La cantautora afirma que los planes de futuro se centran en terminar un disco que tiene pendiente. Foto: PULL

Fabiola Socas: «Tienes que partir de tu potencial, no de tu carencia»

Música

Fabiola Socas es una mujer de 43 años, reconocida por dedicarse al canto de las melodías canarias. Comenzó a estudiar la teoría musical, o más conocido como solfeo a los tres años, en el municipio en el que residía, Icod de los Vinos. Se resistió bastante a admitir que cantar era su profesión, ya que su relación con la música ha sido muy especial desde el principio. Fue algo que llegó de forma muy natural a su vida, ya que su familia había sido parrandera desde siempre. La cantante recuerda que le cantaban mucho.  Su abuela, su abuelo, su tío, su padre y su madre, vienen de parranderos que cantaban a todas horas.

Fue tanto lo que la cantautora icodense se resistió, que en un principio tenía el pensamiento de dedicarse al periodismo o comenzar el grado de Derecho. Sin embargo, le surgió la oportunidad de tocar con una banda profesional justo antes de tener que tomar una decisión sobre su futuro y dejó atrás esos pensamientos. Tras haber tenido una experiencia en la que le agradaba su trabajo, y además, lo monetizaba, no dudo por donde quería seguir su camino. «Estudié piano y composición. Terminé a los veinticinco la carrera que empecé a los nueve, teniendo en cuenta lo que me detuvieron mis dificultades de aprendizaje por la falta de recursos», menciona la artista.

«El folclore se ha reducido a tres piezas que todo el mundo repite»


La cantante ha colaborado con varios artistas como Polo Ortí, Lucho Gatyca y Pedro Guerra.  A lo largo de treinta años, desde los doce a los cuarenta y dos, se ha encontrado con diversos cantautores con los que ha hecho colaboraciones, ha compartido escenarios y ha hecho duetos. «Para mí, esta vivencia ha significado mucha riqueza», destaca. La vocalista tinerfeña confiesa que no se considera únicamente intérprete de la música canaria. Y es que «el folclore se ha reducido a tres piensas que todo el mundo repite una y otra vez», apunta. Por esa razón, hubo un momento en que la solista hizo un parón con las melodías tradicionales, ya que sentía que no tenía nada que aportar a ese género que no lo hubieran hecho ya los muchos maestros de folclore que ha habido.

Fabiola Socas presume de su gran variedad de estilos musicales, todos ellos parte de ella e imprescindibles en sus canciones. A parte de las composiciones típicas del Archipiélago, también se ha atrevido a interpretar  jazz, pop, boleros, baladas, la melodía canaria tradicional, y una mezcla con sonoridades étnicas. Después de la publicación de diversos proyectos y en pleno auge de composición, la familia de la cantautora le propuso hacer un álbum de recopilaciones de temas que han cantado junto con su padre. El objetivo de este álbum era demostrar que los canarios son muy mestizos porque cantan un poco de todo, pero querían, además, aprender y rodearse de músicos de otros países. «Fue una experiencia preciosa, no cambiaría un disco mío por el que tengo con mi padre. Creo que este era su momento y me alegro mucho de haber podido ayudarlo a conseguirlo», recuerda con mucho cariño.

«La música saca lo mejor de mí»


Son muchas las canciones que ha versionado y compuesto, sin embargo, de todas ellas destaca: Al genio, de su álbum Poemas, una balada un poco melancólica que la define bastante. «Habla un poco de que, si pudiera pedir un deseo, pediría robarte los miedos y traerte a mi mundo. Arrebatar los prejuicios y que te acercaras a mí», explica la artista. Con estas melodías, el objetivo es transmitir los sentimientos que a ella misma le recorren todo su cuerpo y alma. Su propósito es facilitarle la vida otras personas, que les sea un poco más llevadera. La música siempre le hace sacar la mejor versión de sí misma cuando no se encuentra bien.

La icodense tiene una discapacidad de nacimiento y aunque no ha sido fácil adentrarse en este mundo, no es imposible. Su madre estuvo luchando con ella para que pudiera seguir adelante a pesar de sus dificultades, y después de mucho esfuerzo consiguieron a una persona capaz y valiente para darle clase. La solista empezó estudiando de oído hasta que consiguió un libro en braille, un recurso escaso en esa época. Intentaron muchas veces su ingreso en el conservatorio, y no fue hasta los nueve años cuando lograron que comenzara los estudios, hasta los veinticinco que terminó.

«Un buen equilibrio en la música es mirar lo más atrás y lo más adelante posible»


Después de un largo período de estudio y profesión, los planes de futuro se centran en terminar un disco que tiene pendiente. Sin embargo, su objetivo es seguir trabajando con diversas personalidades musicales, sin olvidar su pensamiento de hacer cosas con gente joven. Asimismo, no descarta seguir versionando canciones de décadas anteriores: «Un buen equilibrio en la música es siempre mirar lo más atrás y lo más adelante posible».

La vocalista alude que obviamente teniendo una discapacidad se tienen más dificultades, pero esto le hace desarrollar otros sentidos: «Esto no es un tópico, es la realidad», subraya. Si no ves una partitura, el esfuerzo añadido es la memoria. La cantante continúa explicando los diferentes procesos que tienen las personas para acercarse al aprendizaje sin tener en cuenta si tiene incapacidad o no, señala que «ya no estamos hablando de ver o no ver, todos adquirimos una configuración diferente por ser en sí seres humanos. Ser ciega, como es mi caso, no significa absolutamente nada, tienes que partir de tu potencial, no de tu carencia. El error es pensar que todos somos patrones y tenemos que hacer lo mismo».

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