“El cuerpo no es solo un soporte, ya que al expresarse transforma el mundo»

Artes y Humanidades

La sala Rumeu de Armas de la Sección de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna acogió, ayer 18 de abril, la conferencia Emociones y cuerpos en la política de masas (España 1890-1931) de la mano de Mercedes Arbaiza, profesora titular en Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco e impulsora del grupo de investigación Experiencia Moderna. Inmaculada Blasco Herranz, licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza y docente de la ULL, fue la encargada de la presentación de este acto.

Arbaiza estableció la centralidad del cuerpo como categoría de análisis. Por ello, centra su hipótesis en la autoconciencia sobre las nuevas formas de sentir y modelar el interior. Indicó que la sociedad de masas en el lenguaje de la política necesitaba materializarse. “La forma de relación de los seres humanos con el mundo no es a través del lenguaje sino a través de la incorporación, por lo tanto, el cuerpo es la instancia de experiencia, y no la mente”, indicó.

A su vez, argumentó que Pío Baroja a finales del siglo XIX representaba la introducción de las impresiones como criterio de verdad en la política. “La autoconciencia de generación nacional que se expresa en esa forma de tristeza y que preside la política reformista del primer tercio del siglo XX en España se conformó sobre nuevas formas de sentir”, remarcó la profesora en Historia Contemporánea.

De esta manera, la invitada se centró en analizar cómo irrumpen la vergüenza, el asco y el miedo, sensaciones sobre las que se constituyeron los proyectos de nacionalización que dieron lugar a los movimientos de masas de entreguerras. “Estos son sentimientos que crearon nuevos vínculos sociales que tendrían que separar a los cuerpos y que generaron nuevos antagonismos sociales y nacionales propios de la generación de masas”, recalcó la ponente.

Las emociones modelan al sujeto


Además, según su juicio, expresó la definición del soporte vital como «una mezcla de este con las sensaciones». Presentó este concepto relacionándolo con un signo o texto, un ente pasivo sobre el que se van escribiendo las relaciones de poder a través de las nuevas tecnologías y las emociones, que lo activan en la producción de significado y rutinas para que dé lugar a la experiencia.

La intención primordial que tenía la conferenciante  era mostrar cómo la historia política cambió el sentir de la figura y las percepciones del mundo, llegando a fomentar una mayor aprensión al cuerpo. Produjo así, un antagonismo en la población por el higienismo, capaz de deslegitimizar la compasión, poniendo el asco como aspecto primario que llegó a separar Bilbao en dos partes, la parte minera y la burguesa.

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