«Es en la adolescencia cuando se inicia el interés por formar parte de un grupo»
Raquel Córdoba es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y tiene un máster en Coaching y Liderazgo Personal. Es experta en Gestión Emocional, Autoestima y Relaciones Interpersonales. En la actualidad, se dedica a la realización de psicoterapia a nivel presencial en Barcelona y online conectando con todas las partes del Mundo. Además, lo compagina con la divulgación a través de charlas y conferencias y compartiendo contenido en sus redes sociales.
El ciberbullying o ciberacoso es una nueva forma de abuso e intimidación implantada en la nueva era digital. Una forma más silenciosa y rápida de manipulación y prácticas de odio hacia la víctima. Córdoba menciona que puede ser a través de redes sociales, mensajería web o SMS. Matiza que «lo más habitual es encontrarnos con este suceso a través de redes sociales por el fácil acceso en la comunicación a través de este medio».
Son múltiples los peligros que conlleva este tipo de abuso, la psicóloga afirma que a nivel psicológico las consecuencias pueden ser devastadoras. Esta situación merma directamente sobre la autoestima de la persona propiciando juicios internos, miedos, fobias, tristeza, rabia e incluso mucho dolor emocional y vergüenza.
La entrevistada asegura la importancia de saber que entre el acoso tradicional y el actual «la única diferencia radica en el medio por el cual se emplea, ya que a nivel psicológico tiene exactamente el mismo impacto emocional y las mismas consecuencias». A su vez añade que «nos creemos más valientes, pero realmente emitir violencia a través de una pantalla es el acto más cobarde porque la persona se esconde sin dar la cara».
«Estas actitudes esconden una falsa autoestima maquillada de toxicidad»
La terapeuta cuenta que «podemos ver el mundo a través de la mirada de la persona que infunda odio sobre nuestra persona y esto puede, incluso, desencadenar trastornos como la ansiedad y la depresión». Por otra parte, para quien lo provoca, «puede entender erróneamente que tiene el poder al realizar esta serie de actos, y que es a través de la violencia que puede conseguir lo que se proponga», declara. Estas actitudes son una fachada y esconde «una falsa autoestima maquillada de toxicidad, cero responsabilidad afectiva y manipulación».
La especialista hace hincapié en la importancia de escuchar a nuestra hijas e hijos y observar su actitud y estado de ánimo. Algunas de las alertas que deberían disparar nuestras sospechas son la posibilidad de que «empiecen a fallar en las notas o que empiezan a olvidarse de realizar las tareas». También puede ocurrir que «se encuentran mal y que no quieren ir al colegio, que cosas que antes disfrutaban haciendo dejen de realizarlo por estar más apáticos, que no quieran salir de casa e incluso podría ser que viéramos alteraciones del sueño o bien alteraciones con la comida».
La psicóloga propone que «haya un espacio seguro en casa para que puedan explicarnos lo que les sucede sin miedo y sin que se sientan juzgados». Finaliza diciendo que no podemos protegerles de todo lo que les sucede pero que «sí podemos ayudarles aportándoles herramientas en gestión emocional y seguridad».