«Es un mérito que se hayan fijado en el trabajo de una lexicógrafa canaria»

Artes y Humanidades

Dolores Corbella Díaz es candidata al sillón M de la Real Academia Española de la Lengua desde que el pasado 22 de marzo se anunciara su postulación junto al dramaturgo Juan Mayorga. Una suerte de logros, estudios, investigaciones y publicaciones, avalan la carrera de la catedrática de Filología Románica y docente de la Universidad de La Laguna. La principal labor de su línea de documentación ha estado centrada en el análisis de la lexicografía canaria con la formación de la llamada Escuela de Lexicografía de La Laguna, junto a Cristóbal Corrales. Premiada en numerosas ocasiones, toma este reconocimiento con agradecimiento y alegría, aunque no sin cierta prudencia ya que «es simplemente una candidatura. No hay que echar las campanas al vuelo porque es muy difícil que se haga efectiva».

¿Cómo se sintió ante el anuncio de la candidatura? «Me sentí abrumada y, al mismo tiempo, agradecida. En diciembre de 2015 recibí el nombramiento de académica correspondiente y nunca pensé que volvieran a contar conmigo para ocupar un puesto de tanta relevancia. En este caso, la candidatura está avalada por los académicos Gregorio Salvador, Margarita Salas y Pedro Álvarez de Miranda».

Esta nominación sería un reconocimiento importantísimo…  ¿Qué le supondría, personalmente, formar parte de la RAE como académica? «El hecho de que se hayan fijado en un currículo como el mío es un reconocimiento al trabajo que he realizado a lo largo de mi carrera universitaria. Significa, además, un apoyo a la labor lexicográfica que, con muy pocos medios pero con mucha constancia, hemos llevado a cabo en la Universidad de La Laguna. En realidad, como académica correspondiente, formo parte de la RAE desde 2015, puedo asistir a las reuniones y he colaborado en el comité científico del Diccionario fraseológico panhispánico. Tenga en cuenta que el Diccionario histórico del español de Canarias, que realicé en colaboración con mi maestro Cristóbal Corrales (profesor emérito de la ULL), fue digitalizado y puede consultarse en la red a través de la página web del Instituto de Investigación Rafael Lapesa de la RAE, centro encargado de la redacción del Nuevo Diccionario Histórico del Español«.

¿De qué manera valora la evolución de la institución a lo largo de los siglos? «La labor de la RAE ha sido inmensa a lo largo de su historia, tal como se ha podido ver en los actos conmemorativos de su tricentenario. Continuar trabajando en la senda del carácter panhispánico del español, el cambio del diccionario analógico al digital que supone la aplicación de las nuevas tecnologías y la difusión de la lengua en la red son los grandes retos para el futuro inmediato de esta institución. La Academia lleva algunos años preparándose para esta revolución y para acercarse a los nativos del mundo digital que demandan un trabajo más colaborativo y cercano».

En la RAE hay multitud de disciplinas que se implementan y en las que cada profesional aporta sus conocimientos. Como filóloga especialista en Lexicografía, ¿cuál cree que sería su función? «El currículum de cada nuevo académico complementa el de sus compañeros y esa diversidad enriquece las perspectivas de análisis de la lengua que es una y diversa a la vez. Sin duda alguna, en esta candidatura ha pesado mi trabajo como especialista en el diseño y composición de diccionarios y me imagino que, de ser elegida, mi función sería la de trabajar conjuntamente con otros lingüistas aportando a los distintos proyectos en marcha mi experiencia en Lexicografía Diferencial, tanto europea como americana».

«La mujer del siglo XXI está suficientemente preparada para afrontar cualquier objetivo»


Si usted fuera aceptada, pasaría a ser la novena mujer que forma parte del actual círculo de académicos. ¿Qué papel desempeña la mujer en la RAE en pleno siglo XXI? «Mi elección contribuiría a reforzar la presencia femenina en la corporación. Espero que algún día este hecho deje de llamar la atención y se convierta en algo habitual. No solo en la RAE sino en cualquier institución o en cualquier empresa, la mujer del siglo XXI está suficientemente preparada para afrontar cualquier objetivo; es la sociedad la que debe poner todos los medios a su disposición para allanarle el camino y para que, en determinadas etapas de la vida, no tengamos que vernos obligadas siempre a optar entre lo profesional y lo personal. Todo en la vida es un equilibrio. Tenemos que seguir trabajando para encontrar las soluciones que lo hagan posible».

Ha sido nominada junto al dramaturgo  Juan Mayorga. ¿Qué palabras le dedica? «Juan Mayorga es un magnífico dramaturgo, uno de los más importantes de la escena teatral contemporánea. No tengo la suerte de conocerlo personalmente, pero algún amigo mío, sí».

Volviendo la vista atrás, ¿cómo recuerda sus inicios en la ULL? «Los primeros años fueron duros, como cualquier comienzo y más en una etapa en que la incertidumbre era constante, no sabías a qué contrato podías aspirar al año siguiente. En realidad, para los jóvenes investigadores de hoy en día las cosas no han cambiado casi nada. Tuve constancia y muchísimo apoyo en casa. En la ULL tuve la suerte de encontrarme con Inmaculada Corrales, profesora durante la carrera y, luego, mi directora de tesis: inteligente, metódica y muy coherente. Era tan exigente con los demás como consigo misma, con ella aprendí una forma de trabajar que ha sido fundamental en mi trayectoria».

