Naïr: «Cuando desaparece una lengua, desaparece parte de la humanidad”

Artes y Humanidades

El papel predominante del inglés como lengua de la ciencia, la necesidad de reevaluar qué idiomas deben impulsar las universidades, o apoyar una educación que vaya más del bilingüismo para llegar a un multilingüismo funcional, fueron algunos de los asuntos debatidos hoy, viernes 10 de noviembre en la Sección de Filología de la Universidad de La Laguna, durante la mesa redonda Las lenguas como vehículo de cultura y comunicación en la internacionalización y cooperación universitaria, auspiciada por el Vicerrectorado de Internacionalización.

Moderado por el profesor del Departamento de Filología Española Antonio Cano, los cuatro ponentes se centraron en analizar el papel de un idioma concreto en el contexto actual. Así, el politólogo Sami Naïr abordó la francofonía; la profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos de la ULL Maravillas Aguiar se centró en el árabe; el catedrático del Departamento de Filología Española de la ULL Javier Medina presentó el papel del español en el contexto global; y el profesor titular del Departamento de Didácticas Específicas de la ULL Plácido Bazo hizo lo propio con el inglés.

El primero en hablar fue Medina, quien presentó datos del Instituto Cervantes que demostraron la pujanza y proyección futura del español en el contexto internacional. Así, es, tras el inglés, la segunda lengua estudiada como idioma extranjero más extendida en el mundo, es el habla vehicular en 21 países, y se espera que en 2030 el 7 % de la población mundial sea hispanohablante y, en un territorio tan relevante como Estados Unidos, la estimación es que, en pocos lustros, se superen los 100 millones.

Medina: «A muchos nos molesta tener que escribir sobre Cervantes o Lope en inglés para ganar relevancia»


Pese a ello, Medina advirtió de que el español no tenía relevancia en el mundo científico y técnico, donde se ha adoptado el inglés como referencia. Los investigadores que desean tener relevancia deben presentar sus trabajos en dicho idioma, lo cual supone una pérdida de influencia del castellano en un ámbito tan relevante y, además, pone en desventaja áreas como las Humanidades y las Ciencias Sociales. “A muchos nos molesta tener que escribir sobre Cervantes o Lope en inglés para ganar relevancia, pero es la realidad”, afirmó. Por ello, en su opinión la internacionalización de la lengua debe ser una cuestión de estado y expuso la necesidad de impulsar una mayor presencia del español en el mundo de la ciencia. En ese sentido, alabó los avances que desde el CSIC y la FECYT se están dando en ese sentido.

Maravillas Aguiar comenzó su intervención señalando que la existencia de titulaciones universitarias monográficas sobres el estudio del árabe en nuestro país está muy poco extendido, lo cual es extraño si se considera el importante papel que esta cultura ha tenido en la historia y la cultura española, con ocho siglos de presencia ininterrumpida en la Península Ibérica. En su opinión, las universidades deberían reflexionar seriamente acerca de qué idiomas deben impulsarse en la educación superior. Está claro que se aboga por el inglés, pero la decisión sobre la política idiomática, en su opinión, no parece que esté amparada por razones objetivas. De hecho, señaló como síntoma que en la ley universitaria vigente, la LOU, no haya ni una sola mención explícita la palabra “lengua”.

Sobre su disciplina, abrió el debate sobre si es pertinente seguir manteniendo la denominación de Estudios árabes e islámicos, o si por el contrario sería preferible de hablar de Lengua y cultura árabe, dado que lo islámico es una dimensión que se debe tener en cuenta, pero no la única.

A favor del multilingüismo


Plácido Bazo se centró en el inglés, si bien comenzó su conferencia señalando que era proclive a defender el multilingüismo, ya que el conocimiento de un idioma abre la mente a otra cultura y a otra manera de ver el mundo, por lo que cuantos más idiomas se manejen, mejor.

Explicó que la preponderancia del inglés que se da en la actualidad es fruto de la “voracidad” del Imperio Británico, que impuso su lengua por doquier y, sobre todo, desde un primer momento comprendió la importancia de tener instituciones que defendieran e impulsaran su patrimonio idiomático en el mundo: “El Instituto Cervantes está en pañales si lo comparamos con el British Council, que tiene dos siglos de historia y, además, es heredero de otra institución anterior”.

En ese sentido, indicó que los británicos están muy avanzados en lo que se refiere a la pedagogía de su idioma como lengua extranjera, la cual ha servido como base a las didácticas de otros. Y, aunque señaló que esta hegemonía en la universidad es imparable, coincidió con la opinión de la profesora Aguiar referida a que es necesario discutir mejor la política idiomática en la universidad.

Por su parte, Sami Naïr planteó que es un elemento de identidad, y la identidad es una frontera, por lo que los idiomas suponen también una barrera entre las personas y, por ello, conocer otras lenguas ofrece un elemento de ruptura del aislamiento y, sobre todo, permite abrir la mente al conocimiento del otro y a desarrollar la tolerancia.

«Proteger los idiomas es un problema político no cultural»


Así, en su opinión, proteger los idiomas es un problema político y no cultural, puesto que “cuando desaparece una lengua, desaparece parte de la humanidad”. En ese sentido, señaló que la preponderancia del inglés es una amenaza para la diversidad global, además de que lo que se está imponiendo “no es el inglés de Shakespeare ni el de Twain ni el de Faulkner, sino el de Hollywood, la city y la tecnología de California”.

Sobre el francés en el mundo, señaló que sería conveniente para los canarios dominarlo, ya que es muy hablado en el continente vecino, el cual, además, está previsto que alcance mayores cotas de desarrollo y crecimiento poblacional a medio plazo. También relató que fue impuesto en las colonias pero que, en su desarrollo, se produjo un fenómeno de “reapropiación”, mediante el cual las poblaciones ocupadas utilizaban la propia lengua del invasor en su contra.

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