El género negro aterriza en Candelaria con ‘El Halcón Maltés’

Cultura / Ocio

En la sala solo quedan un par de luces encendidas. Al fondo, una pantalla de setenta y dos pulgadas permanece congelada en el primer fotograma de la película. Los pocos cinéfilos que acuden a la cita se congregan como fieles en las primeras filas. Sobre los asientos, a los espectadores les aguarda un pedazo de papel que resume la ficha técnica de la película. Las campanas de la Basílica, anexa al Espacio Cultural donde el público espera a que lleguen los ponentes, entonan un canto repicado cuando dan las 19.00 horas. No parece existir un ambiente más propicio para el filme que está a punto de ser proyectado: El Halcón Maltés.

Como la joya robada que da título a esta ópera prima de John Huston, la cinta norteamericana de 1941 parece haber ganado con el paso de los años. La visión analítica y el sentido crítico lo aportan David Fuentefría y Sofía Ramos, profesor y estudiante del Grado de Periodismo de la Universidad de La Laguna. Ambos son miembros del Aula de Cine de la ULL y fueron ellos los encargados de conducir esta primera sesión de Cinefórum en el municipio de Candelaria.

Desde los primeros instantes, unos planos aéreos de la ciudad de San Francisco y un impertérrito Humphrey Bogart envuelto en la nube de humo que levanta su cigarrillo lo confirman: estamos ante un clásico instantáneo del cine en blanco y negro. Durante algo más de hora y media, el espectador reconocerá los elementos arquetipo del género policíaco: gabardinas por debajo de la rodilla, sombreros ladeados y pistolas infalibles.

Una cita obligada para los amantes del género negro


La historia comienza con la llegada de Brigid O’Shaughnessy (Mary Astor) al despacho del detective privado Sam Spade (Humphrey Bogart). Pronto se dará cuenta de que el Halcón Maltés, una joya perdida de incalculable valor, atraerá la atención de demasiados bolsillos. Así, lo que parecía un encargo rutinario, terminará convirtiéndose en una trama de engaños y segundas intenciones que sumirá a Spade en una encrucijada moral a vida o muerte.

“La estética noir es una de mis favoritas”, confiesa Sofía Ramos al inicio del debate. Los planos contrapicados y los virtuosos juegos de cámara no solo la hacen caer rendida a ella, sino que también encuentra adeptos entre el público. Fuentefría, por su parte, alaba el guion más allá de lo meramente visual. “Basado en la novela homónima de Dashiell Hammett”, explica, “Huston construye una obra de diálogos frenéticos más propia del teatro que de la gran pantalla”. En esta misma línea, el profesor también reconoció que se trataba de “una película compleja por su dinámica narrativa, muy distante a lo que acostumbramos a ver hoy en día”. Aseveró, de igual modo, que esta forma de contar las historias puede resultar ininteligible para la “generación del videoclip”.

Para amenizar el debate, Ramos también comentó algunas curiosidades que marcaban el filme desde detrás de las cámaras. Desveló, por ejemplo, que Bogart no había sido la primera opción para encarnar al detective Spade, que el padre del cineasta contaba con un cameo y que “el director y el protagonista masculino no se soportaban”. La ponente aplaudió, por otra parte, un hecho que a priori podría parecer anecdótico: “Es la primera vez en la historia del cine negro que los nombres de los actores principales (Bogart y Astor) aparecen en el cartel al mismo nivel, con el mismo tamaño y tipografía”.

Fuentefría: «El cine actual bebe de los grandes clásicos»


Con personajes que cargan todo el peso de la acción y escenarios pequeños y cerrados, esta película de culto se fue de vacío en los Premios Óscar de 1941. A cuenta de Mary Astor, Fuentefría apuntó que se ponía en tela de juicio que fuera capaz de dar el salto del cine mudo al sonoro. Tras muchas clases de dicción y logopedia, no obstante, logró ocupar papeles de protagonista hasta finales de la década de los cuarenta. Con respecto a Bogart, en cambio, Ramos señaló que desempeñaba el rol de un héroe típicamente americano que “racionaliza toda la situación y siempre toma la decisión correcta”.

Aunque ambos se mostraron críticos con respecto a la banda sonora, arguyendo que era “poco remarcable”, sí hubo cabida para alabar el trabajo de los dobladores españoles en esta película en concreto. El profesor universitario, por su parte, instó a los asistentes a realizar ciclos temáticos de cine clásico. “Al final”, aseguró, “las películas de hoy imitan en gran medida a los grandes clásicos porque son obras maestras perennes”. Según su visión, la narrativa pretelevisiva y el expresionismo alemán conjugaban un ambiente noir que abría una puerta a aquellos directores que buscaban salirse de la norma e imprimir su sello. Hitchcock, Tarantino, David Fincher y Alberto Rodríguez fueron algunos de los nombres de referencia que se citaron a lo largo de la noche.

Lo último sobre Cultura / Ocio

Ir a Top