Lorena Martín, presidenta de Acanae. Foto: L.M.

Lorena Martín: «El balance que hacemos de estos seis años es muy positivo»

Sociedad

La Asociación Canaria No al Acoso Escolar (Acanae) cumple hoy, sábado 13 de junio, seis años desde su creación. Se trata de una entidad que nació por iniciativa de Lorena Martín, su actual presidenta y estudiante de tercero de Psicología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC). Su principal objetivo es ofrecer asesoramiento a las víctimas de bullying y a sus familiares, así como al profesorado para que sepan cómo actuar si se encuentran con un caso de acoso en el centro. Cuenta, además, con un equipo de voluntariado y esta cuarentena lanzaron la campaña en redes #BloqueaElAcoso con motivo del Día Internacional contra el acoso escolar el pasado 2 de mayo.

Llevan seis años luchando contra el acoso escolar en Canarias. ¿Qué balance hacen de todo este tiempo? «Es increíble que haya pasado tanto tiempo desde que nació Acanae, a mí me sigue pareciendo que fue ayer. El balance en general es muy positivo, hemos logrado cosas hasta ahora que no pensé que fuéramos a conseguir tan pronto: la confianza de tantos centros escolares en todas las islas, organismos públicos, familias que se han puesto en contacto para pedir ayuda, empresas y profesionales que de alguna manera han colaborado de forma altruista con nosotros».

¿Cómo surge Acanae? «Nace como un proyecto personal e incluso una forma terapéutica para mí de aceptar el acoso que sufrí en mi adolescencia. Pensé en qué podía hacer yo para ayudar a los niños que estuvieran pasando por lo mismo que yo, me aterrorizaba la idea de saber que no sería la última y que, si no se hacía algo al respecto, esto seguiría siendo un problema invisible y que muchos niños no serían capaces de superar».

¿Cómo vivió su caso personal? «Cuando lo estaba viviendo, jamás pensé que mi problema tuviera un nombre. Ni siquiera sabía que era un problema, pensaba que era algo que me tocaba a mí por ser como soy. Por tanto, tampoco pensé que hubiera algo que solucionar. Por eso, lo primero que tratamos de hacer desde Acanae fue cubrir esa necesidad social de información y de conocimiento de los recursos existentes para luchar y actuar contra este problema».

«Lo más duro de tratar a una víctima es reconocer el sufrimiento por el que está pasando»


¿Qué actividades se llevan a cabo en la Asociación? «Tenemos como objetivo cubrir tanto prevención, actuación e intervención. Hasta ahora, hemos ido por diferentes centros escolares de todo el Archipiélago ofreciendo charlas, talleres y formaciones a alumnos de todos los niveles, a profesores y a familias; además de otros profesionales que también se han interesado en formarse en materia de bullying y ciberbullying. Ofrecemos también asesoramiento personalizado a familias que estén atravesando esta situación y no sepan cómo actuar y contamos con una red de centros y profesionales externos que colaboran con nosotros en caso de que se necesite una intervención especial o más profunda (como puede ser psicológica o jurídica) a los que podemos derivarlos».

¿Cómo se financian esas tareas? «En la actualidad nos encontramos un poco más limitados porque no contamos con ayudas ni subvenciones de ningún tipo, nos mantenemos únicamente con la aportación de los socios, donativos, eventos benéficos y al trabajo de profesionales y personas voluntarias».

En las charlas que imparten, ¿cuál es la pregunta que más les hacen los jóvenes? «Se preocupan por sus compañeros y por poder ayudar pero están muy condicionados por la ley del silencio aún. Nadie quiere ser llamado chivato, nadie quiere meterse en problemas o que luego se conviertan ellos en víctimas. Trabajamos mucho con estos temas y el papel de los alumnos espectadores u observadores en general ya que ellos desconocen el poder que tienen para hacer que la situación cambie».

Puede que haya gente que se esté planteando colaborar con ustedes. ¿Es posible hacerlo? «Sí, a través de nuestra web se pueden encontrar varias formas: pueden hacerse socios de Acanae, pueden hacer algún tipo de aportación o donativo puntual y, si desean trabajar más activamente, pueden unirse a nuestro grupo de voluntariado».

¿Qué es lo más duro a la hora de tratar con una víctima? «Reconocer el sufrimiento por el que está pasando. A mí misma me vienen un montón de recuerdos al mismo tiempo que atiendo estos casos y es difícil reconocer que esa persona que tengo delante está pasándolo tan mal e incluso intuir muchos de los pensamientos y creencias que tiene derivados de este proceso. No lo considero algo negativo, al contrario. No es fácil pero, al mismo tiempo, muchas veces me permite conectar con ellos de manera mucho más sencilla y ayudarlos más».

