Jose Antonio González posando con un libro de genealogía. Foto: M. Moreno

«Canarias es un lugar digno de estudio en la Genealogía»

Artes y Humanidades

Las III Jornadas de Genealogía comienzan hoy miércoles, 23 de octubre, en el salón de actos del Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Después de siete años celebrándose en Arona, realizan su tercera edición consecutiva en la zona metropolitana de la isla de Tenerife. Están organizadas por la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias, inaugurada por Fernando Rossi, que presentará la primera conferencia de hoy. Asimismo, la dirección corre a cargo de José Antonio González, profesor titular del Departamento de Filología Clásica, Francesa, Árabe y Románica de la ULL.

 Este año las Jornadas de Genealogía se centran en la perspectiva genética, que justamente está en boga para descubrir el origen de los aborígenes canarios, ¿qué descubrimientos cree que aportará al debate científico? «Lo cierto es que no tenemos un tema único. Hacemos un pequeño guiño a un tema que está a la orden del día, como es la perspectiva genética. Rosa Fregel vendrá a incidir en sus últimos descubrimientos sobre el porcentaje de aborígenes que se mantiene en las Islas».

¿Qué diferencia a estas jornadas de las anteriores? «Las siete primeras ediciones se celebraron en Arona. Hace tres años, decidimos hacer un salto cualitativo y acercarnos más a la universidad y a la zona metropolitana. En ese sentido, son diferentes porque ahora están en núcleos de población mucho más amplios. Además, en cuanto a la temática, hemos querido ampliar nuestra conexión con América».

¿Por qué con ese continente? «Porque Canarias es un archivo. Tenemos tanta documentación sobre los americanos que somos un lugar digno de estudio».

«Es muy rico encontrar migración tan grande dentro de una nación»


En los años 60 se produjeron migraciones entre Canarias y Sudamérica, ¿cuáles serían los pasos a dar si quisiéramos descubrir alguna conexión con el continente? «Las asociaciones genealógicas de esos países son punteras y están en contacto con nosotros continuamente. Trabajando en esto nos damos cuenta de que el nexo es mucho mayor de lo que nosotros pensamos. En aquella época la gente se movía alrededor de un mismo país. Es muy rico encontrar esa migración tan grande dentro de una nación».

Ahora somos el destino de inmigrantes sudamericanos, ¿el ciclo se repite? «Sí, de hecho, hay núcleos poblacionales bastante grandes porque retornan a los lugares de los que partieron sus antepasados hace cien años».

Para averiguar los orígenes geográficos utilizan el material documental, ¿de qué lugares del mundo han llegado a venir a las Islas para conocer su ascendencia? «Ha venido gente, incluso, de Dubai o Irak para tratar de averiguar su ascendencia. Asimismo, este año en las Jornadas tenemos un invitado de Chile. Llama la atención porque ese país no es un punto donde haya habido emigración canaria abundante. Lo más habitual es que vengan de Cuba o Luisiana».

¿En qué momento se interesó por la Genealogía? «Siempre tuve interés por mi segundo apellido. Así que hace veinticinco años me puse a investigarlo y acabé haciendo mi línea familiar completa».

¿Qué te aportó esa investigación? «Comprobar, por un lado, que tengo antepasados en todas las Islas y, por otro lado, que tengo ascendencia portuguesa proveniente de Las Azores y Madeira».

Este septiembre acaba de participar en la Universidad Católica de Concepción de Chile para hablar sobre la presencia latinoarábiga en la ciencia occidental. En ocasiones, se cree que fueron culturas que durante el medievo se distanciaron, ¿qué aporta su investigación al respecto? «Mi intención era demostrar que esas culturas viven en forma de textualidades -todo aquello que te permita sentirte vivo, que hay una tradición-. Eso nos permite decir que la ciencia escrita en latín de origen árabe se extiende más allá de lo que tenemos como marco. No todo cambia con el Renacimiento, como muchos creen».

«En Sudamérica tienen muchas ganas de conocer quiénes fueron sus antepasados»


Entonces, no existe límite a la hora de remontarnos a la hora de conocer a nuestros antepasados… «El límite nos lo encontramos en el momento en el que deja de haber documentación. En relación a eso, en Canarias tenemos protocolos notariales del siglo XVI y eso nos permite ir más atrás. En un evento al que fui invitado en Las Azores, me di cuenta de que aquí tenemos documentaciones que allí no existen».

Después de visitar Sudamérica, ¿considera que allí la Genealogía tiene más importancia? «Sin duda, si nos centramos en Puerto Rico o la República Dominicana donde esta semana comenzó el encuentro Iberoamericano de Genealogía, veremos que tienen muchas ganas de conocer quiénes fueron sus antepasados».

¿Por qué en el Archipiélago la valoramos menos? «No lo sé, pero creo que para esto nuestras Jornadas, en los últimos diez años, han supuesto un punto de inflexión. Hasta ese momento, la investigación centrada en un lugar específico era escasa. La mayor parte de libros de ahí -dice señalando una zona de la estantería de su despacho-, están relacionados con sitios concretos. Nosotros hemos canalizado el deseo de los canarios por estudiar su historia familiar».

Un deseo que predomina seguro entre la gente mayor… «No te creas, eso es más común en América. En nuestra tierra hay gran cantidad de jóvenes que está estudiando sus líneas familiares».

¿Cómo convencería a la gente para que acuda a las III Jornadas de Genealogía? «Es muy complicado [risas]. Les diría que vinieran para descubrir en qué condiciones se poblaron distintos puntos de Tenerife y cómo fluctuaban por el territorio. La gente se mueve y el desconocimiento es lo que nos hace pensar que tenemos todo al alcance de la mano. En definitiva, debemos transmitir a nuestros descendientes que sus familias han tenido una historia».

En colaboración con: Carla Rivero.

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