Corea sin norte

Opinión

Corea del Norte se ha posicionado durante estos últimos años como una de las mayores potencias militares, curiosamente con una economía 50 veces más pequeña que la de sus vecinos: Corea del Sur. El régimen de Kim Jong Un ha logrado poner en jaque a las grandes potencias y representar un claro peligro para la paz y seguridad mundial con sus numerosas demostraciones de armamento nuclear. En concreto, han sido 81 ensayos con misiles, el último este jueves 28 de noviembre. Con ellos han desafiado a la comunidad internacional y a la ONU, la cual les ha impuesto unas duras sanciones económicas que han quedado en agua de borrajas. Y es que a pesar de todo, 2016 fue un buen año económico para Corea del Norte, ya que según el Banco Central de Corea del Sur, su PIB creció un 3,9 %, la tasa más alta desde el año 1999. Curioso.

En este desafío emerge la figura del controvertido presidente estadounidense Donald Trump. Como si se tratara de un duelo al sol, propio del lejano oeste y con el ego como pistola, ambos han entrado en una guerra dialéctica infantil que, por ahora y gracias a Dios, no ha ido a más. No somos conscientes de lo que estos dos niños grandes pueden provocar. Ese es el problema. Nos quedamos en la superficie, en los motes que se profesan el uno al otro, en el peinado de Kim Jong Un, en el tupé y las excentricidades de Trump… y no en pensar más allá, en pensar en lo que supondría para el mundo una guerra de este calado.

Según la ONU, solo un 16 % de los hogares del país tienen unos estándares de consumo alimentario aceptables


Hablando de quedarse en la superficie, ¿alguien se ha preguntado en qué situación están los norcoreanos? Lo cierto que es difícil saberlo. Por no saber no sabemos ni la edad exacta de su dirigente, así que es necesario bucear mucho para poder romper el hermetismo del Régimen. Hoy, Corea del Norte es uno de los países que más viola los derechos humanos según la Organización de las Naciones Unidas. Nula libertad de expresión, un servicio militar obligatorio (el más largo del orbe) con condiciones insalubres, un sistema de salud deficiente, gastos desorbitados en monumentos de culto a su líder, los ocultos gulags donde los presos son torturados hasta la muerte y, sobre todo, los déficits alimentarios. Solo un 16 % de los hogares de todo el país tienen unos estándares de consumo alimentario aceptables, según la ONU.

Un país pobre en su cara escondida, pero que destina cerca de la mitad del presupuesto nacional al ámbito militar, al ejército, el clavo ardiendo al que se agarra el tirano asiático para sobrevivir en el cargo y en su locura transitoria. El actual dirigente se ha desmarcado del legado que creó su abuelo, dejando a un lado las negociaciones y las relaciones internacionales. Tanto es así, que hasta su único amigo, China, se ha ido alejando para acercarse más a Estados Unidos.

30 000 norcoreanos han huido hacia Corea del Sur desde la guerra de los 50


En medio de este panorama desolador viven 25 millones de norcoreanos. Muchos de ellos desean huir o desertar, pero, seguro, temen que se repita la historia de la guerra de los 50, que dejó cuatro  millones de muertes. Desde entonces, cerca de 30 000 han huido hacia Corea del Sur, principalmente a través de China. El último de ellos, el pasado 13 de noviembre: un soldado que logró atravesar la frontera entre los disparos de sus compañeros.

Se trata de un nuevo problema que se le presenta a un Kim Jong Un, que, con todo, ha roto su tregua y prosigue desarrollando su tecnología militar. Las malas lenguas dicen que se trata de una estrategia de cara a un futuro ataque en 2018, en concreto en los Juegos de Invierno de su vecino meridional. Esperemos que sean solo eso, malas lenguas, y que se busque la necesaria salida al conflicto. Una solución que no pasa por la diplomacia o la fuerza militar, sino por la disuasión y contención con sanciones económicas más estrictas y a través de la unión y valentía de toda la comunidad internacional, en especial, China.

Esta es la única manera de que Kim Jong Un afine su brújula y encuentre el norte que él y su Corea perdieron hace años.