Andrés González Novoa es docente en la Universidad de La Laguna, escritor, narrador, dinamizador y actor. En especial, se ha dedicado a la literatura infantil. Ha publicado libros que forman parte del Proyecto Leer Canarias, vinculando a más de cien centros públicos de las Islas. Entre sus obras están Mi primer cuento, Los cuentos no regalan besos, Los cuentos no tienen miedo o El color de los sueños. Ha sido elegido por la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa como autor a ser estudiado por los escolares en el II Congreso de Jóvenes Lectores de Tenerife. Es miembro del consejo editorial de la colección A toda vela de Maresía Editorial y de la revista internacional de narración oral Mnemósyne.
¿Qué le hizo escribir libros de literatura infantil? “Supongo que todo empieza porque hay una persona que te inspira o que, por lo menos, te regala un espacio nuevo. En este caso fueron Ernesto Rodríguez Abad y Benigno León, dos profesores que tuve, uno en Magisterio y otro en Periodismo. Uno me introdujo en el mundo de los cuentos porque me invitó hace 20 años al Festival del Cuento de Los Silos y reconozco que ahí encontré mi espacio. En cambio, ‘Nino’ es una persona que me hace amar profundamente la literatura y encontré que aquel era el espacio en el que mejor iba a responder. Es un formato de relato breve que precisa de una economía del lenguaje interesante. Además, tocaba mucho lo personal porque me recordaba casi a la infancia, a volver a jugar con las historias y ahí empecé a escribir literatura infantil y juvenil”.
¿Cómo se introdujo en el mundo laboral y pudo dedicarse a ello? “Empecé a trabajar con ambos profesores. Por un lado, con las lecturas y, por otro, con la escritura. En un momento dado, gracias a Ernesto que habló bien de mí a un editor, me ofrecieron empezar a escribir cuentos. Yo ya había tenido una trayectoria con él de casi 10 años. Contábamos cuentos en escuelas y hacíamos teatro juntos».
«Escribir es algo que hago a diario, forma parte de mí»
¿Su literatura va dirigida directamente a los niños o también se dirige a otro tipo de público? “Esto ya es una visión personal: yo no escribo para una edad en concreto, intento escribir una buena literatura. Las edades las ponen los psicólogos o los pedagogos, pero yo creo que la buena literatura no tiene edad. Hay libros u obras que podemos recordar: Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan o Momo. Parto de la idea que aprendí en África y América Latina cuando observas a las personas mayores contando historias: te das cuenta de que no tienen edad, que en función de que tú vayas creciendo, vas entendiendo detalles concretos de esa misma historia. Yo, personalmente, intento escribir buenas historias”.
¿Ahora mismo está escribiendo algo? “Siempre escribo. Que sea publicado o no es un proceso que ya lleva mucho más tiempo. Tengo una manía que heredé de Rafael Arozarena: cuando termino algo que me interesa contar, lo guardo en un cajón y lo dejo dos o tres meses. Si después de ese tiempo me sigue apasionando, es cuando empiezo a profundizar en él. Escribir es algo que hago a diario, forma parte de mí, me gusta. Es un buen ejercicio, me permite desconectar, me permite reflexionar. El papel o la pantalla se han convertido quizás en mi psiquiatra o mi psicólogo”.
¿Piensa publicar algún libro este año? “Acabo de terminar un libro con Ernesto y con Pepa Aurora que presentamos ahora. Es sobre leyendas canarias, utilizando o recuperando las historias de las mujeres. Además, estoy escribiendo la tercera parte de una saga de superhéroes que tengo para adolescentes. También para adultos tengo dos novelas estructuradas, pero que entiendo que por lo ambiciosa que supone, me van a llevar por lo menos 10 o 15 años porque me toca investigar mucho, me toca viajar para confirmar ciertas intuiciones que tengo”.
¿Se ha planteado escribir otro género? “Claro. Por ahora me estoy adentrando en el teatro, es una de mis pasiones con la que empecé hace años en la Universidad, con la que conocí a Ernesto y me puse a su servicio como actor. Ernesto me ofreció la oportunidad de dirigir a la compañía de los Silos y ya escribí un texto el año pasado para el festival. Ahora estoy empezando a recuperar el ‘gusanillo’. En ese sentido, estoy trabajando en un proyecto con el Teatro Cuyás, Nuevas voces, en el que profesores y directores nos dan clases de dramaturgia”.
«Me estoy adentrando en el mundo del teatro»
En comparación con la escritura, ¿le gusta más la rama del teatro? “Cada una tiene su sentido. Lo que me gusta del teatro es que me permite meterme en la mente de los personajes, me gusta mucho ver cómo las personas llegan a sorprenderme y actuar con libertad. En cambio, en el cuento me gusta más que los personajes no resulten tan importantes y que sea la historia la que vaya a cuchillo. En función del formato, encuentro espacios nuevos para la reflexión y diferentes estilos para contar la historia de una manera u otra. No encuentro que una me guste más que otra. En todas descubro ciertos elementos que me resultan interesantes”.
De los libros que ha escrito, ¿tiene algún favorito? “Si me pongo de forma objetiva, yo espero que el último siempre sea mejor que el primero. Luego te das cuenta de que el primero tiene una frescura que el último no tiene. Siempre me propongo que lo que vaya a publicar sea honesto conmigo mismo, no intento aparentar lo que no soy, pero también intento que no sea menos de lo que puedo dar. A partir de ahí intento que todos lo libros sean lo mejor que pueda hacer”.