Manuel González (a la derecha), junto a Mariano González y Aníbal Mesa, otros miembros de su grupo de investigación. Foto: A. R. H.

«El fútbol es una válvula de escape a los problemas cotidianos»

Deportes

El doctor en Sociología por la Universidad de La Coruña, Manuel González Ramadall, es el coordinador del grupo de investigación de la ULL Fútbol, Cultura y Sociedad. Mariano González Delgado y Aníbal Mesa López son los otros dos miembros que completan el equipo. González Ramadall dispone de varios artículos y capítulos en diversos libros y revistas acerca del vínculo existente entre el fútbol, la cultura y la sociedad. También ha presentado ponencias y comunicaciones en eventos científicos. Su área preferente de investigación es la Sociología en el Deporte, en especial el fútbol, y es componente de la Asociación Española de Investigación Social Aplicada al Deporte (AEISAD).

¿Por qué influye el fútbol tanto en la sociedad? «En una sociedad del espectáculo y con una división tan tajante entre trabajo y ocio, donde el ocio es lo que nos gusta frente a un trabajo que tiende a la degradación, el fútbol se ha ido convirtiendo en un fenómeno de divertimento ligado a las pasiones. Entre otras cosas, el fútbol es una suerte de melodrama que se reproduce con la ventaja de la incertidumbre, pero con todos sus contenidos narrativos: villanías, épicas, mitos, engaños, mentiras, ilusiones, deseos, pasiones. En definitiva, es una esperanza menor en un mundo un tanto desesperanzado. Influye porque socialmente lo consideramos algo sin importancia muy importante, especialmente desde el punto de vista de las emociones».

¿Es mejor una sociedad sin fútbol o con fútbol? «El fútbol traduce unas necesidades sociales. Si no es el fútbol, otro deporte habría ocupado su lugar de menara referencial, como sucede en otros países. Y aún así trasciende en cualquier comparativa internacional. El fútbol es el más extendido de los deportes. La razón está a debate. Nos quedamos con una idea fundamental, la dualidad de poder del fútbol: su poder simplificador y su poder metafórico. El poder simplificador lo da su estructura y requerimiento de juego (simple en su complejidad), y su poder metafórico lo da el simple hecho de que un grupo de infantes o de adultos puedan jugar al fútbol con algo similar a un esférico como lo hacía Pelé en su infancia. Pura metáfora con piedras de portería y una pelota».

¿Por qué atrae el fútbol a nivel mundial y entre todas las clases sociales? Algo que no ha conseguido ningún otro deporte… «Supongo que la segunda pregunta responde un poco a esto. No obstante diremos que el fútbol aunque es interclasista está en disputa permanente. El odio al fútbol moderno, por ejemplo, expresa la incomodidad de los grupos sociales subalternos por: los horarios, los precios, las publicidades, la soberanía de los socios, etc. La regulación internacional del fútbol está siendo atravesada por 3 fuerzas fundamentales: el mercado nacional e internacional, la seguridad y la televisión por cable. Cappa ya en su libro “También nos roban el fútbol” lo explica muy bien. No obstante, habría que hacerse una pregunta: ¿El fútbol del que habla Ángel Cappa era realmente de todos como él dice? ¿Era un espacio realmente multicultural sin exclusiones? Los datos nos demuestran que no».

«Las mujeres se apropiarán también de él y desplazarán las miradas convirtiendo el espacio en algo más rico y diverso»


¿Qué opinión tiene del auge del fútbol femenino? «Las mujeres han sido históricamente relegadas al imaginario de espectadoras, en el mejor de los casos. El fútbol es un deporte agonístico y tradicionalmente ha sido un espacio masculino. El siglo XXI cambiará todo el fútbol. Devendrá más multicultural y multigénero. Las mujeres se apropiarán también de él y desplazarán las miradas convirtiendo el espacio en algo más rico y diverso. El fútbol siempre ha sido un terreno para la educación sentimental masculina, ahora habrá que compartirlo y cambiará inevitablemente».

