueva novela, Adiós, pequeño. Tras escribir obras como Una tienda en París o Con el amor bastaba, el periodista valenciano resalta con su libro más reciente la importancia de mantener los recuerdos vivos. Narra, también, como Clara dejó de ser mujer, para convertirse en su madre. El pasado viernes, 22 de julio, visitó, de la mano de la Librería El Barco de Papel, el municipio de El Sauzal para presentar una historia que en su primer mes de vida ha conseguido tocar la fibra del público.
¿Cómo nace Adiós, pequeño? «Pues emerge desde el corazón y las tripas. Yo estaba en casa y me surgió la necesidad de mostrar que la vida no debe desaparecer y que los recuerdos se tienen que mantener para siempre. Así empiezo a componer la historia».
¿Cuál diría que es el punto fuerte de la novela? «Creo que esto lo deciden las personas que la lean. He hecho una novela de la que estoy muy orgulloso y agradecido por haber recibido el Premio Fernando Lara 2022. Además, me encuentro muy contento porque ya vamos por la tercera edición y eso significa que ha tocado la fibra de las personas».
«Al leer mi libro la gente ve reflejadas a sus madres y abuelas»
La novela empieza con una impactante afirmación «Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido». ¿Por qué decidió iniciarla así? «Este principio es una frase rotunda. A mi me gustan las historias que empiezan sin dar tregua, de lleno, con las cartas sobre la mesa y abriendo una ventana al resto del libro. Esta línea resume perfectamente todo el relato y es una forma de decir que habría sido de mi madre si hubiera decidido de una manera libre».
Hace poco más de un mes que salió su novela. ¿Cómo valora la acogida que ha tenido con el público? «Estupenda. Es maravilloso ver el feedback de las lectoras y lectores. Creo que les ha llegado como algo muy cercano. Es una novela que habla de la familia y entonces la gente ve a sus familiares dentro de la obra. Es un libro espejo. Me hacen llegar que al leerlo ven a sus madres y a sus abuelas y eso es un regalo.
Cada capítulo es una colección de momentos de su vida matizados con toques de ficción. ¿No le da vértigo contar historias tan personales? «No. Al fin y al cabo la vida de cualquier persona es una ficción. Creo que hay que mirar lo que tenemos alrededor y sacarlo a la luz. A veces lo importante está más cerca de lo que pensamos».
¿Qué le ha aportado Adiós, pequeño a nivel personal? «El libro lo escribo desde una edad con más madurez. Lo he escrito con la tranquilidad y el pensamiento de no tener que demostrar nada a nadie. La primera satisfacción ha sido la relación con el público y el reconocimiento de la obra. Eso me ha reconectado con la parte de mi que más me gusta, la de contador de historias».
El libro gira en torno a Clara, su madre. ¿Le ha unido más a ella? «Ya estamos muy unidos, nuestras raíces están muy amarradas a tierra. Quizás ha servido para escucharla más para estructurar la novela, ella ha sido mi biblioteca».
¿Cuáles son sus proyectos futuros? «He terminado ya de narrar el audiolibro y faltan los últimos detalles. Este verano y en otoño continuaremos con la promoción de Adiós, pequeño. Espero que tenga larga vida y que siga gustando tanto como ahora a la gente que lo lea».
