Demi Lovato: "Quiero ser un ejemplo a seguir, pero solo soy humana". Foto: PULL

El precio de la fama

Opinión

Hablemos de lo fantástica que es la existencia de las celebrities, de lo envidiadas y deseadas que son. Dialoguemos sobre la cuantía de dinero en sus cuentas de ahorro y la vida de lujos que son capaces de llevar. Conversemos acerca de lo fantásticas que están en las imágenes publicitarias y lo bonita que suena su canción en los bares nocturnos y centros comerciales. También podemos reírnos de las fotos inoportunas que le sacan los paparazzis y, sobre todo, criticarlos cuando todos los titulares anuncian un parón en su carrera por salud mental.

Lady Gaga reveló en una entrevista su vacío interior, el gran detonante de su hundimiento: “No me gusta perder el tiempo, pasar el día dando la mano a la gente, sonriendo y tomando selfies”. Poco se habla del trabajo que realizan detrás de la cámara de estos artistas y de las limitaciones de estos famosos. Esta cantante neoyorquina alude que cuando trabaja se convierte en “una máquina de hacer dinero” y  olvida su pasión y su creatividad, la verdadera razón por la que se dedica a cantar. Todos fueron testigos de los fatales resultados de Britney Spears en 2007. La celebridad pudo con ella. Sus palabras textuales sobre su abatimiento fueron: “Me molestaba que los periódicos dijeran cosas horribles de mí”. Esto le llevó a una espiral de fiesta, alcohol, drogas y relaciones fallidas. Actualmente ha vuelto a ingresar en un centro por inestabilidad mental.

«Eres una estrella del pop, tienes que ser rubia, tener el pelo largo y ponerte algo brillante y ajustado»


Otra celebrity que cayó en la preocupación por la opinión pública fue Christina Aguilera. Esto provocó en la cantante un problema con el alcohol y continuos escándalos públicos. ¿Y qué decir sobre Amy Winehouse? En diversas entrevistas se mostraba exhausta por la repercusión que estaba teniendo su música. Ya tenía una tendencia latente de inestabilidad mental y la popularidad la terminó de derrumbar. También podemos hablar de Demi Lovato. Comenzó a tener notoriedad desde niña y desde los 15 años, mientras trabajaba con Disney, comenzó su vida de excesos. En su última canción cuenta lo difícil que está siendo para ella la adicción: “Quiero ser un ejemplo a seguir, pero solo soy humana”.

Y como no, Miley Cyrus o Hannah Montana, como prefieran llamarla. Después de su salto a la fama con la serie de Disney Channel, comenzó un periodo de revelación, en el que confesó que llevaba luchando con una depresión desde la infancia. En una entrevista la cantante y actriz cuenta que desde los 11 años le decían: “Eres una estrella del pop, tienes que ser rubia, tener el pelo largo y ponerte algo brillante y ajustado”. Después de tantos años, Miley admite que le hicieron aparentar algo que no era: “Me habían hecho parecer tan guapa durante tanto tiempo, que cuando no estaba grabando la serie, me preguntaba: ¿quién soy?”.

Puedo seguir añadiendo nombres a la lista, como Katy Perry, Whitney Houston, Robbie Williams, Selena Gómez, Daniel Radcliffe, Lindsay Lohan, Drew Darrymor, Fergie, Ed Sheeran, Michael Jackson, Marilyn Monroe… Todos estos afamados han sufrido o sufren depresión, junto con otras tendencias que se le atribuyen como alcoholismo, drogodependencia, ansiedad…

Vender talento


Se nos olvida lo más importante y es que son personas, y su trabajo, el que ellos en un principio pensaban que les iba a dar la vida, se la está quitando. Una ocupación preciosa: trasladar sentimientos, emociones y vivencias. Eso les está matando. Mientras las grandes multinacionales ganan dinero creando estereotipos falsos, esas personas a las que utilizan para ello se marchitan. “El precio de la fama”, se comenta por ahí. Yo me atrevo a decir: el precio de la inconsciencia. Es complicado ponerme a rebatir el comercio musical y todo lo que está en juego, y, sobre todo, lo que da beneficios. Es más simple referirme a vender talento, ofrecer al público buena música, no un personaje, no una figura idealizada.

Me niego a hablar de la fantástica vida de los celebrities. Hablemos mejor de su voluntad inconmensurable, porque no sé si se han dado cuenta, pero muy pocos de los famosos que acabo de nombrar, excepto los fallecidos, se han retirado del mundo de la música, porque les puede más el sentimiento de transmitir emociones, que el de inculcar o representar clichés.