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«Soy intensivista y es inevitable desmarcarse de las emociones»

Ciencias de la Salud

Juan Carlos Medina es especialista en Medicina Intensiva y forma parte del equipo coordinador de trasplantes del Hospital Universitario La Candelaria. Graduado en la Universidad de La Laguna en el año 2002, ha trabajado en la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva) de Lanzarote y Tenerife. Esta disciplina es una especialidad que se dedica al suministro de soporte vital a los pacientes que se encuentran en un estado crítico que, entre otros, requieren de una supervisión y de un tratamiento especial. Los profesionales de esta rama se denominan intensivistas y trabajan en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos).  Además, España es uno de los pocos países que contempla este tipo de especialidades en su currículum formativo.

En ocasiones, la medicina se entiende como una profesión vocacional, ¿lo fue para usted? “Para mí, sí. Desde pequeño me gustaba. Recuerdo jugar en mi casa con tijeras simulando operaciones. Pero sí es cierto que no pensé en una especialización como intensivista, ya que me llamaban la atención otro tipo de campos como la cardiología o la neurocirugía”.

«Nunca debemos olvidar que estamos tratando con personas»


¿Cree que los intensivistas deben de tener algo especial para ejercer su trabajo, sobre todo a nivel emocional? “Para la medicina en general se requiere un grado de sacrificio importante pero para esta especialidad aún más, por su dureza, porque pasas muchos momentos malos. Por ello, debes ser fuerte emocionalmente para controlarte en muchas situaciones. Pero, en mi opinión,  un médico nace aunque el factor de la experiencia siempre corre a su favor”.

¿Cómo fue su primer día en la UVI? “Sinceramente, me quería ir. Me dijeron que fuera a visitar a un enfermo en uno de los box, y lo vi tumbado en la cama rodeado de monitores y catéteres. En ese momento me pregunté muchas cosas, desde qué hacer hasta qué preguntarle porque muchos de ellos, debido a su estado crítico, no pueden hablar ya que tienen un tubo en la boca que se los impide. En mi etapa de formación fue igual, llegué a pensar que esto no era para mí  pero al final con paciencia, trabajo y estudio lo conseguí y ahora me encanta mi especialidad”.

En cuanto a las familias de los pacientes, ¿cómo se afronta la situación de comunicarles una mala noticia? “Se debe estar preparado para ello, ya que nos encontramos con todo tipo de enfermedades de carácter grave. A pesar de esto, es inevitable desmarcarse de las emociones ante situaciones con enfermos y, sobre todo, cuando se les debe comunicar algo negativo a las familias… Los médicos también somos humanos y además, nunca debemos olvidar que estamos tratando con personas. He salido llorando después de un día de trabajo. Es complicado porque se crea una especie de vínculo, pero en definitiva, debemos de ser comunicadores consecuentes y respetuosos”.

«Observo que los alumnos salen muy bien preparados de la Facultad»


¿Cómo ha sido su recorrido profesional hasta hoy? “Estudié Medicina en la Universidad de La Laguna. Saqué el MIR y posteriormente, me formé durante cinco años en la especialidad en el Hospital Universitario La Candelaria desde el año 2006 hasta el 2011. Cuando terminé, comencé a trabajar en el Hospital General de Lanzarote hasta el 2015, que regresé a Tenerife”.

¿Cómo son las condiciones de trabajo en la UVI de la isla de Lanzarote? “Hay ciertas diferencias, pero la unidad intensiva de la isla oriental me sorprendió porque es prácticamente nueva y es casi equiparable a la del Hospital Universitario La Candelaria. Es cierto que no es muy grande y tampoco posee todos los medios que se pueden encontrar aquí en Tenerife. Si estamos con un enfermo con un inconveniente de carácter muy grave o que requiere una atención de un especialista que no hay en Lanzarote, se traslada al Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria”.

¿Acuden alumnos a realizar prácticas en la UVI? «Sí, vienen unos pocos casi todos los meses».

¿Cómo valora la formación de los estudiantes? «He tenido la ocasión de hablar con ellos y observo que poseen una mejor formación y salen bien preparados de la Facultad. Por ejemplo, hacen preguntas interesantes, conocen muchos conceptos que nombras, se implican para aprender… Me han llamado la atención de forma muy positiva. Los nuevos médicos que se incorporan a la unidad poseen una base académica apreciable y buena”.

¿Aconseja la especialización en medicina intensiva a los alumnos de medicina? “Sin ninguna duda ya que, en mi opinión, es la más bonita y la más completa. Comparte mucha práctica con teoría, abarca gran parte de enfermedades, conceptos, técnicas, etc.».

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