Alumno de primaria. Foto: D. Noda

La digitalización en las aulas

Sociedad

Escribir, borrar y tachar : acciones cotidianas que durante años formaron parte del proceso de aprendizaje infantil. Hoy, muchas de ellas han sido sustituidas por teclados táctiles, aplicaciones interactivas y plataformas educativas digitales. En los últimos años, la digitalización ha transformado el entorno escolar, pero también ha generado interrogantes en torno al impacto que tiene en el desarrollo cognitivo del alumnado.

«Principalmente hay un déficit de atención enorme», asegura Sheila Melo, pedagoga, y advierte que «cuando hay un uso excesivo de pantallas afecta la capacidad de concentración». No es una impresión aislada. Cada vez más profesionales coinciden en que la exposición temprana a las pantallas está dejando consecuencias notables en los procesos de aprendizaje.

En el aula, el efecto se hace evidente. Alfonso Campuzano, docente en el CEO Bethencourt y Molina, en Santa Cruz de Tenerife ha notado un cambio significativo: «La diferencia es bastante notable, sobre todo desde la generación de la pandemia». Para él, gran parte del problema radica en la pérdida de práctica y rutina con la escritura manual: «No tienen rutina de escritura, y todo viene dado por esa falta de práctica. Además advierte que al avanzar al  primer ciclo de primaria, la caligrafía pierde protagonismo. De hecho, asegura que docentes universitarios han manifestado que el nivel caligráfico del alumnado es insuficiente.

«La escritura a mano es muy importante»


El acceso constante a dispositivos digitales está alterando también el modo en que se construye el pensamiento. Melo explica que «hay una tendencia al pensamiento fragmentado», donde el alumnado «no están concentrados en algo concreto» . Incluso cuando están realizando una tarea escolar, «el simple hecho de tener un iPad delante ya hace que no la hagan como deben». La escritura manual, que requiere concentración, planificación y coordinación motora, está siendo desplazada por métodos más rápidos, pero también más superficiales.

Desde la consulta médica, las señales también son preocupantes. Catalina Sierra, pediatra, observa una tendencia clara: «Veo en la consulta que el alumnado tienen un defecto de vocabulario impresionante». Lo atribuye directamente al uso intensivo de pantallas, y recalca que «no saben escribir y que no saben expresarse».

El daño no solo es lingüístico. La ausencia de escritura manual también compromete áreas fundamentales del cerebro. El doctor Francisco Cuevas expone que: «Escribir a mano activa zonas del cerebro distintas a las que se utilizan al escribir en una pantalla», y advierte que si se sustituye completamente la escritura manual, «no se terminan de desarrollar las áreas cerebrales relacionadas con la escritura». Esto afecta directamente la memoria, el lenguaje, el razonamiento y otras funciones esenciales del desarrollo cognitivo infantil.

Estudiantes de primaria reforzando la escritura manual. Foto: D. Noda

Por otro lado, «Estamos retrocediendo», advierte Melo. «Volvemos a ser analfabetos como antiguamente», añade, en referencia al deterioro de la expresión escrita, la comprensión lectora y la ortografía. Según cuenta, cada vez hay más casos de discalculia, de escritura en espejo, y de alumnado de sexto de primaria con caligrafía propia de cursos menores. «La caligrafía no va acorde a su edad», confirma, quien insiste en que ya en los primeros ciclos de primaria «la escritura no se tiene tan en cuenta, cuando debería ser al revés».

La causa no es el uso puntual de la tecnología, sino el exceso y la falta de equilibrio entre lo digital y lo tradicional. «El exceso de estímulo satura la capacidad del cerebro», advierte Melo. Por eso, profesionales de distintas áreas coinciden en la necesidad de limitar y regular el tiempo que los menores pasan frente a pantallas, especialmente durante la etapa escolar. «Hay comunidades autónomas, como la andaluza, donde ya está limitado el uso recreativo de estos dispositivos en los centros escolares», comenta el doctor Cuevas, quien defiende un modelo mixto: «Sería partidario de hacer un modelo híbrido, con tecnologías digitales, pero también con las tradicionales».

Para la pedagoga, la solución no pasa por eliminar lo digital, sino por encontrar formas pedagógicas más equilibradas y motivadoras. «Hay que darle estímulos para trabajar la escritura, el lenguaje, las matemáticas, trabajar todo tipo de ámbitos dentro de la educación», asegura. Sugiere usar juegos manipulativos, escritura creativa o incluso técnicas visuales para estimular el aprendizaje sin depender exclusivamente de una pantalla. «La escritura a mano es muy importante», insiste.

Hoy, en muchas aulas, el teclado ha sustituido al lápiz, y el corrector ortográfico ha relegado a un segundo plano las reglas gramaticales. Pero el desarrollo del alumnado no se mide solo por su habilidad para usar una tablet, sino por su capacidad de razonar, de concentrarse, de expresar una idea con claridad. Y eso, para muchos expertos, comienza con algo tan básico como escribir una palabra a mano.