ApS: aprender haciendo

Sociedad

En la actualidad existe una necesidad real de mejorar la adquisición de competencias por parte del estudiantado. Para tratar de cubrirla existen novedosas metodologías. El Aprendizaje-Servicio es una de ellas. No se trata de una nueva forma de enseñanza, ya que lleva más de veinte años presente en España, pero sí una gran desconocida. Consiste en una propuesta educativa que combina el aprendizaje de las aulas con el desarrollo de un servicio a la comunidad con el fin de satisfacer una exigencia social. Quienes participan, en resumidas cuentas, aprenden haciendo.

Hasta hace unos años, su implantación en la Universidad no abundaba. Como consecuencia, el desconocimiento sobre su existencia era un atraso para el colectivo estudiantil que perdía posibilidades de construir y mejorar competencias. Tras tomar consciencia de ello, la ULL ha intentado revertir la situación incrementando su recurrencia tanto a programas de esta naturaleza como a trabajos colaborativos.

Proyecto Ecocomedores


Junto con el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) y  la organización Ecocomedores, el estudiantado del grado de Educación Primaria, junto con Francisco Javier Amador,  docente en la Facultad de Economía, Empresa y Turismo de la ULL, llevaron a cabo esta idea.

Las intervenciones del alumnado se realizaron en el CEIP Prácticas Aneja situado en La Laguna. Su labor consistió en mostrar desde un punto de vista educativo el ciclo de vida de los alimentos: desde que se recolectan, su cocinado y consumo hasta, finalmente, el compostaje o reciclaje.

Para comenzar, se dividieron las labores en tres fases. En la primera de ellas, «antes», se trató de exponer en el colegio el proceso necesario para obtener los productos y la llegada de estos a los comedores. La fase de «durante» consiste en la elaboración de los menús y el cocinado de los alimentos. Por último, «después» abarca desde el consumo de la comida hasta los desechos y el compostaje. El ApS no se limita a una simple intervención en los colegios sino en el hecho de poder estar en contacto con el ámbito escolar y la experiencia adquirida.

Una alumna del CEIP  Prácticas Aneja escribió una carta para agradecer la intervención en su colegio. Foto: PULL

Futuro Saludable


La iniciativa pertenece a la segunda convocatoria de Ingenia. Fue planteada por estudiantes de Enfermería que se han enriquecido de este proyecto trasladando la educación universitaria derivada de algunas asignaturas como Bioquímica o Antropología y poniéndolas en práctica en la sociedad. Se planteó un problema: el alto índice de obesidad en la población adulta e infantil en España. Para actuar, el plan consistió en dar formación en Primaria con el fin de detectar conductas de riesgo y educar sobre salud con el objetivo de implementar hábitos de alimentación saludables y fomentar actividades beneficiosas como extraescolares, deporte, etc.

Por otro lado, Futuro Saludable reivindica la importancia de contar con la figura de enfermera o enfermero escolar en los centros educativos para desempeñar algunas labores que no controla el profesorado ya que no tiene conocimientos o formación en ello: administrar insulina, hacer un cribado o impartir educación sexual.

Presentación del proyecto en la segunda convocatoria de Ingenia. Foto: PULL

En la actualidad, se percibe la obligación de repensar, reinventar y reconvertir. Las metodologías se convierten en uno de los elementos más relevantes para lograr el oportuno desarrollo de la actividad universitaria. Jorge Miguel Férnandez es profesor de Secundaria. En 2020 pidió una excedencia y firmó un contrato con la ULL con el objetivo de salir de su zona de confort y enfrentarse a nuevos retos. Así, se inició con el Aprendizaje-Servicio universitario en el ámbito de la actividad física y el deporte y su aplicación en contextos socioeducativos vulnerados. El trabajo fue galardonado en el año 2021 con el X Premio a la Innovación y Transferencia Educativa del Día Institucional de la Universidad de La Laguna.

¿Cómo surgió el proyecto? «Formaba parte de una asignatura del máster de docente de secundaria en la especialización de educación física. Nosotros planteamos al CIEM Valle Tabares y a la Universidad la iniciativa y fue aprobada con dotación económica. Antes de aplicar ApS hicimos un curso para darle al alumnado las herramientas necesarias para intervenir con residentes del centro. A partir de aquí, se realizó la intervención».

¿Quiénes participan en el encuentro? «Convivimos con 20-25 residentes del CIEM que se encuentran en la frontera en la cual si no se interviene son difíciles de reinsertar pero si se interviene es muy fácil de darle la vuelta a la situación».

¿En qué consiste el encuentro sociodeportivo? «Primero, nos reunimos y compartimos las ideas de juegos. Finalmente, en el día del encuentro se realizan, tanto por el estudiantado de la ULL como los propuestos por el CIEM Tabares. No obstante, tiene un papel muy importante la merienda que realizamos al finalizar porque es ahí donde verbalizamos las experiencias que han vivido, cómo se sienten, etc. Eso sí, nunca les preguntamos el por qué están allí».

¿Cuáles son las claves en esta iniciativa? «Se trata de mejorar la responsabilidad social que tenemos como docentes y estudiantado. Damos con la clave del aprendizaje. Arraigamos en el estudiantado del máster la importancia de actuar en la sociedad. Tras las acciones realizadas, los resultados a corto plazo de los que han aprendido son visibles».

Son proyectos que requieren mucha dedicación, ¿qué instituciones colaboran? «Fue promovido por una necesidad social planteada por la Fundación Canaria de Juventud IDEO encargada de gestionar la vida educativa del CIEM Tabares. En concreto, Jaime Cabeza fue el educador responsable y gracias a él pudimos realizarlo en el centro».

Camisetas diseñadas y utilizadas en un encuentro sociodeportivo. Foto: PULL

El reto se presenta una vez más en cómo lograr ejecutar más proyectos de esta naturaleza. Para Francisco Javier Amador existen muchas formas de impulsar el ApS dentro de la institución universitaria. Estas propuestas pueden ser tomadas por el equipo de gobierno, personal docente o el propio alumnado.

«Para iniciativas de esta naturaleza, el equipo de gobierno debe incluir más formación sobre ApS en los programas de competencias del profesorado o reconocer la labor de quienes impulsan este tipo de iniciativas en las evaluaciones docentes», argumenta. La motivación es una parte fundamental para que se inste al profesorado, por ello, Amador asegura que «el apoyo por parte de la institución es vital. Deben de dotar a las iniciativas con recursos económicos y con otro tipo de dotaciones».

No obstante, la poca existencia de Aprendizaje-Servicio en la ULL hace costoso la incorporación de este por el desconocimiento de como tratar de implementarlo, Francisco Javier Amador deja constancia, «ahora mismo es muy complicado establecer un convenio entre la ULL y una entidad que quiere colaborar con alguno de nuestros proyectos. Esto debe cambiar».

Sin embargo, no todo queda en manos de docentes y gobierno. El colectivo estudiantil tiene que tomar iniciativas y exigir lo que desea. Para ello, insiste el profesor, «se debe exigir por parte de las representaciones estudiantiles, se debe publicitar y reivindicar por redes sociales y con cualquier otro tipo de publicidad posible».

Existen publicaciones que dejan en evidencia las consecuencias positivas del ApS. Entre ellas destacan la potencialidad que tiene para arraigar en el alumnado una responsabilidad social y el hecho de ser consciente de lo importante que es para la vida cívica de la ciudadanía. Favorece a la educación integral e integradora. Una metodología centrada en las necesidades del estudiantado y del entorno más cercano.

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