El séptimo arte en República Dominicana

Sociedad

El cine es un arte que se desarrolla en muchos países y, dependiendo de en cuáles, posee sus peculiaridades. Sobre todo, aquellas que aporta el grupo humano y que hacen posible la creación y realización de una película. Hollywood es un gran gigante en la industria y actualmente sigue acaparando el protagonismo mundial. Sin embargo, hay obras y figuras dentro de la cinematografía internacional que merece la pena destacar. Volamos hasta República Dominicana, donde descubrimos a la cineasta Wendy Espinal.

¿Quién es la directora Wendy Espinal? «Soy cineasta y gestora cultural. Crecí en el Caribe y me trasladé a Europa para ampliar mi formación y experiencia profesional y cultural. Trabajo en proyectos culturales y profeso constantemente el amor por la no-ficción y la naturaleza. Fundamento mis trabajos en la investigación, el proceso y el significado. He trabajado en múltiples proyectos audiovisuales y culturales, dentro de los que destaco los largometrajes CocoteBeauty KingdomPetra, El Rey de la Habana, El Cosmonauta. Así como proyectos para relevantes instituciones y eventos culturales en República Dominicana, España, Estados Unidos, Francia, Portugal y Alemania».

¿Cómo empezó todo? «Con los documentales Cosecha, Alimento y Mujeres Tierra di mis primeros pasos como realizadora documental, componiendo un tríptico sobre la vida rural en República Dominicana. A estos se le une la instalación audiovisual Estado: Rural, con la que formé parte del prestigioso XXVI Concurso de Arte Eduardo León Jimenes; y El mundo que nos rodea, Premio Fonprocine, actualmente en postproducción. En la actualidad resido entre Madrid y Santo Domingo, desarrollando varios proyectos y coproducciones artísticas, como el documental sobre Humanae y el proyecto transmedia Negro cuerpo«.

La dominicana Wendy Espinal.

¿Cómo definiría su estilo como directora? «Mi carrera como realizadora es muy joven. Todavía estoy en pleno descubrimiento para ya hablar de tener un estilo. Sólo puedo decir que me inclino por el cine lleno de sensibilidad, atención en el detalle, fuerza y coraje, que invite al espectador a reflexionar y a viajar, interna y externamente, mientras se deja tocar los sentidos por los personajes, sus historias y los temas de los que quiere hablar el autor. Si logro generar un poco de esto a través de los proyectos en los que me involucre, me sentiré muy satisfecha».

¿A qué obra le tiene más cariño y qué la hace tan especial? «La Isla sin mar, un documental que no pude terminar. Es especial porque fue con el trabajo que me atreví a dirigir y que me abrió un universo muy distinto y enriquecedor. Espero algún día encontrarlo y poder retomarlo».

¿Qué síntesis hace de su carrera, qué le diría a la Wendy Espinal que estaba iniciándose en el mundo del cine? «Estoy en este medio porque me interesa observar la vida, las situaciones sociales, conectar, proponer reflexión, tocar individuos y colectivos, compartir, intercambiar puntos de vista… Le diría que se prepare para una carrera de fondo, con unas cuantas montañas rusas en el medio. Costó mucho esfuerzo para que la mujer llegara al mundo del cine y aún así, a día de hoy, se sigue reivindicando su rol en puestos directivos detrás de cámara».

Desde su punto de vista, ¿qué necesita el cine para que sea más igualitario? «Principalmente que más mujeres escriban historias y las realicen o salgan a grabarlas. Siempre vendrán bien las iniciativas de apoyo a la realización femenina, pero no podemos sentarnos a esperarlas. ¡Hay que agarrar la cámara! ¡Y hacerlo sin miedo!»

La directora en pleno rodaje.

¿Le gustaría trabajar en Canarias? «Tengo varios colegas canarios con quienes espero empezar a desarrollar algunas ideas en breve, ¡me encantaría!. Ahora estoy cerrando el documental El mundo que nos rodea y empezando la investigación de otros dos nuevos proyectos».

¿Cuál es la situación actual del cine en República Dominicana? «Actualmente se vive una especie de boom cinematográfico en el país, gracias a los incentivos legislativos y fiscales implementados desde hace unos años. Pero lo mejor es que ya empiezan a salir proyectos de autor interesantísimos, más allá de la proliferación de obras de carácter más comercial. Todo esto está haciendo que la industria se afiance y que los cineastas empiecen a experimentar más… Allí prácticamente está todo aún por hacer y hay muchísimo camino por andar».

¿Cuál es el carácter diferencial de las obras creadas allí? «Nuestra cultura es un caldo de historias curiosísimo, caótico e inagotable. Eso da lugar a muchas miradas y formas de hacer cine. A grandes rasgos, hasta el momento, identifico dos tipos de películas: unas vertiginosas, hiperactivas y hasta violentas, en diversos aspectos, y otras sosegadas y sutiles. Confío en que a medida que se siga ganando experiencia y valor, los cineastas dominicanos profundicemos en la búsqueda y desarrollemos un lenguaje cinematográfico realmente propio».

¿Puede recomendarnos una película y una serie? «Desafortunadamente, no consigo sacar tiempo para ver series de forma constante. Y una película, ya que hablamos del cine dominicano, recomiendo Cocote, de Nelson Carlo de los Santos, un largometraje de ficción-documental multipremiado internacionalmente, incluso en Canarias, en el Festival de Lanzarote. Estoy muy orgullosa de ese proyecto para el cual hice la dirección de producción».

Foto retrato cedida por Carlos Rodríguez.