La investigadora Ana Raquel Díaz Marrero. Foto: Emeterio Suárez

Una investigadora de la ULL se inspira en el mar para descubrir sus fármacos

Ciencias de la Salud

El desarrollo de técnicas de exploración de mares y océanos ha permitido el acceso a las profundidades marinas poco estudiadas. Se ha constatado mediante investigaciones cómo la fascinante variedad de los organismos marinos permite el descubrimiento de nuevos fármacos. Dentro de este campo, la doctora en Química Orgánica Ana Raquel Díaz Marrero busca nuevas moléculas bioactivas con potencial aplicación farmacológica junto al grupo de investigación Productos Marinos de la Universidad de La Laguna (ULL).

Su proyecto, iniciado bajo el nombre de Microbiota marina para el desarrollo de antitumorales, del que también han derivado prometedores resultados en el área de los antiparasitarios, forma parte del programa Agustín de Betancourt y cuenta con el apoyo de PharmaMar, compañía líder en España en biotecnología marina.

La investigación en bioprospección de microorganismos está reportando multitud de pequeñas moléculas que pueden ser aplicadas en la salud humana. «Generamos una colección de más de 180 aislados de bacterias de muestras submarinas extraídas del entorno del Volcán Tagoro, en el Hierro», puntualiza Díaz. De todos los extractos analizados, consiguieron identificar al menos cuatro cepas de bacterias con potencial para continuar los estudios en la búsqueda de antitumorales.

Un proyecto que ha supuesto explorar nuevas oportunidades


Durante el desarrollo del proyecto, la investigadora Ana Raquel Díaz decidió extender la búsqueda hacia las enfermedades causadas por parásitos. Todo ello junto al equipo de trabajo de Jacob Lorenzo y Jose Piñero, ambos miembros del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias. De esta forma, obtuvieron una serie de compuestos de un microorganismo que se aisló en Ecuador, en muestras de sedimentos de manglar. Estos compuestos eran potentes frente a células de cáncer, pero tóxicos para los parásitos.

Hay que destacar la identificación de una pequeña molécula aislada de un alga de la que no se conocían estudios previos de actividad biológica frente a parásitos. «Esa molécula presentó una actividad excelente frente a Leishmania, mejor incluso que los fármacos de referencia para el tratamiento de leishmaniasis», destaca la doctora.

Sin embargo, desde el punto de vista comercial y medioambiental, no es viable extraer el producto de su fuente natural. Como alternativa, el grupo de investigación optó por la preparación de una serie de moléculas «similares» al producto natural esperando a que se comportaran de «igual manera». Los resultados están siendo favorables y, con ayuda de la Oficina de Transferencia de la ULL, están en proceso de protección.

En el océano está el futuro de nuestra salud


La conservación, el respeto y el cuidado del planeta son ingredientes fundamentales para que desde la biodiversidad se pueda seguir investigando con el objetivo de descubrir e innovar nuevos medicamentos contra las enfermedades.

Teniendo en cuenta la influencia del ser humano en los ecosistemas, las moléculas no tienen asegurada su persistencia en el medio natural. Es fundamental conservar los organismos marinos que producen estos compuestos bioactivos para garantizar su descubrimiento y posterior desarrollo como futuras medicinas.

«La posibilidad de que los fármacos del futuro puedan provenir de la biodiversidad de nuestro planeta es un motivo más que añadir a la lista de razones por las que debemos cuidar el medio ambiente. Depende de nosotros», sentencia la experta.

Lo último sobre Ciencias de la Salud

Ir a Top