¿Te resulta desagradable escuchar a alguien mascar chicle, chasquear los labios o incluso respirar? Puedes padecer misofonía o síndrome de sensibilidad selectiva al sonido, una alteración que produce decremento en la tolerancia a determinados sonidos. Así, un sonido de intensidad relativamente baja puede desencadenar en una respuesta desproporcionada por parte del sistema nervioso autónomo y el sistema límbico. Ante tal sensibilidad acústica, los mecanismos de reacción tienden a ser, en ocasiones, muy fuertes. Los sentimientos de agresividad suelen ser mayores cuando los sonidos provienen de personas con las que el perjudicado comparte lazos emocionales.

‘Macu’ y el arte de sus raíces
La artista presentó su sexta exposición individual, 'Raíces y resonancias', en el