Inmaculada Blasco, profesora de la facultad de Geografía e Historia. Foto: Laura Matías
Inmaculada Blasco, profesora de la facultad de Geografía e Historia. Foto: Laura Matías

Inmaculada Blasco: «Tendemos a simplificar los procesos históricos»

Artes y Humanidades

Inmaculada Blasco es profesora especializada en el área de Historia Contemporánea en la ULL. Se licenció en Geografía e Historia en la Universidad de Zaragoza y es doctora en Historia por la misma institución académica. En la actualidad, imparte clases en los grados de Historia y de Periodismo. La docente explica la relevancia tan importante que tiene la historia en estos momentos y por qué es necesario tener conocimiento sobre ella. Además, aporta su opinión en temas como la didáctica de su asignatura y el conocimiento de la sociedad actual sobre la misma.

¿Cómo de importante considera la función de la historia en la actualidad? «La historia siempre ha tenido un papel muy importante. Probablemente en la actualidad sea más significativo porque también el mundo se ha transformado de forma radical en los últimos veinte o veinticinco años. Entonces la información se ha globalizado y se ha hecho muy inmediata. Esto ha afectado al relato que podemos construir sobre el pasado. Por lo que también ha habido o puede haber un cuestionamiento de si la historia que explican los historiadores es la más científica. La historia siempre ha tenido una función, a veces se politiza más y otras menos».

¿Por qué es necesario conocer nuestro pasado? «Esta es una pregunta que se ha contestado de diferentes maneras a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la Roma antigua se pensaba que la historia era una maestra de la vida, es decir, que para vivir en el mundo era necesario conocer el pasado, como si fuera una especie de guía en el presente para no volver a repetir las cosas que no funcionaron bien, para encontrar modelos de aquello que si funcionó bien o para entender el presente. El ser humano también tiene esa necesidad de entender de dónde viene. La historia entendida como algo colectivo de una nación, aunque cada vez más globalizado. Siempre tenemos la necesidad de saber sobre las historias familiares: de dónde vienen nuestros abuelos, quiénes fueron…».

¿Considera que un historiador tiene una responsabilidad social muy importante? «Por todo lo dicho sí. Sobre todo en la actualidad, se pueden construir relatos sobre el pasado muy diversos y todos se presentan como legítimos. El historiador puede proveer un relato sobre el pasado que intenta ser lo más científico y objetivo posible. Es cierto que resulta difícil alcanzar eso porque no existe la objetividad en las ciencias humanas. Aunque creo que somos los más legitimados para contar lo que ha pasado».

«La historia nos provee de una apertura de mentes, es como poder imaginar otros mundos posibles»


Dicen que la historia tiene como función reconstruir el pasado para comprender nuestro presente… «No solamente para entenderlo, sino también para mejorarlo y ver que otras formas de vida fueron posibles. Yo concibo la historia como una antropología hacia atrás, entonces el estudio del pasado abre la puerta a mundos que son diferentes a los nuestros. Por ello, nos pueden ofrecer formas de vivir que a lo mejor nosotros pensamos que no son posibles porque vivimos de tal manera que creemos que nuestra experiencia es la mejor y la única que puede ser. La historia nos provee de una apertura de mentes, es como poder imaginar otros mundos posibles».

¿Es más necesario que se enseñe sobre la historia nacional o conocer la historia a nivel general? «A día de hoy las dos, porque al fin y al cabo estamos insertos en marcos. La identidad y la historia nacional es importante, pero estamos dentro de un mundo cada vez más globalizado e interconectado. Por tanto, también es necesaria una historia global. Yo apostaría por una reformulación tanto de la historia global como de la nacional, en el sentido de pensar la nación como una construcción histórica y de pensar la historia mundial desde otros parámetros que no sean siempre una mirada desde occidente. Sería necesario proyectar una mirada no eurocéntrica sobre el mundo».

¿Qué cambios haría en la didáctica de la Historia? «Desde una perspectiva más técnica diría que el acercamiento al pasado a través de una realidad más actual, es decir, de forma retrospectiva. Es decir, si se está dando una guerra en Siria habría que ir para atrás, ver qué es lo que sucedió y presentar a los alumnos una conexión pasado-presente buscando las causas de estas situaciones. Otra manera es que el alumnado historice cosas que a veces nos parecen que no pueden ser historiables como sus hábitos de consumo o la manera en la que viste. Conectar la forma en la que estamos aquí porque se debe a que ha habido unos desarrollos históricos determinados. El impacto que tienen esos acontecimientos sobre la gente corriente también puede enganchar al alumnado».

«A veces nos quedamos muy en la superficie de los análisis sobre el pasado y el presente»


¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de enseñar esta asignatura? «La mayor dificultad es que hay unos relatos ya construidos sobre el pasado y que, de alguna manera, lo han ido interiorizando. Entonces cuando se plantean otras visiones les cuesta mucho cambiarlo. Otra dificultad es que tendemos a simplificar mucho los procesos históricos que son muy complejos. La tendencia a querer simplificarlo todo al igual es muy humano para así intentar comprenderlo. Hace falta profundizar más porque a veces nos quedamos muy en la superficie de los análisis sobre el pasado y el presente. Creo que esto es un signo de nuestros tiempos. En la actualidad no analizamos, sino que opinamos».

¿Qué opina sobre el conocimiento de la historia que hay en la sociedad actual? «Tendría que ser mucho mayor. Hay recursos como la novela histórica que puede ser una vía para conocer más sobre las sociedades del pasado. Aunque a veces esta no tiene el rigor científico de una investigación, pero muchas veces puede ser una manera de aproximarse a otros contextos. La responsabilidad también es de los historiadores por no querer entrar en el ámbito de la divulgación. La gente no va a leer artículos super especializados, entonces nuestro desafío es saltar la frontera de la divulgación y salir del marco de lo académico para acceder a un gran público sin perder el rigor científico».

¿Necesitamos la historia para alejarnos de los errores del pasado? «Es un elemento que nos puede ser útil, pero no creo que evite que cometamos los mismos errores o errores parecidos. Yo creo que cuando ha pasado un tiempo se olvidan. Las guerras mundiales han estado muy presentes en nuestra memoria colectiva, al igual que la idea de que no podemos permitirnos que eso suceda otra vez. Pero creo que eso ya se está perdiendo con las nuevas generaciones y están empezando a aparecer discursos que parece que lo han olvidado».

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