¿A qué cree que se debe? «Es un ejemplo más de la incorporación de las mujeres a espacios que les habían sido tradicionalmente vetados. Es un proceso imparable, y el fútbol, con su enorme caja de resonancia, no iba a quedarse fuera. Es cierto que ese proceso ha sido más lento que en otros deportes, pero hay que entender que la construcción social e identitaria del fútbol ha tenido en la masculinidad uno de sus pilares fundamentales. Eso no ha sido tan fuerte en otros deportes colectivos como el baloncesto, el voleibol o el balonmano, con mayor presencia femenina. Ahora esa relación se está viendo erosionada en el fútbol y las chicas encuentran un nuevo espacio de construcción personal. Lo interesante, y esto es algo que va a marcar nuestra línea de investigación a corto plazo, es explorar qué supone para las mujeres la práctica del fútbol en términos de identidad de género, relación con sus propios cuerpos y la ritualidad que desarrollan».

¿Cómo sería una sociedad sin fútbol? ¿Se lo ha llegado a plantear? «¿Cómo sería una sociedad sin Internet? El interés social es tan alto y su hegemonía en la cultura deportiva nacional tan prominente que resulta difícil hacer este ejercicio. Las sociedades necesitan controlar sus incertidumbres, domesticarlas, convertirlas en pacíficas, en algo sin peligro. Un disgusto de fin de semana con la derrota de tu equipo se resuelve en el siguiente. El precio es no saber, pero la ventaja es también no saber. La esperanza juega con la ilusión en el tablero del negocio. Esto explica en parte el crecimiento de las casas de apuestas. El fútbol se convierte en un territorio propicio para el ocio, pero también para la mitificación, la hipérbole y la construcción de un tiempo y espacio casi religioso. Este es un aspecto que nos está preocupando en las últimas investigaciones, los rituales y la mitificación. ¿Se imagina usted un mundo sin relatos míticos? Sería un mundo mucho más aburrido».

¿Cómo es la forma de consumir fútbol y cómo ha evolucionado esta forma de consumo en nuestro país? «En la línea que hemos apuntado anteriormente, el fútbol ha sido tradicionalmente un producto muy masculinizado, donde el varón era el espectador consumidor por excelencia. En el imaginario social permanece la idea del personaje de cómic español Pepe el Hincha, puro y copa de coñac en la mano, como el prototípico aficionado al fútbol. Sin perder su elemento emocional, el fútbol ha ido evolucionando y abriendo sus puertas a otros perfiles sociales, especialmente a las familias y a las mujeres, al tiempo que incluso se ha intelectualizado con personajes como Menotti, Valdano o Guardiola.  Según las encuestas del CIS más de la mitad de la población española presenta algún grado de interés por el fútbol y ha asistido como espectador a algún partido de fútbol en el último año».

«Siempre vamos a encontrar una dimensión lúdica, circunstancia no incompatible con el factor competitivo»


 ¿Cree que todavía se conserva la dimensión lúdica del juego en el fútbol? «Huizinga afirmaba que el juego es más viejo que la cultura, por tanto, siempre vamos a encontrar una dimensión lúdica en el fútbol, circunstancia no incompatible con el factor competitivo. Se juega y se compite. Ahora bien, en el caso del fútbol profesional, por ser precisamente eso: una profesión, difícilmente se puede defender esta dimensión lúdica del juego. El objetivo es la victoria, el rendimiento por encima de otras cosas. El juego por mandato no es juego, es una réplica del juego. Y de esta réplica se beneficia todo lo que rodea al mundo del fútbol, ya sea profesional o practicado como entretenimiento».

¿Se agotará alguna vez el fenómeno y todo lo que general el fútbol? «Se discute mucho sobre esta cuestión. Los detractores del fútbol moderno sostienen que se está matando la gallina de los huevos de oro, sin embargo, desde nuestro punto de vista, y los hechos así parecen demostrarlo, la capacidad de cambio y adaptación del fútbol es enorme. Mientras exista ese poder simplificador y metafórico al que antes nos referíamos, y que es sostenido en buena medida por el aparato político, económico y mediático que rodea al fútbol, difícilmente este fenómeno se agotará. Podrá cambiar el tipo de público, podrá cambiar el significado cultural del fútbol, podrán primar más los intereses del espectáculo y el negocio que la fuerza identitaria y el sentimiento comunitario que genera, pero el fútbol va a estar ahí, y conviene analizarlo».

