27 millones de personas siguen al 'influencer' Naim Darrechi. Foto: PULL

Las locuras de Internet

Opinión

Las últimas décadas se definen por la revolución de las nuevas tecnologías y la aparición de diferentes funcionalidades en la red y plataformas. El uso de Internet y las redes sociales ya no es solo común en nuestra sociedad, sino, muchas veces, necesario. Por esta razón, cada vez surgen más dinámicas y formatos adaptados a la actual forma de interactuar con la realidad. Una de las consecuencias directas es la consolidación de los famosos influencers.

Según la RAE, la palabra influencer es un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales. Así, en función de la plataforma utilizada, han surgido nuevos términos como youtuber, tiktoker o instagrammer. 

Estas personalidades se definen por mostrar su estilo de vida diario de una manera natural y cercana. Así, aprovechan para promover productos, modelos de vida o ideologías. Este es el punto problemático: la creciente influencia que tienen, especialmente en jóvenes. «He probado esta crema porque la han recomendado en Instagram» o «lo he visto en TikTok, así que será verdad», son ya frases frecuentes en las conversaciones.

Marina Yers dice que el agua deshidrata, duda de la existencia del coronavirus y admite que le encanta vomitar


El cantante Naim Darrechi, de 19 años, ofreció el pasado 12 de julio una charla online con el popular youtuber Mostopapi. En esta entrevista aseguraba que engañaba a sus parejas sexuales para mantener relaciones sin protección. «Tío, es raro que no haya dejado embarazada a ninguna, así que voy a empezar a acabar dentro siempre» o «Yo les digo que me he operado para no tener hijos» fueron algunos de sus testimonios más polémicos.

La polémica ha ocasionado que el Gobierno balear haya tomado medidas legales contra el mallorquín para proteger la salud sexual. No obstante, el problema va más allá. Darrechi tiene casi 27 millones de seguidores en TikTok y la edad media en España para comenzar a usar las redes es a los siete años.

Otro ejemplo lo vemos también con el caso de Marina Yers, una chica que ha sido trending topic en varias ocasiones por sus desafortunados comentarios. La influencer ha dicho que «el agua deshidrata», duda de la existencia del coronavirus y de la fiabilidad de las mascarillas y admite que le encanta vomitar ya que «siente que se limpia ».

El hecho de que la población tenga acceso a afirmaciones que incitan a la bulimia o a la agresión sexual por parte de personas que con frecuencia admiran me hace pensar si protegemos bien a los más pequeños frente a la manipulación que pueden sufrir. La libertad de expresión es un derecho indiscutible y la diversidad de opiniones promueve el debate, pero, ¿es bueno dar la voz a todo?. Tengo una prima pequeña y mi mayor miedo es que se crea las locuras que oye en Internet. ¿En qué estamos fallando?

Curiosa y con ganas de comerme el mundo, o al menos lo que quede de él. Canariona, amante del deporte, el cine, la música, la lectura y todo lo que sea aprender. Viviendo esta aventura que es el Periodismo con entusiasmo

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