El entrenador y coach deportivo sostiene que el mundo del deporte atraviesa una etapa de excesiva competitividad. Foto: V. D.

Iván Paredes: «El deporte debe volver a ser un espacio de disfrute»

Deportes

Iván Paredes, entrenador titular en la Escuela Municipal de Fútbol Adeje y coach deportivo, sostiene que el mundo del deporte atraviesa una etapa de excesiva competitividad que ha dejado de lado su valor más esencial: el disfrute. En su experiencia, la formación emocional del deportista resulta tan importante como el rendimiento físico, especialmente en edades tempranas. Su trayectoria arrancó a los dieciséis años con un objetivo claro: dedicarse al entrenamiento profesional. Sin embargo, con el paso del tiempo, su mirada se amplió hacia el coaching y el desarrollo de vida de cada individuo.

A día de hoy su enfoque se basa en acompañar no solo a deportistas a través de procesos de mejora que impactan tanto en el rendimiento como en su vida cotidiana. Asegura que no existe una edad mínima para abordar la gestión emocional: «Muchas veces se subestima al niño por tener seis años, como si no tuviera emociones. Y claro que las tiene. Lo que cambia es cómo aprende». Bajo esta perspectiva, promueve una educación deportiva que estimule la autoconfianza y el pensamiento propio desde temprana edad.

«Hay muchas barreras emocionales y sociales que impiden a la gente moverse. Yo quiero romper con eso»


Frente a la presión o la frustración que enfrenta cada atleta, Paredes apuesta por un liderazgo horizontal: «Cuando un entrenador se coloca a la misma altura que el jugador, se genera confianza. Y desde ahí, se construye». En lugar de imponer soluciones, su estilo se basa en acompañar procesos que diferencian el papel de psicología tradicional. Sobre esta cuestión apunta que «la psicología propone herramientas. El coaching, en cambio, hace preguntas para que sea la propia persona quien encuentre sus respuestas».

Entre sus experiencias más significativas se encuentra su paso por Irlanda, donde entrenó en contextos culturales muy distintos. «Lo más valioso no fue el idioma, sino entender otras formas de ver el deporte», afirma. Ese viaje reforzó su convicción de que los resultados deben ser una consecuencia, no una obsesión. Actualmente, trabaja en un proyecto ambicioso: construir un espacio deportivo inclusivo, donde también tengan cabida aquellas personas que nunca se atrevieron a iniciarse en el deporte. «Hay muchas barreras emocionales y sociales que impiden a la gente moverse, yo quiero romper con eso», subraya.

A quienes quieren empezar en el mundo del coaching o del deporte aconseja que no dejen que el miedo decida:«No se trata de lo que arriesgas, sino de todo lo que puedes ganar: experiencias, aprendizajes, confianza».