«Hoy por hoy, conocemos cómo se constituyó el léxico isleño, cuál ha sido su pasado y cómo es su presente»


Es autora de diversos estudios relacionados con la lexicografía canaria y la española-americana. Ante la influencia de la globalización, ¿cómo cree que afronta la transformación del dialecto canario y su variación? «Estamos acostumbrados a hablar de un mundo globalizado, como si fuera una novedad, sin darnos cuenta de que ya nos enfrentamos a una primera globalización a finales del siglo XV, cuando el Atlántico fue el eje que unió la cultura europea con la africana, la asiática y la americana. Y el archipiélago canario fue testigo de excepción de aquella historia. Si por algo creo que han sido valorados mis trabajos es, precisamente, por dar cuenta de la variación dentro del conjunto, por analizar el léxico diferencial canario en contraste con el español europeo y el americano, y por entender la historia del español atlántico dentro del contexto en que se formó. Esa perspectiva amplia es lo que ha hecho que los diccionarios que hemos realizado en el marco de la llamada Escuela de Lexicografía de La Laguna hayan sido tomados como modelos de otras investigaciones similares que se han emprendido en diversas regiones del español y en varios países americanos».

Una divulgación necesaria… «Hoy por hoy, conocemos cómo se constituyó el léxico isleño, cuál ha sido su pasado y cómo es su presente. Pero somos conscientes de los cambios en los que estamos inmersos, por la pérdida de la cultura tradicional, por la nivelación que suponen los medios de comunicación y por la economía lingüística que domina en las redes sociales. La sociedad cambia y la lengua, como es lógico, también. No obstante, hay algo de la propia identidad que nunca se pierde sino que, al contrario, suele manifestarse de manera espontánea y, a veces, reivindicativa».

Es coordinadora del grupo de investigación LexHis de la Universidad de La Laguna, en el cual, según tengo entendido, convergen diversas materias como la historia o la filología. ¿Qué líneas están abordando?  «Estamos acostumbrados a desarrollar la investigación en compartimentos estancos, en contra de lo que realmente es el espíritu universitario. Sin embargo, cuando analizas las palabras (y el lexicógrafo es, realmente, un labrante de las palabras), necesitas acercarte a ciencias tan diversas como la Biología, las Matemáticas, la Filosofía, la Medicina, la Música, la Química, la Antropología o la Historia. En el grupo que coordino, trabajamos conjuntamente filólogos e historiadores porque resulta imprescindible, para conocer la evolución de las palabras, analizar previamente cuál ha sido la historia de la cultura material, la historia de las mentalidades, el desarrollo de los movimientos migratorios y el contacto de lenguas o la historia de la expansión atlántica».

¿Qué les aporta el trabajo colaborativo? «Con esa visión interdisciplinar, hemos analizado el léxico azucarero colonial y estamos inmersos en una investigación sobre la presencia portuguesa en el español meridional y las consecuencias lingüísticas de esa interacción. Además, como trabajamos fundamentalmente con textos escritos, hemos realizado la edición de algunas de las fuentes de la expansión atlántica bajomedieval y estamos preparando un corpus documental canario que sirva de referencia, contraste y, en cierto sentido, también de complemento del CORDIAM, esto es, del Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América, la base de datos más importante que existe hoy en día de textos hispanoamericanos».

«Soy una privilegiada. He podido desarrollar el trabajo para el que me formé»


Fue fundadora del Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas de la ULL, fue directora del Instituto de Estudios Canarias, además de autora de numerosas publicaciones y premiada en diversas ocasiones. ¿Cuáles son sus próximos objetivos? «Los profesores universitarios somos, fundamentalmente, docentes e investigadores pero, también, en alguna etapa de nuestra carrera, hemos tenido que dedicarnos a la gestión. He sido directora de mi Departamento, en su día fui la primera vicesecretaria general de la ULL, con un grupo de compañeros organizamos el CEMyR, hoy convertido en Instituto de Investigación, y durante una larga etapa fui presidenta de la Sección de Filología del Instituto de Estudios Canarios, centro del que también fui vicedirectora y directora. Han sido épocas importantes en mi trayectoria, de las que guardo entrañables recuerdos porque me dieron la oportunidad de conocer a personas de campos muy diversos, dentro y fuera de la Universidad».

¿Qué balance hace de este tiempo transcurrido? «Siempre muy positivo, y eso que no ha sido fácil. Soy una privilegiada. He podido desarrollar el trabajo para el que me formé y, encima, he podido disfrutar de cada etapa y de cada nuevo proyecto. De todas formas, cada publicación lleva cientos de horas de trabajo, una dedicación muy intensa y, también, algún que otro sacrificio. No sé cuántas horas le he dedicado al día, muchas, sin duda».

Esperemos que los nervios del día 11 la dejen descansar bien… «Salga lo que salga, el que se hayan fijado en el trabajo de una lexicógrafa canaria que vive a 1800 km de Madrid, en medio del océano, ya es un mérito».

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