El arte japonés se apodera de CajaCanarias con ‘Geisha y Samurái’

Artes y Humanidades/Cultura / Ocio

La colección Geisha y samurái sitúa sus coordenadas en las salas de la Fundación CajaCanarias. Su destino final es Japón del período Edo, también conocido como Tokugawa.  Se inauguró el pasado 13 de abril y estará disponible hasta el 24 de julio de este año. Mediante relatos, objetos y pinturas pretende acercar al público hacia la cultura nipona entre los siglos XVIII y XX. Aproximarse a su manera de pensar, de entender el mundo y de relacionarse con los demás es uno de los retos que presenta. Esta muestra otorga continuidad al ciclo de exposiciones que lleva a cabo la Institución.

La exhibición, que ya se dio a conocer en la isla de La Palma y sorprendió a más de 3.ooo visitantes, otorga respuesta a numerosos conceptos filosóficos, religiosos y morales que engloban las características de la sociedad.  El horario de visitas es el siguiente: de lunes a viernes, de 10.00 a 13.30 horas y de 17.30 a 20.00 horas, así como los sábados entre las 10.00 y las 13.30 horas. Las entradas tienen un precio general de cinco euros. El acceso es gratuito para visitantes menores de 25, mayores de 65 años y personas con discapacidad igual o superior al 65 %. Asimismo, los lunes la entrada es libre para todos los públicos.

En el Japón medieval, ukiyo-e hacía referencia a «este mundo de dolor»


El ukiyo-e es un género de grabados realizados mediante xilografía. Se trata de un procedimiento de impresión en relieve de origen chino, que busca representar escenas ordinarias pintorescas. Se caracteriza por el trabajo coordinado de varias personas, en contraste con Occidente, por ejemplo, en donde las piezas suelen ser fruto de un artista individual. Por su parte, el teatro clásico de Japón, Nō y kabuki, también se presenta de manera atractiva en la muestra.

La escenografía no cuenta con ningún tipo de decoración, prevalecen los sentimientos y se constituye una fusión de alusiones históricas y literarias. Además, solo participan actores y los roles femeninos los interpretan los onnagata, término traducido como «figura de mujer». El papel es realizado por un hombre, que se viste e intenta lucir como dama.

Destaca la colaboración de autores relevantes como Hokusai, el creador de La gran ola de Kanagawa, una obra considera maestra en la pintura universal. Esta estampa, que contiene tres olas, tres barcas atrapadas y el eterno Monte Fuji con 36 vistas, está caracterizada por la limpieza y perfección de su procedimiento. El pintor era especialista en la técnica ukiyo-e, una ciencia que está presente en muchos cuadros de la exposición.

En el Japón medieval, ukiyo hacía referencia a «este mundo de dolor». Al finalizar la unificación del país asiático, a principios del siglo XVII, se consolidó una clase burguesa que, al alejarse del poder político, desarrolló una cultura propia frente a la oficial. Esta clase media emergente tradujo esta frase de un modo irónico como «este mundo flotante». La inédita acepción se relaciona con los valores hedonistas característicos de la popular colectividad burguesa.

Primera pieza de Treinta y seis vistas del monte Fuji de Katsushika Hokusai. Foto: PULL

Shunga, las imágenes de la primavera


Dentro la amplia gama de temas expuestos, desde el kimono, el vestido tradicional japonés, hasta el Bijin, que significa «mujer hermosa» y hace referencia a la visión femenina en esa época, se visiona, también, el mundo de los samuráis, la religión shintō, y las imágenes de la primavera, o de la almohada.

Este espacio, dotado de contenido erótico, refleja con naturalidad la concepción del sexo para la sociedad japonesa desde tiempos inmemoriales. Se evidencia la sensibilidad que le otorgan al placer en todas sus formas.

La amplitud del erotismo y el espíritu hedonista en Oriente. Foto: PULL

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