Diseño artístico de la supertierra GJ 536 b y su estrella. Crédito: Gabriel Pérez, SMM (IAC).

Un estudiante de doctorado de la ULL descubre una supertierra cercana

Ciencias/Universidad

El estudiante de doctorado de la Universidad de La Laguna (ULL), Alejandro Mascareño, a través el convenio de cooperación establecido con el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC),  y sus directores de tesis, Rafael Rebolo y Jonay Isaí González Hernández, ambos investigadores del IAC, han descubierto la supertierra GJ 536 b. El exoplaneta rocoso posee una masa 5,4 veces superior a la terrestre y se encuentra a 30 años luz de nosotros, en lo que todavía se considera el vecindario solar.

El trabajo de posgrado, Search and Characterization of exo-Earths: Participation in the development of the ESPRESSO spectrograph for the VLT,  tiene como objetivo principal la búsqueda de exoplanetas, por lo que encontrar objetos como este cuerpo celeste es básicamente su meta. De acuerdo con lo expresado por Mascareño, «esta clase de hallazgos pueden facilitar un mejor entendimiento sobre la formación de sistemas planetarios similares al nuestro».

Su detección ha sido posible gracias al uso del método espectrografía Doppler, o de velocidad radial, que consiste en observar el efecto que produce la gravedad del planeta en un objeto más fácil de observar, como lo es la enana roja que orbita (GJ 536). Para ello se han servido de los espectrógrafos HARPS del telescopio ESO en el observatorio de la Silla de Chile y del ubicado en el Telescopio Nacional Galileo en el Observatorio del Roque de los muchachos, en un esfuerzo conjunto entre los científicos del IAC y del Observatorio de Ginebra.

Según el doctorando, la importancia de haber encontrado esta supertierra radica en que, «al orbitar una estrella bastante brillante y cercana, existe la posibilidad de que GJ 536 b pueda pasar delante de ella, en lo que se conoce como un tránsito». Si esto sucede, al ser lo suficientemente luminosa, se puede llegar a medir su atmósfera. Lo cual resultaría interesante, «porque conocemos muy poco de las atmósferas de otros planetas y por otro lado, siempre queremos intentar buscar señales de vida».

Aunque, en principio, como afirma el autor del descubrimiento, el exoplaneta «estaría demasiado cerca de la estrella como para albergar agua, así que las esperanzas haya desarrollado actividad biológica no son muy altas».

 

 

 

 

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