Ame Reyes en su estudio con algunas de sus obras. Foto: PULL

«Sentía la necesidad vital de crear a través de cualquier disciplina plástica»

Cultura / Ocio

Artista, madre, profesora, retratista, diseñadora… María del Carmen Reyes, conocida a nivel artístico como ‘Ame Reyes’, posee una experiencia de más de 25 años dando clases de dibujo y pintura, tanto en el pequeño estudio que tiene en su casa como a domicilio, bajo cuatro principios básicos: Ser una profesora comprometida, empática, paciente y, sobre todo, honesta. Además, publica en Facebook y en Instagram algunas de las obras que realiza.

¿Por qué el arte? «Desde que tengo memoria fue lo que más me atraía de una forma inexplicable. Cuando tenía tres años solo jugaba con lápices, pinceles, colores, plastilina de modelar, barro… Sentía la necesidad vital de crear, de expresarme a través de cualquier disciplina plástica.  A pesar de mi corta edad, tenía una gran madurez artística. Reconocía mis limitaciones e intentaba mejorar cada día. A esa edad visité el Museo del Prado con mis padres y no consiguieron sacarme de allí fácilmente. Velázquez me hechizó. Mi máxima a partir de ese día era que mis dibujos y pinturas parecieran tan reales como los de él, así que, a partir de ese momento, pasé de leer cuentos a pedir libros de arte, que aún hoy conservo con celo y cariño».

¿Cómo ha sido tu experiencia con el arte? «Mi primer encuentro con el arte fuera de las cuatro paredes de mi habitación fue en la Escuela de Arte Luján Pérez. Mi maestro sería nuestro reconocido Felo Monzón. En principio, la edad mínima para entrar era de 10 años. Pero al comprobar cómo le iba contando a mi madre la historia de las obras que iba viendo en la galería de la Escuela quedó boquiabierto y accedió a que ingresara. Pero, tras unos meses, todas mis ilusiones de aprender con él quedaron reducidas a una total decepción. Así, le comuniqué a mi madre delante de él que no quería seguir perdiendo el tiempo».

¿Y qué supuso eso para usted? «Esa experiencia me convirtió en una autodidacta acérrima. A partir de ese día, cuando no estudiaba, dedicaba todo mi tiempo a aprender, a leer y practicar. A los quince años, personas de mi entorno empezaron a hacerme encargos. Fue una inyección de autoestima que me llevó a mejorar aún más»

¿Es difícil vivir del arte en Canarias? «No, vivir del arte no es difícil en ninguna parte si lo haces con rigor, profesionalidad y le dedicas muchísimo tiempo y energía. Lo que es difícil en Canarias es convertirte en un artista de renombre. Pero es así en cualquier disciplina artística, y si no, que se lo digan a los músicos y cantantes. Por desgracia, en esta región te valoran sólo cuando has triunfado fuera y han reconocido tu talento. Ahí es cuando estas islas te ponen la «alfombra roja» y te llaman con el fin de que te conviertas en su embajador mientras se cuelgan la medalla de que procedes de la cantera canaria».

¿Se les da importancia a los artistas «pequeños» de las Islas? «La respuesta sería la misma que para la anterior pregunta. No importa qué arte defiendas ni cómo lo expresas, el problema está en la política y su mala praxis en gestionar la cultura en general».

«El arte debería ser una prioridad para cualquier país»


¿Ha sido difícil vivir del arte siendo madre soltera? «Lo que me resultó más difícil fue arrancar. Darte a conocer, buscar clientes, conseguir salas para exponer… pero lo más difícil fue compaginar la maternidad en solitario de dos hijos. Empecé dando clases de dibujo y pintura en una galería de arte. Un año más tarde, abrí mi propia academia donde daba dos turnos de clases por la mañana y uno de tarde (seis horas en total), de modo que, por las noches, cuando acostaba a los niños me sentaba en el estudio de casa a pintar cuadros por encargo, sobre todo retratos».

¿Cuáles son tus mayores influencias? «Velázquez y el realismo me cautivaron nada más verlo. Después de esa experiencia sólo he querido ser una pintora realista. Me hice una artista muy individualista, y, lejos de dejarme influenciar, cada día noto cómo mi propia evolución artística y personal me hace integrar en mis obras pequeños cambios de matiz minimalista, donde tiendo a sintetizar».

¿Qué le dirías a los estudiantes/artistas que comienzan en este mundo? «Que se preparen mucho y bien. Que practiquen. Que se especialicen y que se alejen lo más que puedan de la mediocridad. La mediocridad les hará invisibles. Y que no se impacienten por vender si pueden evitarlo, porque si lo hacen estarán abocados a convertirse en un fraude. Y el arte ya está lleno de ellos».

¿Qué opinas del trato que está recibiendo el arte durante la pandemia? «Este país peca de gestionar de forma la cultura, sobre todo en lo que a artistas emergentes se refiere. El sector artístico, el más perjudicado, no vendemos artículos de primera necesidad. Hemos tenido que esperar a que se creen ayudas destinadas a este sector y que no todos han recibido. Paradójicamente, ha sido gracias al arte (la música, las artes plásticas, el baile…) que la inmensa mayoría de los ciudadanos de cualquier país afectado por esta pandemia ha sido capaz de sobrellevar el confinamiento. Concluyamos entonces que, gracias al arte, la vida de cualquier ser humano se hace más llevadera, más soportable, y que por lo tanto, el arte debería ser una prioridad para cualquier país».

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