Los cetáceos, los principales afectados por la presión marítima. Foto: PULL

El confinamiento favoreció al desarrollo de la vida en el medio marítimo

Ciencias

El IX Congreso de Estudiantes de Biología  tuvo lugar el pasado martes y miércoles, 13 y 14 de abril, en el Aula 1 de la Sección de Biología del Campus Anchieta, donde cada uno de los ponentes, estudiantes de diversas Facultades de Ciencias, presentaron sus trabajos. Estas investigaciones fueron retransmitidas por Google Meet para una audiencia de 60 personas. Darío Martín y Mario Martín fueron los moderadores de ambas jornadas, que dieron comienzo en torno a las 3.30 horas de la tarde.

Una vez inaugurado el evento tras la presentación de los miembros del Comité Científico, quienes evaluaron y premiaron los mejores trabajos de investigación, se dio comienzo a las exposiciones. La primera de ellas, bajo el título Aceites esenciales para el control de hongos fitopatógenos, estuvo conducida por Ana del Carmen Rodríguez, alumna de 4º Curso del Grado en Biología.

Rodríguez habló de las enfermedades que los hongos fitopatógenos causan a determinados cultivos. Afecciones que derivan en un serio problema para el sector agrícola, debido a las graves pérdidas económicas que conlleva su control durante la cosecha. La alumna de Biología señaló que el uso de pesticidas convencionales tienen efectos colaterales sobre el ser humano y el medioambiente. «Sin embargo, existen otras alternativas sostenibles, como el uso de aceites esenciales», apuntó Rodríguez.

«Antes de la pandemia, el 41,61 % de las crías de cetáceos fallecían al año»


Jacobo Marrero Pérez, presidente y director científico de la Asociación Tonina, fue el ponente invitado que clausuró la jornada del martes 13. El doctor en Biología habló a los asistentes sobre las investigaciones que, en colaboración con otras organizaciones y universidades, lleva a cabo su equipo sobre el estudio de la situación de las poblaciones de calderones (un género de cetáceos) en la isla de Tenerife.

Según Marrero, en dos zonas de la Isla, Anaga y los Cristianos, se encuentran altas concentraciones de población de calderones. En los análisis se ha detectado un elevado nivel de estrés debido, en parte, a «ruidos submarinos» producidos por la actividad humana. El tráfico de los fastferrys así como las prácticas turísticas de Whalewatching (avistamiento de ballenas) provoca que, en ocasiones, se vulneren normas de protección del entorno y sea un claro ejemplo de alteradores de la calidad acústica del medio.

La Asociación Tonina, además de llevar a cabo el estudio de indicadores externos de estrés, como pueden ser las cicatrices o las afecciones dérmicas que presentan los calderones en su piel, analiza la tasa de mortalidad de la población y su relación con la presión marítima a la que los calderones se ven sometidos. El grupo decidió atender a la mortandad entre la población más joven, la considerada más vulnerable: las crías de los cetáceos. En un contexto de prepandemia, se descubrió que cerca del 41, 61 % de ellas fallecían al año.

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