Elegancia

Opinión

Este artículo es como el típico cuadro que te quedas mirando en un museo y, por mucho que lo veas, sigues sin entenderlo. Un compendio de palabras tratadas de ser juntadas elegantemente para describir un término cuya definición es imposible. Una utopía. Un pensamiento irrealizable con un significado que rebosa de subjetividad como ese adjetivo, tan elegante, que recibe el nombre de belleza.

Infinidad de colores que nos pueden ayudar a lograr esa cualidad al alcance de todos. Mezclas de distintas tonalidades que, a simple vista, llaman la atención y conectan con los iris de nuestros ojos formando una unión cuyo resultado es un color jamás visto. La ropa. Esas prendas que pueden tapar nuestras inseguridades. Retales de elegancia.

Resulta llamativo que en una sociedad marcada por infinidad de cánones, no haya ninguno relacionado con este fino sustantivo. Y, de verdad, créanme, da igual cuánto lo intenten, ninguna marca podrá establecerlo. La elegancia es una cuestión de actitud. Un triángulo formado por tres vértices: la vestimenta, el saber estar y el habla. Tres puntos cuya mejoría siempre es constante. No importa lo que diga Armani, Victoria, o cualquier diseñador, porque hasta ellos mismos lo saben. Nos rodea personificada en paisajes, objetos y animales.

La inocente mirada de una paloma – Foto: José Aguilar

Para mí esta paloma es elegante. El ver como cada una de sus uñas se agarra férreamente a la balaustrada. Su cuello corneado para mirar, con esos pequeños ojos, la enorme caída. Un cielo gris que la observa esperando a que abra las alas para volar libremente. Me resulta bella y delicada sin ser un loro o un canario.

El arte es su sinónimo y Dorian Gray su representación más fiel. Una pena que sea un personaje ficticio creado por Oscar Wilde. Son muchos los misterios que guarda este término y su significado cambia dependiendo de la mirada y el pensamiento de cada uno. Aun así, qué elegante es la elegancia.

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