La localidad tinerfeña es una de las más visitadas de la isla. Foto: Alberta Hernández

El desencanto de Bocacangrejo

Sociedad

Rodeado de pequeñas calas de callaos y casas de personas que se dedican a la pesca, podemos encontrar Bocacangrejo. Se trata de una reducida localidad perteneciente al municipio de El Rosario, en Tenerife. Sus habitantes lo describían como «un pueblito donde solo se escuchaban las olas chocando contra las rocas». Aquí conviven alrededor de unas quinientas personas. Sin embargo, tras la crisis del Covid-19 en 2021, el lugar pasó a ser uno de los sitios de parada indispensable para turistas y residentes de la Isla. 

Según cuentan sus habitantes, surgió inicialmente como una localización estratégica y conveniente para la entrada de contrabando en Tenerife. Al ser un lugar tan alejado de los espacios más frecuentados, permitía llevar a cabo la actividad sin que fuera rastreada. Aunque, también sostienen que siempre fue un pequeño pueblo de personas dedicadas al sector pesquero, quienes sustentaban a las familias vendiendo los peces que cogieran en los rincones de la costa.

No fueron sus espectaculares vistas al Atlántico o el encanto de las calas de roca volcánica lo que nos cautivó, sino los corazones de Rafael Marichal, que, de la noche a la mañana, viralizaron al pueblo en redes sociales como TikTok o Instagram. Se convirtió en una de las personas más populares del pueblo, y asegura que al lugar «le faltaban corazones» y es por ello que buscó inspiración en su madre y su familia para darle color y vida a aquella parte Bocacangrejo, junto a su casa y una pequeña playa. No obstante, jamás pensó que sus pinturas tuvieran tanta repercusión a nivel nacional e incluso mundial, pero «así, con una cosa tan simple, surgió y lo hice con la mayor ilusión posible».

Ahora la casa de Rafael M. es la única con corazones pintados. Foto: A. Hernández

«Los corazones de Rafa destrozaron la esencia del lugar»


Por otro lado, quienes residen en la zona mostraron su malestar con los efectos negativos que habían traído los corazones, como los ruidos excesivos y basura en las playas y callejuelas. Además, tal y como comentan sus habitantes, se llegó a cambiar el nombre de la Playita de Bocacangrejo por la Playita de los Corazones. Por sus estrechas calles solían pasar entre quinientos y seiscientos turistas al día, quienes llegaban en busca de aquellas coloridas figuras «para sacarse la foto e irse», como recalca un vecino.

Sin embargo, una mañana en el mes de septiembre, los famosos corazones aparecieron tachados con pintura negra. Se desconoce todavía a la persona responsable del hecho, aunque se cree que pudo haber sido el mismo vecindario cansado del vaivén de personas que se aglomeraban en él. La gran mayoría de habitantes de Bocacangrejo cree que «sin duda alguna, los corazones de Rafa destrozaron la esencia del lugar». Finalmente, Marichal, apenado por aquel suceso, decidió pintar de blanco sobre las figuras y ahora Bocacangrejo ha vuelto a la «normalidad».

“Contar historias es la esencia del periodismo. Las historias son las que nos conectan como seres humanos.” Juan Cruz.

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