¿Te resulta desagradable escuchar a alguien mascar chicle, chasquear los labios o incluso respirar? Puedes padecer misofonía o síndrome de sensibilidad selectiva al sonido, una alteración que produce decremento en la tolerancia a determinados sonidos. Así, un sonido de intensidad relativamente baja puede desencadenar en una respuesta desproporcionada por parte del sistema nervioso autónomo y el sistema límbico. Ante tal sensibilidad acústica, los mecanismos de reacción tienden a ser, en ocasiones, muy fuertes. Los sentimientos de agresividad suelen ser mayores cuando los sonidos provienen de personas con las que el perjudicado comparte lazos emocionales.

‘Deltas Lávicos del Volcán Tajogaite’, una exposición fotográfica en la ULL
La Facultad de Ciencias acoge una muestra con imágenes que documenta la