La tecnología, vital en periodos de confinamiento. Foto: PULL

Cuarentena tecnológica

Opinión

Corren tiempos difíciles. Calles vacías, comercios cerrados y personal sanitario se enfrenta a la temida pandemia de COVID-19, una enfermedad respiratoria infecciosa que no había sido detectada en humanos hasta la fecha y que, por lo tanto, carece de tratamiento. Quién lo diría. Si me hubiesen contado hace unas semanas cuando disfrutaba de los carnavales que nos íbamos a encontrar con semejante panorama no hubiera dado crédito, pero aquí estamos.

Día a día me da la sensación de estar viviendo en una simulación continua. Las horas pasan y siempre sigo la misma rutina, supongo que como todos. Me despierto, desayuno algo, termino los trabajos pendientes on line, hago deporte con los diversos ejercicios que Patry Jordan sube a Youtube, ayudo a mi madre a cocinar recetas con la iniciativa Cookingfest de Thermomix y por las tardes, disfruto de los conciertos virtuales que mis artistas favoritos hacen a través de Instagram. ¡Bendita tecnología! Puede parecer raro que yo como mujer de la Generación Z me alegre de poder contar con algo con lo que he vivido desde que tengo uso de razón pero… ¿Qué habría sido de nosotros hoy sin la evolución tecnológica?

Si alguna vez han hablado de esto con sus padres, abuelos o bisabuelos seguro que les habrán explicado, como a mí, que los tiempos de antes eran más difíciles. Bueno más que difíciles, diferentes. Y no, no me refiero a diferentes en cuanto a ideologías, legislaturas o mercados, que también, sino al gran avance tecnológico de un siglo a otro. Es complicado conocer con exactitud de qué manera hubiera afectado esta situación setenta  años atrás, aunque lo podemos intuir: medicina poco avanzada, telecomunicaciones casi inexistentes…

Quizás podríamos equipararlo, exagerando o no, a las guerras de aquel entonces en las que la gente también saturaba las pequeñas tiendas y temían perder a sus familiares. O eso es lo que le contaba mi bisabuela a mi madre. Resulta irónico pensar que mientras nuestros abuelos protegían a España saliendo a la calle, hoy la única forma de mantener a nuestra población a salvo es quedándonos en casa.

«Somos personas privilegiadas. Tenemos la suerte de que el mundo ha evolucionado»

Es gracioso. Muchas veces hacemos debates sobre cómo las nuevas tecnologías resultan perjudiciales para la sociedad. Incluso, hablamos de dependencia, trastornos y vulnerabilidad de la privacidad, sin embargo, en ocasiones como estas deberíamos centrarnos en lo que nos aportan.

Respondiendo a la pregunta que hice al principio, no, no seríamos nada si en nuestras vidas faltara la tecnología. Posiblemente estaríamos igual o peor que hace unas décadas. Existiría una mayor tasa de mortalidad porque la tecnología médica no avanza, nos enfrentaríamos a una economía más pobre por el lento crecimiento de las empresas  y, además, la educación se quedaría estancada por falta de material y oportunidades.

Así que sí, somos personas privilegiadas. Tenemos la suerte de que el mundo ha evolucionado. Redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea o, simplemente, el invento del teléfono, en una crisis como la que está causando el coronavirus, son vitales para hacernos seguir adelante. Entre otras cosas, facilitan la comunicación, sirven a modo de entretenimiento y nos mantienen informados superando las fronteras del tiempo y el espacio.

En momentos complicados como estos, no hay nada más reconfortante que saber que por muy graves que sean las situaciones a las que nos enfrentemos la tecnología estará ahí para ayudarnos a afrontar cualquier dificultad que se presente.

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