‘Gente que viene y bah’

Opinión

Laura Norton ha trabajado en publicidad, cine y televisión. En 2014 se inició en el mundo de la literatura con No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, que pronto se convirtió en bestseller gracias al boca a boca y cuya adaptación cinematográfica se ha empezado a rodar este año. Con Gente que viene y bah Norton ha conseguido volver a entrar en la lista de los libros más vendidos plasmando las anécdotas que comparte con sus amigos.

Cada capítulo tiene un título llamativo y que parece salir directamente de la cabeza de la protagonista, tratándose de frases irónicas que destacan las rocambolescas situaciones que a continuación va a relatar. La juvenil y atractiva portada de Gente que viene y bah es una muestra de varios elementos que aparecen en la obra, como los árboles y un coche rosa. Una primera parte donde se presenta la ruptura de una relación sentimental, una segunda donde se trata de superar el desamor y aparecen otros conflictos, y una tercera donde se solucionan o aceptan todas las adversidades, dan como resultado un texto ligero y cohesionado.

Las dotes de guionista de Laura Norton se reflejan en una obra rápida, llena de diálogos y monólogos internos de la protagonista, y en la que casi se prescinde de descripciones. Al tratarse de una novela satírica, la obra de Norton está llena de toques de humor y sarcasmo que consiguen arrancar al lector numerosas carcajadas sin caer en tópicos y entremezclando, a veces, pinceladas de humor negro. La actitud frente a los problemas vitales y las relaciones familiares son los temas principales de esta obra.

«Arquitecta, desequilibrada e impulsiva»


Bea es la protagonista de Gente que viene y bah, arquitecta, desequilibrada e impulsiva nos contará los enredos en los que se mete para superar que su prometido le dejara por la presentadora del telediario y haber perdido su trabajo. Huyendo de sus desgracias, Bea abandona Madrid y se refugia en Cantabria, donde lejos de buscar la tranquilidad, tratará de construir una casa en un árbol, se enfrentará con un empresario de la industria maderera y generará una serie de situaciones inverosímiles que revelarán los secretos familiares.

La jubilación, el paro y la corrupción son, entre otros muchos, los problemas de la España actual de los que Norton se ha valido para contextualizar la historia. La novela es eficaz gracias a personajes peculiares que se normalizan y hacen que el lector empatice con una obra totalmente surrealista. Una madre curandera, un sobrino existencialista, un striper enano, una diputada de Izquierda Unida y otros tantos personajes enseñan una lección vital: siempre hay una parte humorística en cualquier problema que presenta la vida.

Me obsesionan los gatos, los dulces con café y 'El jardín de las delicias' de El Bosco. En mi tiempo libre me interesan la fotografía, la música y el cine. Sin embargo, no me limito a esas disciplinas, sino que la curiosidad por saber sobre cualquier campo corre por mis venas desde hace 20 años. La pasión por contar todo lo que aprendo a diario me ha llevado a estudiar Periodismo.

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