«Leerme a mí no es leer frases, palabras o versos, es leer a personas»

Cultura / Ocio

Johanna Pérez cursa el último año del Grado en Derecho de la Universidad de La Laguna. Aunque, a priori, quiere dedicarse al ejercicio de la abogacía en un futuro, no descarta la posibilidad de compaginarlo con la escritura, una de sus grandes pasiones. Motivo que la impulsó a publicar su primer libro, Beso a verso, un poemario en el que la autora demuestra que, a través de los sentimientos, se pueden hacer grandes creaciones. Esta novel escritora explica que esta obra no consiste en leer frases con sentido o enunciados conectados entre sí, sino que es leer a personas que escriben verdad desde el corazón. Y es que en esto del arte de escribir, Johanna se gradúa con matrícula de honor.

¿Por qué una estudiante de Derecho acaba publicando un libro? «Pues no lo sé. Yo siempre he tenido claro que quería dedicarme a la abogacía, pero hace un año y medio me dije: «tengo que sacar lo que llevo dentro de alguna manera». Y empecé a escribir. Un día me planteé crear una pagina donde la gente me lea. No porque me lean sino porque hagan suyo lo que yo siento. Y así empecé. El último poema explica la historia. Fue curioso porque un día antes de que la editorial contactara conmigo pensé «¿te imaginas que yo algún día publique mi libro?», y al día siguiente la editorial se puso en contacto conmigo. Ese momento fue mágico. Por un instante pensé que era una broma. Supongo que una estudiante de Derecho acaba escribiendo porque, al final, es lo que hace de verdad. Es lo que le gusta».

«Yo no escribo amor, yo escribo verdad»


 ¿Por qué elegiste el título Beso a verso? «Hubo varios títulos antes de Beso a verso. Si me pongo a pensar qué otras opciones había, ni me acuerdo, sinceramente. Sin embargo, Beso a verso me define a mí. En mis poemas hay ese juego de palabras que tienes que leer muchas veces para poder llegar a entenderlos. Al final, el título lo elegimos mi mejor amiga y yo porque encaja con lo que hay dentro. Aunque sí es cierto que hubo mucho lío e indecisión».

¿Qué pueden encontrar los lectores dentro de Beso a verso«Me gusta que me hagas esa pregunta porque mucha gente lo asocia con el amor. Y no, dentro de Beso a verso hay amor, por supuesto, pero también hay desamor, hay terrorismo, maltrato. Con maltrato me refiero a los temas tabú de la sociedad de hoy en día. Hay un poema que se llama Gilipollas, que mucha gente me decía que no lo pusiera porque no se correspondía con mi forma de escribir. Pero es verdad, en ese poema hablo del maltrato, de cómo nos reímos de la gente porque son gays o lesbianas. En la presentación lo decía, leerme a mí no es leer frases, no es leer palabras, no es leer versos. Leerme a mí es leer a personas y por eso yo creo que leerme exige mucha paciencia. No es tan fácil como leer una historia. Es más complicado de entender».

¿En quién te inspiraste para escribir el libro? «Lo escribí estando un chico, pero en él hay examigas, exparejas y personas que ya no están. A la hora de escribirlo sí me inspiraba mucho en la personas con la que yo compartía mi tiempo. Me inspiraba tanto en mi pareja como en mi alrededor. En el libro están mi madre, mis hermanos, mis mejores amigas… Hay de todo. Estoy muy orgullosa de que esté presente, entre otros, esa persona que estuvo conmigo, que me dio tanta felicidad y me hizo escribir cosas tan bonitas. Estoy muy contenta, ¿que se acaba? Por supuesto que se acaba. ¿Qué dura para siempre?».

«El único requisito que debe tener una persona para ser capaz de interiorizar lo que escribo es leer con realidad»


Entonces, ¿se puede afirmar que en el libro está plasmada tu vida? «Sí, totalmente. Mi libro soy yo. Pero como digo en la sinopsis, el libro no es para nadie que no sea yo. Es decir, lo escribí para mí, pero es por muchas personas que me hacen a mí. Todo lo que hay de sentimientos, amistades que se truncan, una relación que ya no es relación… También aclaro que no necesariamente todo lo que hay ahí dentro me ha pasado a mí. Pero sí ha pasado de verdad. Todo es verdad».

Como se puede ver en la portada aparece una foto de tus piernas, ¿por qué elegiste tu imagen como portada de Beso a verso? «No iba a tener esa portada. La editorial se encargaba de mandaron y me enviaron una portada diferente, que rechacé. Quizás esa portada sí que hubiera vendido más, pero decidí que fuera algo simple, como yo. La portada es simple: son mis piernas, mis tatuajes, mis historias… Prefería que fuese algo que se correspondiese con lo hay dentro que algo más llamativo.

¿A qué publico está destinado? «Mi público es amplio, no solo me leen chicas, sino que también me leen chicos. Me leen muchas personas mayores. Desde un niño de quince años hasta una persona de setenta. Yo creo que el único requisito que tiene que tener una persona para ser capaz de interiorizar esto es leer con realidad. Igual que con la que yo escribo. Y tener mente abierta, porque te puedes encontrar con cosas que no compartas. Por ejemplo, el poema Gilipollas, como ya dije, es una torta que doy a mucha gente».

¿Te planteas publicar una segunda parte? “Más que plantearlo, lo sueño. Sueño con tener mi segunda parte. Es más, puede pasar que en algún momento escriba y que a nadie le llegue, pero sí estás escribiendo lo que realmente sientes, te compensa que a nadie le llegue.».

«Si me ofrecieran un contrato a largo plazo, sí que me dedicaría el 90% del tiempo a escribir»


¿Qué planes de futuro tienes respecto al libro? «No sabría decir porque todo está siendo un sueño. No me esperaba tener una obra propia. Cuando lo tuve, no me esperaba que llegase a tanta gente. ¿Planes de futuro respecto al libro? Que siga gustando, que quieran más».

 Entonces, ¿no descartas la posibilidad de dedicarte a la escritura? «A mí me encantaría, es algo complicado pero no lo descarto. Quiero seguir compaginándolo pero sin desatender mis estudios, que es al final para lo que me estoy formando. Si me ofrecieran un contrato a largo plazo, sí que me dedicaría el 90% del tiempo a escribir».

Periodista en potencia y coleccionista de imágenes. Si tuviera que definirme en una palabra, esa sería constancia. Insisto en que el mundo necesita gente que ame lo que hace.

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