“No puedo pasar un día sin hacer yoga”

Sociedad

La historia de Eulalia Sosa con este deporte comienza a la edad de 42 años. Pesaba 76 kilos, no tenía fuerzas y perdía continuamente movilidad en el cuerpo, sobre todo en los brazos. Debido a eso decidió ir al médico. Le realizaron una analítica y vieron que tenía muy baja la cantidad de calcio y hierro en el cuerpo, además, le diagnosticaron un asma crónica y le mandaron excesivos medicamentos. Trabajaba en una peluquería y había sido testigo de cómo muchas de sus clientas se iban deteriorando a raíz de tomar estos fármacos: “Cada vez se hinchaban más. Yo opté por no comprarme las medicinas, únicamente los aerosoles porque no podía respirar».

“He tenido compañeras en clase de 84 años”


Tras este golpe, decidió cambiar completamente su estilo de vida. Se prejubiló y dejo la peluquería.  Comenzó a caminar, tenía que usar los aerosoles continuamente ya que se asfixiaba a cada paso. Por la tarde decidió apuntarse a clases de yoga. “Me pusieron todas las limitaciones del mundo y yo no hice caso, opté por probar mi medicina”, añade. Solo podía hacer algunas posturas e iba avanzando muy poco a poco. Sin embargo, la evolución sucedió.

Ahora Eulalia tiene 64 años, hace años que se mantiene en el peso de 54 kilos, los dolores se esfumaron y no recuerda la última vez que utilizó un aerosol. “¿Dónde está el asma crónica?», se pregunta irónicamente.  Y es que gracias a esta disciplina ha mejorado su calidad de vida, incluso llega a afirmar: “Antes estaba yerta total, no podía levantar el brazo, por ejemplo, para hacer un majado. Ahora el cuerpo lo muevo como quiero y las articulaciones también”.  Asimismo, añade, este es un deporte accesible para personas de cualquier nivel físico porque es una rutina que trabaja con la flexibilidad. «Esta destreza que no se pierde, sino al contrario, sí se ejercita, puede volverte cada vez más flexible. Y la puede realizar cualquier persona. Yo he tenido compañeras en clase de 84 años”, comenta.

Eulalia lleva más de 25 años practicando yoga todos los días, sin embargo, afirma que para ella no es costoso mantener la rutina: “Es un placer, es como el café. Como te gusta, estas deseando que llegue el momento de hacerlo”. Aparte de los resultados físicos, esta disciplina ayuda también en materias psicológicas. Nuestra protagonista era muy hiperactiva y esta rutina de ejercicios la ha ayudado a sentarse, meditar y estar más a gusto consigo misma. “La verdad que para mí ha sido una medicina de las mejores que he podido probar. Me ha ayudado en todo, hasta en el sexo me ayuda, porque te da una agilidad tremenda”, manifiesta.

“Cuando estoy viendo la tele, hago un montón de posturas sentada en el sillón»


Eulalia ha evolucionado desde que comenzó con esta práctica. Muchas personas se sorprenden al verla por la calle. Ella lo recuerda de esta forma: “La gente que me conocía y veía como yo trabajaba y como era, es la que se queda asombrada a veces y me dice: ¿Que has hecho tu desde que tenías 40 años? ¡Pareces más joven!”.

En la actualidad acude a clases dos veces por semana, hora y media cada día. Aún así, en su casa practica los ejercicios todos los días: “Cuando estoy viendo la tele, hago un montón de posturas sentada en el sillón. Como no me puedo estar muy quieta pues yo aprovecho ese ratito”.

“El yoga puede frenar enfermedades degenerativas”


María Sosa, psicóloga y hermana de Eulalia, explica que, a través de las posturas funcionales, que son aquellas que nos permiten agacharnos, levantarnos, darnos la vuelta en la cama y demás, se puede retrasar la degeneración de la calidad de vida para las personas con ciertas enfermedades como el alzhéimer o el párkinson.

Por otro lado, añade la experta, esta disciplina se diferencia de otros deportes en cuanto a la constancia que hay que tener. Otros ejercicios pueden garantizar beneficios notables a corto plazo, sin embargo, el yoga te permite recuperar el peso natural del cuerpo y lo más importante: mantenerlo. Lo expone de la siguiente manera: “La glándula tiroides está muy relacionada con la bajada y la subida de peso. Entonces, si se regula esa glándula, el cuerpo recupera y tiene el peso que necesita. No hablamos de adelgazamiento, sino de que la persona recupera su propio peso natural, eso con la práctica constante claro”.

La psicóloga y profesora lleva dentro de la disciplina del yoga desde que tiene 15 años. Señala que utiliza esta rutina deportiva, además de como un entrenamiento físico, también como una herramienta psicológica para ayudar a conseguir que sus alumnos construyan su propio espacio personal. “A través de las respiraciones y de los ejercicios, a partir de una rutina, los alumnos consiguen tener ese espacio propio para poder llorar, patalear, meditar y recomponerse de las amenazas o de los obstáculos de la vida cotidiana”, ultima.

Estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Aprendiz de la vida y de las letras. Amante de la lectura y la naturaleza. "La mariposa recordará por siempre que fue gusano" Mario Benedetti

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