«Ver cómo las víctimas salen adelante es muy gratificante»


¿Qué caso de acoso escolar es el que más la ha marcado en todo este tiempo?  «No puedo hablar de ninguno en particular pero, sin duda, los peores son aquellos en los que ves que se está intentando todo y que el colegio les cierra puertas, no les brindan ayuda, no cuentan con suficientes pruebas para denunciar… Ver como, a veces, los casos se complican demasiado por diferentes factores y causas ajenas a la familia; los padres siguen luchando pero agotados emocionalmente y la persona que lo sufre cada vez más resignada. Se vuelve mucho más duro aunque, por suerte, no siempre se llega a estos extremos».

Ver cómo salen adelante debe ser gratificante… «Mucho. Aunque admito que personalmente soy inconformista y me centro más en lo que todavía no he conseguido. Cuando me paro a mirar hacia atrás, todo esto es más de lo que creía que lograríamos en seis años y tengo que agradecérselo no solo a las personas que han confiado en nosotros como asociación, sino al equipo de trabajo que hemos formado en Acanae, tanto en la Directiva como en el grupo de voluntarios».

En el caso de los padres, ¿cómo pueden identificar que sus hijos están sufriendo bullying«Lo primero que deben notar son cambios de conducta, si aparecen emociones negativas como la irritación, el nerviosismo o el miedo; rechazo a ir a clase o a hablar del colegio o instituto; bajada de rendimiento académico… Si, además, presentan síntomas depresivos o ansiosos, si se ha vuelto más introvertido, si ha dejado de hacer cosas que antes le gustaba hacer o si evita situaciones sociales… Todo eso pueden ser indicativos de que algo no va bien».

¿Cuál sería la mejor manera de actuar cuando te enteras de que tu hijo está siendo acosado? ¿Y si es el que acosa? «Es importante recoger toda la información en ambos casos. Permitir que el niño exprese su versión de los hechos sin juzgarlo y sin indagar demasiado, partiendo del vínculo de confianza que haya entre los padres y el hijo. Esa información se debe llevar al centro lo antes posible y ponerla en conocimiento de la dirección, gabinete de orientación y profesorado para activar el protocolo de actuación y determinar si hay un caso de acoso escolar u otro tipo de conflicto. Además, se puede solicitar la ayuda de un psicólogo que evalúe y trabaje en las posibles consecuencias que esta experiencia haya podido tener para la víctima».

«Hay pruebas para decir que el bullying tiene salida y yo soy una de ellas»


¿Qué impacto ha tenido el confinamiento en los niños que sufren acoso escolar? «Han tenido un pequeño ‘descanso’ del acoso en las aulas pero eso no significa que haya parado. En la actualidad, con todo el acceso que tenemos a Internet y a las redes sociales desde edades tempranas, el acoso continúa en la red y muchos de ellos se habrán visto siendo víctimas de ciberbullying, que es mucho más silencioso pero igual de grave o incluso más por el alcance que pueda tener».

¿Cómo se ven en un futuro? «Me gustaría decirte que ojalá ya no haga falta una asociación como la nuestra porque el bullying haya dejado de ser un problema y hayan herramientas de sobra para afrontar los casos que salgan pero creo que todavía queda trabajo para eso. Por lo tanto, nos gustaría seguir creciendo, poder ofrecer cada vez más ayuda a las familias, a los centros, a los alumnos y a otros profesionales. Convertirnos en un punto de referencia en Canarias al que puedan acudir, y poder colaborar y unir fuerzas con organismos y otras asociaciones que tengan los mismos objetivos. Creo que juntos seremos más fuertes».

¿El acoso escolar tiene salida? «Sí. Hay muchísimas pruebas de ello y yo soy una. El acoso escolar es un capítulo desagradable de la historia vital de quien lo sufre pero cuántos más recursos y conocimientos tengamos al respecto, antes podremos reconocerlo y pedir ayuda. Lo más importante es contarlo y saber que nadie tiene derecho a tratar a nadie como si fuera inferior».

¿Qué mensaje le lanzaría a la juventud que pueda estar sufriendo este problema? «Que no son culpables de la situación en la que están y merecen ayuda. Hay muchas más personas que estamos aquí para protegerlos y ayudarlos a salir de eso».

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