Adrián González, director de la obra teatral "La Ruptura"

«La compañía Uñas y Dientes Teatro no ha hecho más que empezar”

Cultura / Ocio

El Teatro Victoria de Santa Cruz de Tenerife presentó este pasado 14 de octubre  la primera obra teatral dirigida por el joven tinerfeño Adrián González Fuentes. Después de un amplio recorrido por el mundo audiovisual, ha decidido dar el salto al escenario con la compañía Uñas y Dientes Teatro,  la cual lleva entre varias personas, «por lo que se puede decir que solo soy un socio más”, apunta. En cuanto a los motivos que le impuslaron a dar este salto, confiesa que “llevaba un tiempo queriendo hacer teatro, en parte gracias a Flavio Miranda que es el protagonista de la obra y que, también, fue el personaje principal de mi primer largometraje y el de varios cortos más. Él llevaba tiempo insistiéndome en que tenía que hacer teatro, y fue gracias al texto de La Ruptura por el que me decidí a dar el paso”.

Flavio Miranda aparece en la mayoría de tus creaciones anteriores. ¿Qué es lo que realmente te atrapa de él? “Tengo proyectos en los que no está, podría decirse que llevo trabajando con él este último año y medio. Es cierto que en los últimos proyectos sí ha estado de una forma u otra. Por un lado, porque es un actor muy bueno. Además, lo conocí yendo a ver una actuación de teatro. El hecho de que hayamos entablado una buena amistad con el tiempo, ayuda mucho a la mecánica de trabajo. Los dos entendemos el oficio de crear una historia de la misma manera. La forma en la que yo quería hacer teatro, es la forma en la que él estaba deseando hacerlo. De ahí su insistencia para que me pasara de medio”.

Resulta irónico: empezaron conociéndose gracias al teatro, trabajaron juntos en el cine y ahora regresan al teatro… “Sí, exactamente. Todo fue en una muestra de la Escuela de Actores a la que yo no tenía pensado ir, pero fui obligado por un amigo que quería ver a otro amigo. Llegué, vi una muestra de estudiantes que tampoco era demasiado buena, pero de fondo había un extra que estuvo media hora en escena y que ni siquiera tenía frase. Comparé las reacciones del resto del público, lo comenté con el amigo con el que había ido y, prácticamente, todo el mundo estaba de acuerdo en que era una pasada lo que había hecho ese chico, allí de fondo, sin tener un papel, en principio, importante. Me acerqué a él, le felicité, le pedí su contacto, empezamos a quedar y a hablar. A partir de ahí surgió todo”.

El texto no es tuyo sino de Julián Redondo pero, exactamente, ¿qué fue lo que te llamó la atención del mismo? “Yo tenía claro que si hacía teatro, quería que fuera algo que a mí me gustara ir a ver, que no es siempre el que me permiten hacer. Principalmente, lo que me llamó la atención del texto fue que trata temas clásicos que se llevan trabajando desde los comienzos de la historia de la literatura como la traición, la libertad, los celos, el amor… y los llevaba de manera muy inteligente a lo contemporáneo, y con ello me refiero a la sociedad moderna y actual».

John Travolta y Uma Thurman en Pulp Fiction


Es sorprendente que también hayas dirigido un videoclip. ¿Cómo surge esa relación con la música? “Al principio me encantaban las secuencias musicales, por poner el ejemplo más evidente, la secuencia de John Travolta y Uma Thurman en Pulp Fiction. Me encantaban esas escenas en las que la música y la imagen se transformaban mutuamente y acababan siendo solo uno. Eso lo he ido dejando atrás, he comenzado a usar otros tipos de lenguaje, pero siempre me ha llamado mucho mezclar imágenes con música”.

La canción elegida, Don’t Give It Up, forma parte del último disco de Diego Hernández. ¿Qué relación te une con él? Diego fue mi profesor hace años. Sabía que él hacía música, y empecé a pedirle canciones para una web serie que hice y algunos cortos, todavía como profesor-alumno. En verdad no era música original, sino cedida por él y que yo me encargaba de meter en un corto que iban a ver treinta personas. Pasaron los años, dejó de ser mi profesor, fuimos ganando confianza hasta convertirse en mi compositor habitual de bandas sonoras».

¿Por qué esa canción? «Él sacó su último disco, Viva el mar, y quería que lo primero que saliera de él fuera un videoclip. Fue un proceso largo: primero elegimos la canción que queríamos hacer y costó mucho llegar a decidirnos por Don’t Give It Up. Queríamos conseguir un paisaje hipnótico y que se viera la relación entre una única bailarina y la cámara que la estuviera grabando”.

«Nunca he llegado a encontrar la raíz de mis ideas»


Hemos hablado ya de la gran diversidad de ámbitos que has abarcado. Todo ello requiere mucha inspiración, concentración, trabajo… ¿De dónde la sueles sacar o en qué te basas? “Nunca he llegado a encontrar la raíz o el momento específico donde me puede surgir una idea. Antes llevaba una pequeña libreta conmigo, pero ahora uso el móvil. Apunto cosas todo el día, desde gestos que observo al de la mesa de al lado, hasta una frase que me llama la atención o una idea que se me ocurre de manera aleatoria. Llegado un momento determinado, se me ocurre una historia, muchas veces juntando varias de aquellas ideas, pero no es un proceso fijo y consciente, como el resto del proceso que es más fácil de explicar”.

