En 2021, según los datos publicados por el INE, hubo 4003 muertes por suicidio en España. Foto: PULL

El suicidio, una realidad social en la que se esconden múltiples caras

Sociedad

Canarias es una de las comunidades autónomas con mayor tasa de suicidio. La tercera en España. En 2021, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), hubo, concretamente, 4003 muertes por suicidio en España, de las cuales 230 fueron en Canarias. Por cada cien mil habitantes se registran en torno a 10,6 suicidios, lo que supera la media nacional. 

Lejos de ser un caso aislado, la ideación y conducta suicida, tal y como indican las cifras, tiende al alza en el Archipiélago. Que en las Islas haya una tasa tan elevada de suicidios «se debe a numerosos factores como, por ejemplo, socioeconómicos: el paro o la baja inversión en políticas sociosanitarias adecuadas y de prevención», explica Eduardo Vera, psiquiatra y presidente de la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría y Salud Mental.

El experto asegura que «la educación en especialistas de salud mental es tan solo una cuarta parte de lo que debería ser». En el caso de psiquiatras y profesionales de la Psicología «hay un tercio de lo que debería haber en la sanidad pública», alerta Vera y afirma que «impacta que Canarias sea una de las comunidades autónomas con más suicidios, detrás de Galicia, que tiene una población más deprimida a nivel socioeconómico».

Casos de muerte por suicido en España desde el año 2018. Fuente: INE
Casos de muerte por suicido en Canarias desde el año 2018. Fuente: INE

Anastasio González, psicólogo sanitario doctorando por la Universidad de La Laguna (ULL) en el programa de Ciencias Médicas y Farmacéuticas, Desarrollo y Calidad de vida El duelo en supervivientes del suicidio, explica que la conducta suicida tiene un componente multicausal. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que «faltan datos de calidad sobre el comportamiento suicida. También un registro estadístico adecuado». 

El suicidio, la principal causa de muerte no natural entre la población joven


La cifra anual de suicidios en España triplica las muertes por accidente de tráfico. Esto lo convierte, tal y como expuso el Observatorio del Suicidio del año 2021, en la principal causa de muerte no natural del país que ataca, además, a la juventud de entre 15 y 29 años, un sector poblacional donde se han incrementado los intentos de suicidio. 

«Parte de la hipótesis que se está haciendo se centra, por ejemplo, en el acceso libre a contenidos de adultos», comenta Eduardo Vera y agrega que «los estímulos instantáneos que provocan las redes sociales, la aceptación de realidades desagradables en Internet y las dinámicas familiares que tienen las personas menores son parte de las conductas suicidas».

Los datos lo indican: la edad en la que se registran intentos de suicidio ha disminuido. Ahora, hay menores que piensan en el suicidio. Lo ven como una salida a sus problemas y presentan conductas e ideaciones. Sin embargo, según Anastasio González, «no es que haya disminuido sino que las cifras registradas del suicidio en menores han estado infraestimadas debido a la creencia de que los niños y niñas no pueden suicidarse».

El psicólogo apuesta por aumentar las investigaciones para «acercarnos a las razones de esta conducta en menores». Asimismo, recalca que pese a que hay estudios que apuntan a la falta de madurez emocional, el acoso escolar o la evitación experiencial ante situaciones sociales y familiares, «aún faltan estudios de calidad».

«La desesperanza puede derivar en depresión, psicosis o ansiedad persistente»


Desde el ámbito de la Psiquiatría, el factor principal que se esconde detrás de la conducta suicida es «la desesperanza que, normalmente, deriva en psicosis, depresión o ansiedad persistente», cuenta Vera y añade que este tipo de conductas se relacionan con «factores de estrés psicosocial múltiples, el desarrollo de traumas o el consumo de tóxicos».

Pese a que el suicidio, de manera directa, es «la consecuencia de un conjunto de situaciones», según Eduardo Vera «entre un 65 % y 70 % se debe a episodios depresivos y, dentro de esto, se encuentran las células endógenas que demuestran que hay un factor de heredabilidad».

La heredabilidad en la ideación y conducta suicida se relaciona «con las depresiones» que, además, son el diagnóstico más probable de «desembocar en suicidio», asevera el experto. No obstante, matiza que lo que se hereda no es la conducta suicida, «es la predisposición genética a tener patologías mentales que generen suicidiodebilidad, por ello tienen tanta influencia los traumas familiares». 

