«Las personas sordas tenemos voz»

Ciencias Sociales y Jurídicas

La Universidad de La Laguna y la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de las Islas Canarias (FASICAN) presentaron ayer, 9 de marzo, Acércate a la Comunidad Sorda. Kevin Pérez, que padece sordera, y Melanie Jorge Rodríguez, intérprete, fueron los encargados de resaltar el objetivo principal de esta ponencia: visibilizar al colectivo, trabajar por su inclusión en el mundo laboral y académico y luchar contra las barreras de comunicación.

Existen diferentes tipos y niveles de sordera. La conductiva afecta al oído externo o al oído medio y no permite que las ondas sonoras entren al oído; la perceptiva perjudica al oído interno o nervio auditivo afectando, a menudo, a unas frecuencias de sonido más que a otras. La sordera mixta, por otra parte, perjudica tanto al oído interno como al externo. A partir de esto, y dependiendo del grado, la pérdida puede ser leve, moderada, severa o profunda.

Los orígenes que pueden provocar un daño auditivo son variados. “Las causas congénitas se basan en la herencia o problemas durante el parto”, explicó Jorge Rodríguez. Las infecciones, traumatismos craneoencefálicos o el ruido excesivo pueden causar, también, la pérdida de la capacidad auditiva de un individuo.

FASICAN tiene como meta principal eliminar las “barreras de comunicación”: la ausencia de subtítulos en los canales televisivos, la nula comunicación entre los servicios de urgencia y las personas sordas, el poco conocimiento que se tiene en las aulas hacia este tipo de características, etc. Cuando comienzan a hablar en su lengua principal, la de signos, muchas personas no son capaces de entender lo que dicen; se sienten aislados. “Así es como nos sentimos nosotros todos los días”, explicó Pérez. Si estos obstáculos son suprimidos, según Jorge Rodríguez, “podremos mejorar la calidad de vida de las personas”.

«La lengua de signos se crea en la calle y se renueva constantemente»


Pérez recalcó que, en la comunidad con problemas auditivos, esta se considera “una identidad y no una discapacidad”, y les gustaría que el mundo lo viera de la misma forma. La cultura sorda es “un sistema de creencias, valores y prácticas”, continuó Jorge Rodríguez. Dentro del colectivo participan oyentes que se comunican con sus compañeros de distintas maneras, aunque la principal es lenguaje de signos. “Esta lengua se crea en la calle y se renueva constantemente”, destacó.

Aunque existen diferentes ayudas técnicas para apoyar a estas personas como audífonos o implantes, tanto Pérez como Jorge Rodríguez resaltaron la importancia de la figura del intérprete. “Es un puente de comunicación”, afirmó este último, porque que se trata de un profesional que asegura el entendimiento del mensaje. Su relevancia se ve reflejada en la independencia que le proporciona a al individuo que cuenta con sus servicios.

Asimismo, existen unas normas para comunicarse si no se conoce la lengua de signos: “vocalizar, escribir el mensaje, gestualizar”, manifestó Pérez, son una de las numerosas formas que se deben utilizar para hablar con una persona que no oye.

«No hablamos porque ya tenemos nuestro propio lenguaje»


Una falsa concepción es la idea de que la persona sin capacidad para escuchar también es muda. Pérez recalcó varias veces que “no hablamos porque ya tenemos nuestro propio lenguaje”. No obstante, si se cuenta con la capacidad económica suficiente, una persona que ha nacido sin oír puede llegar a hablar como otra cualquiera gracias a la ayuda de un logopeda. “Las personas sordas tenemos voz”, pero se requiere un trabajo muy duro en el que el apoyo de los familiares es fundamental.

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