¿Y en qué consiste ese proceso? “Una vez tengo la idea de la historia que quiero contar, la dejo reposar un tiempo, porque soy una persona de gustos cambiantes. Si pasados unos meses no solo me sigue interesando sino que, poco a poco, se ha ido creando algo más grande, entonces empiezo a escribir. En ese momento se trata de rellenar los huecos y empiezo con las escaletas para estructurar la historia, además de los detalles. Luego corrijo los diálogos, cambio detalles de la estructura, se lo enseño a personas de confianza a ver qué opinan y, después de eso, si mi idea ya era realizarlo, posiblemente habré hablado con varios actores o actrices para rodarlo”.

Imagino que los ensayos serán duros para lograr buenos resultados… “Sí, hay que organizar un equipo, grande o pequeño dependiendo de la situación. Lo que suelo hacer es ensayar mucho, tanto en cine como en teatro. Por ejemplo, para La Ruptura estuvimos ensayando cuatro meses para una obra que dura tan solo 45 minutos. Siempre procuro cumplir los plazos y planes de producción. Conviene que todo el mundo acabe a la hora acordada para poder ir a comer».

En cine has jugado mucho con las luces, las sombras y el contraluz. ¿Se debe a algo en especifico y qué pretendes con ello? “En algunas ocasiones ha sido para intentar que no se generara ningún tipo de herramienta o recurso que pudiera producir empatía por parte del espectador hacia los protagonistas. He querido retratar tanto a los personajes como a las situaciones de la misma manera que tengo en mente, sin provocar ni repulsión ni pena por parte del público. También creo que el cine, como cualquier otra herramienta cultural, tiene que tener un componente moral, por lo que suelo mostrar la realidad de una manera muy cruda con una finalidad crítica”.

«Me río de mí mismo muchas veces»


También te adentras bastante en la ironía y el humor. ¿Es un elemento más de tu personalidad? “La mayor parte de las personas que conozco no me consideran gracioso, pero admito que me río de mí mismo muchas veces o me resultan cómicos y humorísticos los pensamientos que tengo sobre la sociedad que me rodea. El caso es que entiendo que mi sentido del humor puede ser muy particular, por tanto lo he intentado eliminar de mi escritura en cierta medida. Procuro que el momento en el que pueda surgir una broma sea de manera espontánea y mucho más escueta, por lo tanto: primero, al ser espontáneo tienes más posibilidad de hacer gracia que si es algo preparado; y segundo, si es escueto ese chiste que se cuenta y no hace gracia, pues no pasa nada”.

¿Qué fue lo determinante a la hora de crear una compañía de verdad? “Pues fue la intención de seguir una línea propia en el teatro. Queríamos ser una compañía donde nos tomáramos en serio a nosotros mismos, que presentáramos obras teatrales en las que hubiese un trabajo profesional detrás. Un detalle sobre La Ruptura: cuando empezamos a ensayar, no había fecha de estreno. Lo que le dije a los dos actores fue que cuando esto estuviera llegando a la máxima perfección posible, ya buscaríamos dónde y cuándo hacerlo. Lo que no vamos a hacer es ir con prisas, apresurarnos, y presentar un trabajo que nosotros mismos supiéramos que podía ser mejor. Eso lo queríamos evitar”.

Por tanto, buscan un estilo particular, diferente… “Exactamente. También tiene que ver con la interpretación. Personalmente me cuesta mucho creerme algo de lo que está pasando cuando, por ejemplo, hay una chica de 20 años representando a un señor de 70. Tampoco comparto lo que la gente entiende por actuación teatral, eso de hacer gestos enormes y sobreactuar. Yo quería llevarlo a algo más cercano al cine, que hoy en día tira mucho por la naturalidad y esto es lo que pretendemos todo el equipo».

«La próxima representación de La Ruptura será el 30 de noviembre»


Una vez estrenada la primera obra, ¿te arrepientes de haber dejado de lado el cine para adentrarte en el teatro? “En realidad no me he dado de baja del cine. De todas formas, el texto de La Ruptura llegó en un momento muy adecuado porque ya estaba cansado del cine en cierta forma. Tenía demasiados proyectos y al final acabas angustiado. También está el hándicap de que el cine requiere grandes grupos, y no me suelo sentir a gusto con mucha gente. Sin embargo, hacer la obra de teatro fue una gozada porque en la mayoría de ensayos éramos Flavio Miranda y Marta Peñasco, que son los dos actores, y yo”.

¿Tienes algún proyecto nuevo en mente? “Mi plan principal es ir poco a poco con Uñas y Dientes. Vamos a seguir haciendo funciones de La Ruptura. La próxima será el jueves 30 de noviembre en el Teatro Príncipe Felipe, Tegueste, a las 20.30 horas. Las entradas estarán disponibles desde el lunes 27 de ese mes a 6 euros en la taquilla del recinto. Habrá más entre este año y el próximo, e iremos presentando al público nuevas obras y proyectos que ya estamos preparando”.

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