El secreto del éxito

Opinión

Hace tres años, cuando el verano comenzaba a inundar de planes los corazones de los estudiantes, yo, como tantos otros, atravesaba una época de dudas, una etapa de desasosiego, una fase de existencialismo primario que devoraba y revolvía las entrañas. Los titubeos, las incertidumbres, los miedos… eran una constante. Rumores sordos enredados en el cerebro que ensartaban con gusto mi corazón: ¿Y ahora qué? Ha llegado el momento ¿Cómo ha llegado tan pronto? Pero ha llegado. Tienes 18 años y una vida entera por descubrir. Tienes 18 años… ¿Por dónde quieres empezar?

La idea de dedicar mi existencia a una única profesión me resultaba un tanto dolorosa. Era como un beso amargo, una manzana envenenada que casi todos estamos obligados a morder. La vida es tan corta y todo tan amplio… ¿Quién construyó tantos caminos para solo ser fantasía de nuestro pasar? ¿Por qué tanta belleza si nadie puede contemplarla? ¿Por qué tantos kilómetros para tan pocos años?

Me resultaba escalofriante no poder abarcar las posibilidades del mundo. Porque cada profesión tiene algo, ese algo que la hace especial. Qué extraordinaria materia la medicina, la música, la literatura, la psicología o las matemáticas. Todas escritas en verso, todas hilvanadas por la poesía del saber…

Quién no quisiera ser mar y bailar con las olas. Quién no quisiera ser tierra y alimentar vidas nuevas. Quién no quisiera ser fuego  y rugir en sus llamas. Quién no quisiera ser aire y volar en sus rachas…

Pero es inútil consumirse en absurdas aspiraciones. La omnipotencia, muy a nuestro pesar, solo es fruto de la fantasía.

«Nada que no se ame podrá ser construido con eficiencia»


Así que si hay algo que he aprendido es estos tres años es que no hay mejores ni peores salidas, ni mejores ni peores carreras. El secreto del éxito está en amar lo que se hace. Nada que no se ame podrá ser construido con eficiencia.

No hay más. Así de simple es la verdad. La vida no está para recrearla en la cabeza, sino para saborearla hasta las entrañas. Sed fieles a lo que exprima vuestras almas, a lo que os deje sin aliento y alargue vuestras alas. Buscad a la vida. Buscad sentirla, amarla y hasta odiarla.

No somos tierra, no somos agua, no somos aire y no somos fuego. Solo nos queda ser nosotros y amar lo que hagamos.

Entonces, y sólo entonces, el lugar que el tiempo decida darnos, será nuestro hogar.