Una nueva forma de relacionarse con los animales y con el Mundo. Foto: PULL

¿Estamos siendo humanos?

Opinión

En tiempos de revolución, algunos ven el veganismo o el vegetarianismo como una moda. Lo cierto es que estas decisiones se conforman en filosofías de vida; en una nueva manera de relacionarse con los animales. Es un modo de preocuparse en mayor medida por su bienestar, salud, y respeto, así como en no querer contribuir en la explotación que llevan a cabo las grandes industrias. Consumimos productos de origen animal que van más allá de la alimentación: ropa, cosméticos, preservativos, jabones, detergentes, vinos e, incluso, cerveza, entre otros.

Pero nos negamos a verlo. No queremos dejar los hábitos que nos acompañan desde nuestro nacimiento. Un sándwich de jamón y queso para desayunar y para merendar. Uno o dos vasos de leche al día. Pechuga de pollo desmenuzada para un buen cruasán. Hamburguesas de carne de res con queso cheddar y huevo. Para consumir todo esto, los animales han tenido que sufrir dolor o incluso ser asesinados. No viven en libertad, aunque muchos quieran creer eso para sentirse menos partícipes de las verdaderas condiciones. Pollos encerrados en jaulas, cerdos y vacas en naves industriales de tamaños ínfimos… No son falsas imágenes, es la realidad.

Cifras alarmantes


El sistema de producción de alimentos, el sistema de consumo y la salud y el cuidado del medio ambiente son las razones para esta lucha. Existen numerosos estudios que demuestran la barbaridad de litros que se necesitan para obtener carne (15 000 litros por kilogramo). Y no solo en cuanto a recursos hídricos, sino al gasto del transporte que supone y a la contaminación de este. Sin olvidar la deforestación producida por la ganadería (un 30 % del suelo terrestre es para su uso). Según cálculos de la FAO, esta práctica provoca el 14,5 % de los gases de efecto invernadero a escala mundial.

En 2015, la OMS levantó una ingente inquietud al publicar un informe en el que señalaba que el consumo de carne roja y procesada está relacionado con un mayor riesgo de cáncer y de muerte por enfermedades del corazón y diabetes. A esto se sumó que a finales de 2017 la Agencia Europea del Medicamento colocó a España en el primer puesto del listado de países de la Unión Europea donde más antibióticos para el ganado se venden.

En España se mata al año una cantidad de cerdos equivalente a la población española. El programa Salvados, de Jordi Évole, emitía el pasado año un reportaje titulado Stranger Pigs para mostrar lo que esconde la industria cárnica en España. Los entrevistados contaban que antes de hacerles inspecciones, se les avisaba, lo que no resulta una correcta representación de las condiciones de los animales y de las prácticas ilegales que se efectúan. El consumo de carne se ha incrementado a niveles monumentales, y si no se reduce, no podrá mejorarse el nivel de vida y bienestar de los animales.

Este cambio debe ser llevado a cabo por los gobiernos e instituciones, pero si cada ciudadano del Mundo comienza a ser más consecuente de los hábitos perjudiciales tanto para el medio ambiente como para su salud y el bienestar del resto de seres vivientes que le rodea, seremos parte e impulsaremos a la élite gobernante a ejecutar reformas.

 

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