¿Queda algo por inventar en el mundo del fútbol? «Por supuesto que sí. En décadas pasadas el fútbol profesional apenas modifico sus reglas, sus sistemas de juego, sus formatos de competición, su forma de difundir el juego al público a través de sus retransmisiones radiofónicas y televisivas… A finales del siglo pasado el proceso de cambio se aceleró hasta tal punto que hoy podemos hablar casi de un fútbol “líquido” donde existen competiciones tanto de clubes como de selecciones nacionales que aparecen y desaparecen o están en permanente ajuste, incluida la Champions League y el Mundial de Fútbol. Lo mismo podemos decir de las reglas, con el aumento y posterior disminución del número de árbitros principales y asistentes, especialmente a partir de la introducción de la tecnología VAR y el ojo de halcón. La previsión es que estos cambios seguirán produciéndose en diferentes ámbitos».

«Hablamos de un deporte altamente mercantilizado»


Investigando me he dado cuenta de que durante europeos y mundiales se modifica los horarios laborales. También hay un dato que dice que durante la final de la Eurocopa de 2008 cerró el 30 % de los teatros de Madrid. ¿Por qué existe esa permisividad con el fútbol y se normaliza esto? «Por un lado, hay una cuestión meramente técnica. Si los negocios alteran sus ritmos habituales para adaptarse a determinados eventos futbolísticos es porque han comprobado que de nada sirve obviarlos o competir contra ellos. Sencillamente son más fuertes. Y esto es así, al menos en gran medida, porque nuestras sociedades han aceptado este fenómeno como el principal articulador de los tiempos y espacios de ocio, tal y como decíamos antes».

Como investigador habrá observado que el fútbol está cambiando y cada vez podemos ver más contratos multimillonarios, magnates árabes y rusos que compran clubes… ¿No se ha perdido un poco la esencia del fútbol? «Esa es la base del incipiente discurso de odio al fútbol moderno. Cada vez más aficionados identifican una pérdida de sentido de pertenencia en favor del mercado. Como ya decíamos, la internacionalización generada a partir de la Ley Bosman y el desarrollo de la comercialización del fútbol ha generado un proceso de homogeneización que cuestiona las bases de identificación locales, y eso provoca el riesgo de alejar a la gente de los estadios. Pero al mismo tiempo los aficionados se encargan de mantener los vínculos con el pasado, con los orígenes e historia de los clubes, además de reconstruir buena parte de los elementos del fútbol moderno para dotarlos de significados relevantes».

¿El fútbol, en la actualidad, es más un deporte o un negocio? «Es un deporte altamente mercantilizado. Evidentemente, su funcionamiento actual es el de una gran industria. Las decisiones organizativas que toman los clubs y los reguladores internacionales como UEFA y FIFA buscan continuamente la ampliación del negocio y el aumento de los beneficios. Esto es algo común a cualquier esfera susceptible de comercialización dentro del capitalismo, y como decimos, provoca cierta pérdida de sentido. Lo importante es entender que la base que sustenta todo ese entramado tiene poco que ver con el negocio y mucho con el deporte en un sentido social. Tendemos a olvidar que el mundo del fútbol es mucho más que su vertiente profesional, con millones de niños, niñas, padres y madres participando de él sin mayores pretensiones que desarrollarse dentro de sus espacios sociales comunitarios. En definitiva, podría darse un futuro en el que el negocio del fútbol dejara de ser tan importante como es ahora, pero es mucho más difícil pensar en que su práctica y sus funciones sociales corrieran la misma suerte».

Nací en Lanzarote un 11 de octubre de 1999. Desde entonces soy un enamorado del periodismo. Dispuesto a aprender cada día y con ganas de conocer en profundidad esta maravillosa profesión.

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