Juan Margalef en las Secciones de Física y Matemáticas de la ULL.
Juan Margalef en las Secciones de Física y Matemáticas de la ULL

Margalef: «Hay muchos doctorandos pero pocos contratos posdoctorales»

Ciencias

Juan Margalef es un joven matemático y físico que disfruta haciendo divulgación. Sus investigaciones discurren entre estas dos ciencias y le gusta subrayar que, como le dijeron una vez, esto no implica que abarque un campo más amplio, sino uno más focalizado y estrecho que se encuentra entre ambas. Fue premio FameLab nacional en 2018, gracias a su monólogo Preguntas y castástrofes. Se doctoró hace pocos meses y trabaja como investigador en el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).

¿Cómo definiría la relación entre la Física y las Matemáticas? «Desde un punto de vista histórico, en un principio no hubo tal distinción. Son ejemplo de ello grandes científicos como Isaac Newton, los hermanos Bernoulli, Leonhard Euler o Emmy Noether, entre otros. A pesar de que algunos son considerados físicos y otros matemáticos, hicieron importantes aportaciones a ambas disciplinas. Con el tiempo, se ha ido haciendo una distinción más grande entre ellas. Ahora, se ha llegado a un punto en el que se requiere una especialización muy grande. No solo en Matemáticas o en Física, sino en cualquier área».

Hoy en día, ¿un investigador podría trabajar ambas ciencias como lo hicieron esos científicos? «Tal y como está planteado el sistema de publicaciones es arriesgado adentrarse en un ámbito que no sea el propio. En la actualidad, es inviable pasar meses o años investigando algo que requiera mucho tiempo y pueda ser estéril. Aun así, siempre se puede trabajar desde las facultades para derribar estos muros. Un primer paso podría consistir en fomentar seminarios conjuntos menos técnicos, donde se pueda establecer un diálogo entre las dos disciplinas».

En Inglaterra, el porcentaje de doctores que no acaba en la academia es del 95%


¿Qué opina del estado de la investigación científica en España? «En general, diría que es desolador. Hay una base demasiado grande de doctorandos pero se ofrecen muy pocos contratos posdoctorales. Esto se ha fomentado desde las propias universidades para evitar que cierren sus programas. En Inglaterra, el porcentaje de doctores que no acaba en la academia es del 95 %. Es decir, solo el 5 % llega a trabajar en centros de investigación públicos o en universidades. No conozco la cifra de España, pero supongo que será similar».

Entonces, la mayoría de los doctores no continúa en la vía académica. «Existe la percepción de que dejar la carrera investigadora es un fracaso. Esta idea debería cambiar por completo. En los planes de doctorado se tendría que aportar una formación más amplia. No se estudian las patentes, ni se practica cómo hablar en público, ni los pasos que seguir para montar una spin-off… Se debería explicar a los estudiantes, desde el principio, cuáles son las alternativas y cuáles son sus posibilidades reales, aportándoles datos para que no se creen falsas expectativas».

¿Qué aporta la realización de una tesis? «Un doctor es capaz de enfrentarse a nuevos problemas que ni siquiera se sabe si tienen solución. Esta es una característica muy necesaria en diversos ámbitos. La política es uno de ellos. De hecho, muchos parlamentarios poseen una formación en la que, por regla general, cada pregunta tiene una respuesta correcta y solo una. Se necesitan otro tipo de inventivas que no consistan en aplicar las recetas de siempre para situaciones distintas».

Ciencia y política


¿Ve necesario que la Ciencia se involucre en la política? «Me parece fundamental. De hecho, existe una iniciativa, Ciencia en el Parlamento, que busca trasladar el conocimiento científico a cualquier asunto político que se vaya a tratar. De esta forma, todas las decisiones políticas tendrán un respaldo bien fundamentado. La investigación es un soporte necesario para la política y los parlamentarios deben de convencerse de su importancia».

Eso requiere un esfuerzo por divulgar la Ciencia. Para que la sociedad comprenda la relevancia de las investigaciones y su impacto en nuestras vidas. «Sí, es esencial. Sobre todo ahora con la desinformación y las noticias falsas. La pseudociencia consigue llegar a muchísima gente. Quizá porque da respuestas fáciles a problemas complicados. Hace poco, se publicó una información en EL PAÍS que identificaba a la mayoría de usuarios de pseudociencia como personas con educación superior. Es escalofriante. Algo estamos haciendo mal, a muchos niveles».

¿Qué se puede hacer para evitarlo? «Hay que seguir intentando divulgar la Ciencia para hacerla llegar a todo el mundo. Si le explicas a alguien cómo funciona una vacuna, cuando le hablen de la homeopatía se preguntará: ‘¿Cómo funciona la homeopatía?’. Su curiosidad estará despierta y será crítico con los argumentos que no se sostengan».

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