Melendi la lía en el Santiago Martín

Cultura / Ocio

Ayer viernes, 4 de agosto, pasadas las 19.30 horas y con un retraso de veinte minutos, la puertas verdes se abrieron para dejar entrar a las personas que esperaban fuera del Pabellón Santiago Martín de La Laguna. Un escenario con unas gafas colgando, haciendo honor a su gira Quítate las gafas, y siete pantallas en las que se plasmó el nombre de Melendi daba la bienvenida a los asistentes. Más tarde de lo previsto y cuando ya sonaban algunos silbidos, el decorado se oscureció y la banda comenzó a entrar. La voz del artista se escuchó por todo el recinto sin él estar en escena. Hijos del mal se adueñó del recinto…

Vestido con camisa blanca con dibujos y unos vaqueros grises pidió palmas al cielo con Pirata del bar Caribe. Nada más finalizar se dirigió al público por primera vez en toda la noche. “Ahora miren a los ojos de las personas con las que han venido para reconocer a los ángeles de nuestra vida”, pedía el cantante antes de dar paso a una nueva letra.

¡Melendi! ¡Melendi!, vocearon los presentes. Ante estos comentarios, el milindri de forma atrevida respondió: “No se corten, siempre que quieran, ¡Háganlo!”. Ni corto ni perezoso, el asturiano se lanzó a cantar a capela un trozo de una canción de su amigo Ismael Serrano.

Mi primer amor, Violinista en tu tejado y Como una vela fueron las siguientes melodías que el Pabellón cantó a todo pulmón, trasmitiendo tanta energía que el propio cantante sintió, pues no paraba de saludar y moverse por todo el escenario, lanzando incluso besos y formando corazones con sus manos.

Un pequeño parón dio la oportunidad de mostrar en las pantallas un homenaje a los años 80. Caída del muro de Berlín, Michael Jackson, Coca-Cola, Mecano y la muerte de John Lennon, fueron algunos de los acontecimientos mostrados.

Un Melendi quieto frente al micrófono, volvía al escenario para cantar Flores de agua y plomo. Una vez entrados en calor, fue momento para sus éxitos más antiguos como Luna Llena y Caminando por la vida. Él mismo lo decía: “Esta canción es viejita, así que ¡cuídenmela!”.

Jesús Rebelón


No obstante, uno de los momentos más especiales de la noche lo protagonizó Jesús Rebelón, un tinerfeño que fue miembro del equipo de Melendi del programa La voz. Juntos, y recordando viejos tiempos, cantaron Destino o Casualidad.

Una corta pausa. En esta ocasión sucesos de los años 90 iluminaban el Santiago Martín, sin embargo, un apagón de las pantallas dejó el recinto a oscuras hasta que el cantante salió de nuevo al escenario con Desde que estamos juntos y Con solo una sonrisa.

Otro de los momentos más memorables de la noche ocurrió cuando entonó Un amor tan grande. Antes de comenzar le pidió a un padre y a su hija que saltaran las vallas que les separaban del escenario, pues desde que el espectáculo había comenzado la pequeña había permanecido en los hombros de este. Un acto que se le fue de las manos ya que acabó pasando más gente. “¡La que he liado!”, dijo entre risas.

La canción más importante de toda su carrera: Cenizas en la eternidad


“Estamos aquí para terminar una asignatura pendiente”, recordó el artista antes de compartir lo que para él es “la canción más importante de toda mi carrera: Cenizas en la eternidad”. Fue tanta la emoción que se palpaba en el ambiente que nada más comenzar, el asturiano tuvo que parar ya que había empezado por la segunda estrofa. Un accidente que aprovechó para recordar su paso por ese mismo escenario el año anterior, donde también se había conmovido. “Si no estuvieron presentes no pasa nada, el vídeo está en Internet”, afirmó.

Parecía que la noche iba a terminar y despedirse con las luces de los móviles en alto, pero no fue así, aún había marcha para rato y cantó Cheque al portamor y Hablando en plata.

En la tercera pausa fue la ocasión para recordar los 2000, mostrando en las pantallas a Barack Obama, la muerte de Michael Jackson, la caída de las Torres Gemelas y el nacimiento de Google.

“Llegó el momento donde me pongo solemne y hago promesas”, confesó al público tras cantar Quítate las gafas y empezar con La Promesa y Lágrimas desordenadas. Tras esta última canción el Santiago Martín se oscureció de nuevo. Tanto el artista como la banda que lo acompaña cada fin de semana en sus conciertos despejaron el escenario. Parecía el fin de la noche. El público no estaba de acuerdo y comenzó a saltar y gritar haciendo temblar las gradas.

Preparado o no, Melendi y sus músicos salieron de nuevo interpretando Tocado y hundido, Tu jardín con enanitos y Yo me veo contigo.

“Hagamos que no todas las despedidas sean amargas”, concluyó el artista apagando por última vez en la noche las luces de sus gafas.

Crónica: en colaboración con Iru Rodríguez.

Amante de las medusas. Viviendo al día, escribiendo mi camino paso a paso. Las cosas a la cara y si son bonitas al oído. Lo importante es no tener prisa. Los sueños no tienen fecha de caducidad. Así que, tiembla mundo… Voy a por ti.

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