El suicidio infantojuvenil, gestión de emociones y acoso escolar


«Cuando llegan los conflictos a la vida de las personas menores como el dolor o la muerte, es común que tengan baja tolerancia y menos capacidad para gestionar sus emociones», afirma Eduardo Vera. El motivo principal: «La forma de entender, resolver y afrontar el Mundo que les rodea», subraya Anastasio González. 

En la otra cara de la moneda está el acoso escolar, una realidad con la que conviven un alto porcentaje de menores en la etapa infantojuvenil. Siete de cada diez infantes han sido víctimas de bullying en EspañaLa Fundación ANAR asegura que, entre 2012 y 2022, los casos atendidos por ideación suicida incrementaron un 23,7 %. Los intentos de suicidio un 25,9 %, lo que se traduce en un total de 906 intentos a lo largo del año 2022, concretamente hasta el mes de agosto.

Porcentaje de estudiantes que afirman que en su clase hay casos de acoso escolar. Fuente: Fundación ANAR

«El acoso escolar produce en la víctima un sufrimiento psicológico que puede desembocar en suicidio, sobre todo, porque lo ven como una salida a ese sufrimiento», asevera Anastasio. El psicólogo apuesta por una «mayor intervención, formación e implicación en Canarias», pero reconoce que «no es solo un problema escolar sino que es una crisis de valores, de educación y un problema social en el que debe involucrarse toda la ciudadanía». Desde su punto de vista, «es una insensatez dejarlo solo en manos de los centros educativos».

Mitos y ¿efecto llamada?


El suicidio está envuelto en multitud de mitos que dificultan el proceso de ayuda y recuperación. Entre estos se encuentra la creencia de que alguien que quiere quitarse la vida no busca llamar la atención. Tampoco lo dice. El suicidio es, según estos mitos, silencioso e invisible. 

«No se trata de llamar o no la atención. Se trata de señales que se hayan podido percibir o no», expone González. Asimismo, el psicólogo asegura que «muchas veces esas señales de alarma son identificadas cuando la persona se ha suicidado» y recalca que «los mitos se suelen usar para reducir el nivel de impacto en la sociedad».

El efecto llamada es otra de las cuestiones que acompañan, en este caso, a la visibilización del suicidio. Según el psicólogo, «más que un efecto llamada es un efecto copia», algo que ejemplifica citando el efecto Werther: «Hay un personaje de ficción que se quita la vida por desamor. El mito dice que, tras la lectura del libro, publicado en 1774, la juventud copió esa conducta».

A lo anterior, según González, se opone el efecto Papageno: «Un personaje de ópera que también decidió suicidarse por desamor. Sin embargo, tres espíritus evitan que lo haga porque le ofrecen otras opciones». A través de ambos ejemplos, el experto asevera que, tal y como dice el efecto Werther, «cuando en los medios se habla de la forma en la que alguien se suicida, hay personas que siguen la conducta». 

Recomendaciones del Ministerio de Sanidad para informar sobre suicidio. Fuente: Decálogo de recomendaciones del Ministerio de Sanidad

Desde su punto de vista, «hablar de suicidio no provoca efecto llamada». Es necesario hacerlo para ofrecer «atención real, efectiva y opciones diferentes que logren el efecto Papageno». Además, alude al decálogo del Ministerio de Sanidad, que explica cómo informar de estos casos de una manera constructiva: «Hay que evitar titulares atractivos y descripciones de los hechos».

«La medida más eficaz es el desarrollo de programas y servicios»


El tratamiento para quienes han intentado suicidarse «depende de las causas que lo provoquen», comenta Vera. El psiquiatra aboga por la prevención en salud mental,  la educación en las escuelas, el entrenamiento de las habilidades sociales o la capacidad de afrontamiento, informar sobre los riesgos de las redes y crear protocolos de actuación porque «la medida más eficaz es el desarrollo de programas y servicios».

En base a su experiencia, Anastasio González subraya que cuando alguien pide ayuda «lo primero es escucharle. Después, poner nombre a lo sucedido. Hay algunos informes hospitalarios en los que no se nombra la palabra suicidio».  Asimismo, González afirma que hay que valorar «los recursos de apoyo con los que cuenta esa persona y fomentar la intervención interprofesional que permita adquirir habilidades para afrontar la conducta hecha y las posibles recaídas».

En la actualidad, «el sistema público no da respuesta a esta problemática. Falta formación, tiempo y personal», denuncia el psicólogo que reconoce que es un proceso «lento por parte de quienes se implican en la recuperación». Para Eduardo Vera la solución debe partir de la esperanza: «Es necesario tomar conciencia de que en la vida se puede seguir adelante, fomentando la empatía social que nos hace sentir que hay salida y existe ayuda para encontrarla». 

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