Francisco Valdés González (izquierda) y David Jiménez Arias (derecha), doctores en Biología.
Francisco Valdés González (izquierda) y David Jiménez Arias (derecha), doctores en Biología.

“La productividad está estancada pero la población sigue creciendo”

Ciencias

David Jiménez Arias y Francisco Valdés González, doctores en Biología, colaboran en el grupo de investigación “activadores químicos de las defensas naturales de la planta”, perteneciente a la Universidad de La Laguna y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su último trabajo consiste en encontrar la manera de que las plantas afronten el estrés de tipo abiótico. Es decir, que el vegetal supere condiciones como salinidad, sequía o temperaturas extremas.

Las grandes pérdidas de cultivo, tal y como explica Jiménez Arias, son por estos tres factores, que representan el 70 % de las pérdidas. “Aunque cada vez sepamos más de agricultura, estemos más tecnificados y controlemos mejor las plagas, no hay un control total de los estreses abióticos”, argumenta. Por su parte, Francisco Valdés resalta la gravedad de la situación. “Mientras la productividad sigue estancada, la población mundial no para de crecer”, destaca. Como prueba de ello, comenta la existencia del movimiento Plantas para el siglo XXI, en el que están implicadas la mayoría de universidades del mundo.

Tradicionalmente, se ha intentado eliminar la salinidad de diferentes formas. Las enmiendas químicas, el traspaso de tierra no salinizada al lugar afectado o los trasvases de agua son algunas de ellas. Sin embargo, todas estas opciones tienen una característica común: dan resultados a largo plazo y son muy costosas. “Además, no dependen únicamente del agricultor, porque no solo compete a una finca, también afectan a organismos como el Consejo de Aguas o El Cabildo”, añade Jiménez Arias.

Es por eso que el grupo estudia las posibilidades de la activación de defensas, una técnica que se basa en someter a la planta a posibles condiciones adversas a las que se pueda enfrentar con posterioridad. Así, ya está preparada para un futuro ataque, ya que muchas veces el vegetal muere durante el tiempo que pasa entre que recibe el estímulo y reacciona a él. “Nuestro objetivo es tener un producto que podamos aplicarlo en semilla o raíz, que tenga un abanico grande de defensas y que no perjudique a la plantación”, expresa. También, el biólogo expone que está trabajando en ahorro hídrico, con el cual intenta tener el mismo nivel de producción regando menos. Con este fin, prueba diferentes modelos que le permitan experimentar de forma rápida gran variedad de compuestos en diferentes condiciones.

Para llegar a aplicar todos estos avances, manifiestan ambos, es imprescindible que el Estado invierta mucho más en ciencia básica, que es la que aportará ventajas para el futuro. “Necesitamos una política científica, porque emplear fondos económicos a las investigaciones actuales significará el progreso del mañana”, sentencian.

 

Estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Intento conocer el mundo no solo desde mis ojos, también desde los tuyos, por eso quiero ser el altavoz de los que otros intentan callar. Dame algo para escribir y seré feliz.

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