Un sueño de película

Opinión

Estoy que no me lo creo. Acabo de cumplir los 18 y nunca imaginé tener una celebración como esta. Otro día más de fiestas patronales. Es hora de irse a casa, estoy agotado. Mañana más y mejor. ¡Hasta luego chicos, ya nos vemos!, y comienza a caminar. El recorrido a casa parece más largo de lo que pensaba. De repente siente una presencia. Hay alguien que lo está observando. Cinco chicas. ¡Uau! ¡Qué guapas!

Se detiene a hablar con ellas. Eso es lo que más le gusta de las fiestas, puedes conocer gente de todo tipo, raza, sexo y edad, sin problemas, para divertirse, charlar y echarse unos bailoteos. Comienzan las risas, los bailes y los selfies. Un cambio de número de teléfono por aquí, un cambio de red social por allá. Parece que va todo sobre ruedas. Sin embargo, empieza a sentir que algo le molesta. Quizás ellas lo miran mucho. Demasiado. Incluso a alguna se le está yendo la mano. Comienza a ponerse nervioso. Se siente toqueteado e incómodo. Se despide y se marcha, necesita llegar ya a casa.

Pone rumbo a su destino, pero vuelve a sentir algo. Cinco miradas clavadas en él. Lo persiguen. ¡No me lo puedo creer!, dice para sí mismo. Empieza a andar más rápido, tiene que deshacerse de ellas, pero no desisten. Ellas siguen. Lo llaman. Le gritan. Intenta empezar a correr, pese a que sus pies se entrecruzan, pero ellas son cinco y corren más rápido. Lo alcanzan.

«Se siente presionado. En un túnel sin salida. Teme lo peor»


Lo agarran. Lo zarandean. Le tocan. Se siente presionado. En un túnel sin salida. Teme lo peor. Lo empujan a la fuerza hasta el interior de un edificio. Es el portal. No ve nada. Se le nubla la vista, sólo tiene ganas de llorar. Acaba de cumplir 18, ellas le doblan la edad. Y grita. Pide ayuda. Pero no hay nadie. Ellas continúan. Le quitan la camisa, los pantalones, los calzoncillos. Y sin pedir permiso, comienzan. Siente rabia, tristeza y angustia. Le viene a la cabeza todas las veces que salió a manifestarse por sus amigos asesinados. Llora. Nunca creyó que le pasase. Cierra los ojos. Le están haciendo daño. Quince minutos de violación. Ni uno más, ni uno menos. Y allí se queda. Desamparado. Se han llevado su móvil, su cartera y su dignidad. No se lo puede creer. Lo han violado.

Y entonces, se despierta. Sudoroso. Con lágrimas en los ojos. El corazón le palpita demasiado fuerte. Su madre está en la puerta de su habitación. Él respira aliviado. Solo ha sido un sueño. ¡Y qué sueño!, piensa. Su madre le pregunta. Él sonríe, y le contesta: “No ha sido nada, una pesadilla que ni en las películas”. Ella se acerca. Le da un beso en la mejilla y se marcha.

¿Una pesadilla que ni en las películas? Ni el mejor guion de Almodóvar se compara a la realidad: 45 mujeres y ocho menores han muerto este año en España a causa de crímenes machistas. ¿Hasta cuándo?

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