«Mi proyecto de sostenibilidad combina plástico y ceniza»
Paola Barreto no soñaba con ser diseñadora desde niña. De hecho, en su infancia la moda no era parte de su imaginario. Creció en La Palma, una isla donde lo artístico sí estuvo siempre presente en su vida. Fue su vena creativa la llevó primero a estudiar Bellas Artes y la que terminó por abrirle paso al diseño de moda. Todo cambió cuando su madre le regaló una máquina de coser. «Yo siempre mandaba a arreglar mi ropa y mi madre decidió regalarme una máquina, ahí empezó todo», cuenta. La primera prenda que creó fue un bikini. Desde ese momento entendió que por ahí iba su camino.
Tras completar sus estudios en arte, se trasladó a Madrid para formarse en Diseño de Moda en la Universidad Nebrija. «Para mí fue un sueño cumplido. Siempre he sido una persona a la que le gusta ver cosas nuevas, conocer, y estar en Madrid estudiando lo que me llena es un regalo», afirma. Barreto no ha dejado de trabajar con ilusión y entrega. Además, comenzó a grabar sus procesos creativos y compartirlos en redes sociales, algo que le ha dado visibilidad y le ha abierto puertas inesperadas, como el casting para el programa Maestros de la Costura.
«La moda es una forma de conectar con las personas»
Aunque al principio soñaba con ver sus diseños en la Fashion Week, con el tiempo su perspectiva ha cambiado. La superficialidad de ciertos espacios de la industria no la representan. «No me gustaría que meses de trabajo se resumieran en cinco minutos de desfile donde no se aprecie todo el proceso. Para mí, la moda es una forma de conectar con las personas, no solo de mostrar algo bonito», dice con convicción.
Su estilo tiene un sello claro: colores neutros. La diseñadora apuesta por una paleta compuesta por blancos, beiges y tonos suaves. «Siempre me han dicho: ‘¡Paola, hay más colores!’ Pero es que eso es lo que me representa», admite entre risas. Más allá del color, también encuentra inspiración en referentes como Daniel Roseberry, director creativo de Schiaparelli. De hecho, uno de sus primeros vídeos virales en redes fue un diseño inspirado en esta firma, con el que obtuvo matrícula de honor en la universidad: «Mostré el proceso completo, y la respuesta fue increíble. Sentí que la gente valoró el esfuerzo detrás de cada prenda».
La sostenibilidad es un pilar clave en su visión como diseñadora. «Todos sabemos que la moda es una de las industrias más contaminantes. Por eso, quienes estamos dentro tenemos la responsabilidad de hacer las cosas de otra manera», explica. Lo tiene claro, su marca jamás será parte de la sobreproducción, en su lugar, defiende una moda lenta, consciente, donde cada prenda tenga un propósito. «Si algún día tengo mi propia firma, haré producciones bajo pedido. Quiero que la clientela entienda que vale la pena esperar por algo hecho con intención», confirma.
«El volcán me enseñó que de lo malo también puede surgir algo bueno”
Su propuesta fue reconocida en los Green Walk Awards 2024, donde presentó un diseño confeccionado con plástico reciclado, redes de pesca y ceniza volcánica. Una fusión poderosa y simbólica. «Soy de La Palma y cuando el volcán explotó sentí que tenía que hacer algo con ese dolor. Convertirlo en arte fue mi forma de sanar y de visibilizar lo que vivimos en la Isla», expresa. Además, asegura que «quería que la gente entendiera que de algo catastrófico pueden surgir ideas especiales».
Actualmente, está centrada en su Trabajo de Fin de Grado, un proyecto que une sostenibilidad y tradición, investiga los trajes típicos de La Palma, prendas que duraban generaciones y que transmitían historia. «Me emociona poder darles visibilidad a estas técnicas artesanales», declara. Asimismo, aclara que «deseo que la gente joven entienda que antes se vestía sin dañar el planeta, y que esas prendas tenían alma». Paola no solo diseña ropa, diseña con sentido. Su camino no está hecho de modas pasajeras, sino de valores firmes, raíces y una creatividad que nace del corazón.
