«Las personas en Oriente Medio son solo números porque están muy lejos»

Ciencias Sociales y Jurídicas

La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias puso en marcha en el año 2015 el proyecto Paz en construcción, una actividad que se presenta con la intención de crear conocimiento e impactar en el alumnado a través del trabajo del fotoperiodista Alberto Hugo Rojas, tras su paso por países en guerra. Esta iniciativa intenta ubicar a los más jóvenes en una situación de aprendizaje que, aunque aparentemente lejana a su realidad, constituye un referente diario en los diferentes medios informativos.

¿Qué destaca de su actividad como fotoperiodista? “A día de hoy una gran parte de nosotros somos freelance. Eso quiere decir que tenemos que gestionarlo todo. Además, es una profesión de riesgo al 100 % donde tú pagas todo con el dinero que ganas. También es verdad que muchos no lo hacemos por lo que podamos ganar, pero es una profesión que debería estar mucho mejor valorada”.

¿Cómo vela por su seguridad en un territorio que está en guerra? “Pertenezco a Reporteros Sin Fronteras, pago mi cuota y cuando quiero ir a un sitio pido un chaleco antibalas y un casco por el que abono una fianza. Y si quiero un seguro de vida me lo tengo que pagar yo. Este proyecto lo hago con mis propios recursos y cuando no estás respaldado por grandes medios como la CNN o Televisión Española tu seguridad pasa un poco a segundo plano. La seguridad depende de uno mismo».

¿En qué países ha estado y qué es lo que intenta transmitir con su trabajo? “He estado en Irak, Siria, Gaza, Palestina, Israel, Río de Janeiro, Francia o Jordania. Empecé a trabajar en esto desde muy joven. Ahora mismo podría dedicarme a vender fotos a los medios y ya está, sin embargo, suelo guardar este material y usarlo en charlas o subirlas a mis redes sociales, porque termino viendo que tienen más sentido e impacto poner mi trabajo en manos de niños y niñas que publicarlas. He conocido a personas que me piden el favor de que le cuente al mundo lo que están viviendo allí, como es el caso de las chicas kurdas que luchan en la guerra. Me piden que traslade que ellas existen”.

«En la guerra hay vida, una vida muy dura»


Se ha especializado en infancia y mujeres. ¿Qué le llevó a escoger este tema? “Son los que más sufren. Cuando viajas a estos sitios te cansas de ver a niños morir y a mamás sufrir. Te preguntas qué sentido tiene todo eso. Suelo centrarme es estos dos puntos y visibilizar situaciones muy puntuales, como la educación, sanidad, el trabajo de organizaciones y destacar que en la guerra hay vida, una vida muy dura. La gente sigue haciendo su vida, los niños van al cole, pero hay bombardeos, atentados, secuestros… Eso reflejo en mi trabajo y lo transmito en los centros educativos. Intento que se reflexione y se conozca la realidad diaria de esas personas. La base de mi trabajo son los niños allá y aquí».

¿Cuál es la parte más dura de su profesión? “Ver muchas cosas que la mayor parte del tiempo pasan desapercibidas o el resultado de los conflictos que se convierten en números. Y esos números son personas. Los números se convierten en personas cuando el suceso sucede cerca de nosotros, pero las personas en Oriente Medio son solo números porque están muy lejos. Se ha creado una insensibilización terrible».

¿Qué le parece el tratamiento que, en general, hacen los medios de comunicación del actual estado de alerta terrorista? “El tratamiento de los medios de comunicación ante estos temas es muy triste. Los medios están para tranquilizar e informar con datos objetivos. Deben evitar la especulación y causar miedo. Estamos en el nivel más bajo de atentados terroristas en Europa y en el más alto de alerta social. Nos olvidamos que teníamos a ETA y a otros grupos que mataban en Europa. Ahora, todo se propaga en una dirección: musulmanes y personas de determinados sitios y con una religión. El problema es la generalización y creer que una parte representa a toda la población”.

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