El docente Roberto Poma explicó que un buen profesional de la medicina debe tener la capacidad de saber 'prestar atención a todo'. Foto: Ariadna Rodríguez

«Los límites de mi atención son los límites de mi mundo»

Ciencias de la Salud

La Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la ULL acogió ayer, jueves 24, el seminario Medicina, Bioética y Bioderecho a las 17.00 horas en el Salón de Actos de la Pirámide de Periodismo. El profesor Roberto Poma, docente en Medicina de la Université Paris- Est de Francia y especialista en Medicina y Bioética del cuidado, inició la jornada incidiendo en la idea primordial de que se debe mejorar la atención sanitaria a través de la ética de la atención.

La importancia de la vigilancia al sujeto


Poma comenzó diciendo que el cuidado se puede desasociar de la medicina. Es decir, este va más allá de la práctica medicinal. El esmero forma parte de la vida humana: la atención va dirigida sobre nosotros y sobre los demás. Esta es una práctica esencial de todas las artes que buscan perfeccionar las condiciones que lo rodean. Gracias a él, el ser humano puede seguir construyendo el mundo aún cuando la naturaleza no lo puede crear.

El ponente sugirió además que «no existe atención sin estímulo ético. El enfoque ético es sobre todo una técnica del cuerpo, es una disposición ética. Existe un hábito interior para impulsar la atención y poder enfocarla hacia un objetivo, es una dinámica anterior anfibia que posibilita acciones técnicas e impulsa las expresiones de subjetividad del sujeto. La concentración de la atención sobre el objetivo que hay que transformar va más allá de las palabras, influye en la experiencia de la relación con la otra persona».

«Para una buena asistencia médica hace falta tener un conocimiento del paciente que vaya más allá de su expediente médico»


Por otro lado, el médico explicó que la atención es una fusión de actividades corporales, psíquicas y físicas. Es algo que se puede aislar y que no constituye nada por sí mismo, son actividades que funcionan atentamente y que presentan dos grandes dificultades: por una parte, la práctica del arte que no es objetivable y en segundo lugar, el aprendizaje ético que requiere una gran disciplina por parte del sujeto.

El profesor francés afirmó que «el cuidado alude a un conjunto de gestos que ayuda a los enfermeros a través de la atención a conocer que les pasa a sus pacientes, para una buena asistencia médica hace falta tener un conocimiento del enfermo que vaya más allá de su expediente médico, hay que atender a todo aquello que dice y hace. También es necesario realizar un chequeo de su estado actual y atender a todos sus gestos y sentimientos.»

La ‘copa vacía’


Asimismo, incidió mucho en la idea de ‘la copa vacía’ o posición diastólica que explica el proceso mediante el cual el cuidador bien formado necesita vaciarse de todo aquello que lo distraiga para poder atender a todo lo importante y de una manera completa. Esto resulta de la moralidad y del esfuerzo del especialista. Es necesario traducir a una lengua lógica todo aquello que el paciente no es capaz de articular con las palabras, y esto se logra, una vez más, a través de la atención.

El especialista concluyó su ponencia diciendo que «la atención es el primer gesto ético del cuidador al paciente que permite a los doctores ejercitar y potenciar nuestras cualidades, nuestro mayor deber es lograr desprendernos de todo aquello que nos impida concentrarnos en lo que nuestro paciente nos está diciendo. Y recuerden, los limites de mi atención son los límites de mi mundo»

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