Damián Perea, director del Festival Animayo. Foto: PULL

Damián Perea: «En Canarias no debemos depender tanto de una única industria»

Cultura / Ocio

Damián Perea, Premio Canarios del Mundo a la Cinematografía y Artes Audiovisuales, y Premio Joven Canarias entre otros, fue nombrado embajador de España de los European Animation Émile Awards, es miembro de la European Film Academy of Cinematography (EFA), de la International Animated Film Association (ASIFA) y de Egeda España. Además, realizó el primer cortometraje de la historia de la animación de Canarias, Podría ser Peor, nominado a los premios Goya y realizado en la técnica stop-motion.

Desde 2006, trabaja como director y productor de Animayo, designado Festival Calificador por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood para los Premios Óscar en la categoría de animación, con el Sistema Educativo Animayo.

¿De qué manera ha afectado la COVID-19 a la decimoquinta edición de Animayo? «En principio fue un inconveniente, aunque después nos ha obligado a ponernos las pilas en un sueño que teníamos ya pensado hace algunos años de hacer un festival completamente virtual. Yo me lo imaginaba con gafas de realidad virtual y que las personas que asistieran pudieran relacionarse con los demás. Entonces, podríamos decir que la COVID-19 fue quien nos dio el empujón para llevarlo a cabo, por ello fuimos capaces de reaccionar tan rápido en tan poco tiempo».

¿Cómo nace esta pasión desde tan joven? «Mi primer recuerdo no tiene que ver propiamente con el cine de animación puro, sino con el cine de ficción. Cuando tenía cinco años, mis padres me llevaron al cine por primera vez. Llegamos muy justos de tiempo y las únicas butacas que quedaban libres eran de primera fila. Imagínate mi primer contacto con el cine: un niño en primera fila viendo El Imperio Contraataca. Lo tenía clarísimo, quería ser el que contara esa historia, no protagonizarla».

¿Y la animación? «La animación llegó casi por accidente. Aunque me apasionaban las pelis de animación nunca lo vi como una posibilidad, ya que quería hacer cine de ficción. En mi adolescencia me encantaba hacer cortos con amigos. Pero un día, todo el mundo me falló y nadie podía. Entonces, vi una bola de plastilina blanca y dije cabreado: «¿Saben qué? Si no puedo tener actores, los crearé». Yo no dibujaba ni nada parecido, pero empecé a modelar mis personajes con esa plastilina e hice mi primer stop-motion. Y así, esta técnica se convirtió en mi especialidad».

Imagino que en Canarias es complicado avanzar en este sector. ¿Se ha encontrado con muchas dificultades? «Si te soy sincero, no fue fácil. Tener una pasión como el cine y vivir en aquella época sin opciones como las que existen hoy en día… Todo se hacía cuesta arriba. Por un lado, no había escuela donde formarte, a no ser que tuvieras dinero. Recuerdo que cuando rodé mi primer corto oficial, Podría ser peor, sufrí una auténtica pesadilla, porque tenía que utilizar una cámara de cuerda y enviar a Madrid lo filmado esa semana. Cuando me llegaba el resultado, comprobaba que lo había hecho mal y había que repetir tomas».

«Llevar el Festival al extranjero ha costado mucho menos que llevarlo a otras islas»


¿Qué sacrificios le ha supuesto dar a conocer este festival desde Canarias hacia el resto del mundo? «Los principios nunca son fáciles, si ya de por sí hacer animación en Canarias era complicado imagina lo que supuso un festival de animación. Curiosamente, intentar que el Festival se estableciera en las demás islas fue más difícil, he tardado incluso tres años en que se aceptara la idea y sin embargo, en Los Ángeles ya lo tenía en tres meses. Por tanto, llevarlo al extranjero ha costado mucho menos que llevarlo a otras islas. Este proyecto, requiere arriesgar y aparcar otros proyectos personales, aunque todo ese sacrificio después se ha visto recompensado».

¿Cuáles son los referentes que tiene como director? «Steven Spielberg y George Lucas eran mis máximos referentes. A medida que iba creciendo, me empezó a gustar Tarantino cuando vi Reservoirs Dogs o Pulp Fiction aunque después ya no me gustaba tanto porque me parecía demasiado violento. Luego, otros como Kuri, Bermang, o incluso James Cameron. Y en cuanto a directores de animación, Henry Selick, quien hizo Pesadillas antes de navidad y muchos más. Aunque, realmente mis referentes siempre han sido los dos primeros. Los demás me gustan, pero no los considero referentes».

¿Qué consejo darías a los jóvenes que quieren trabajar en este mundo? «Este es un trabajo muy bonito pero requiere de pasión. Les diría que estudien en una universidad de España, donde nosotros ofrecemos más de 500 000 euros en becas. Además, es muy bueno venir al festival de Animayo porque te ayuda a tener relaciones con gente de la industria, conoces a ponentes internacionales y tienes posibilidades de trabajar en los estudios relacionados con la organización. También es fundamental saber inglés y leer mucho, ya que noto que cada año hay menos calidad en los guiones de las películas».

«Dentro de poco no vamos a saber distinguir entre un actor de verdad y un personaje 3D»


¿Cómo ve el sector de la animación en un momento de constante revolución tecnológica? «La animación, los efectos visuales y sobre todo lo que es la realidad virtual y videojuegos se va nutriendo a diario con los adelantos tecnológicos. La tecnología para nosotros es una herramienta imprescindible que nos ayuda a llevar nuestros proyectos a cabo. Según lo que estoy viendo, dentro de poco no vamos a saber distinguir entre un actor de verdad y un personaje hecho en 3D. Cuando todo esto se mezcle con la realidad virtual conoceremos una nueva faceta de la animación que será impresionante».

Animayo recibió en 2017 en Bollywood el homenaje como festival internacional educativo e inspiracional. ¿Cómo se sintió al recibir ese honor? «Me siento agradecido y recompensado por tantos años de esfuerzo. Fue un evento increíble, un lujo. Regresé a España con un sabor de boca muy dulce por el cariñoso recibimiento de todo el público de la India, algo inesperado e incomparable a ninguna experiencia anterior. Sobre todo, por el seguimiento de 400 entusiastas que asistieron a las proyecciones y a las masterclasses de Animayo y que todavía a día de hoy siguen viniendo cada año».

¿Cuál es la clave de su éxito? «El éxito se resume en dos palabras: amor y ponerle corazón a lo que hacemos. Detrás de Animayo hay un trabajo muy duro y constante para que las cosas salgan bien y podríamos decir que ahora somos un referente para la creatividad, el talento y el desarrollo profesional dentro de nuestro sector».

¿Qué diferencia a Animayo del resto de festivales? «Podemos decir que el festival que hacemos es muy diferente a lo que estaba establecido como festival de cine en España, que era ver películas, estrenos o alfombras rojas. La animación, los efectos especiales y el videojuego no gozaban del posicionamiento que han adquirido ahora en el cine».

«Hay que enseñar a ver, enseñar a hacer y enseñar a tener una mente crítica»


¿En qué consisten las becas Animayo para estudiar en las mejores escuelas de animación de España? «A través de este proyecto trabajamos conjuntamente con docentes y alumnado. Desarrollamos aspectos como: la convivencia, la integración, la ecología y el medioambiente o el consumismo. Hay que enseñar a ver, enseñar a hacer y enseñar a tener una mente crítica».

Este año vemos que entre los 57 ponentes hay profesionales extranjeros de la industria. ¿Tiene que ver con que la animación española está empezando a despuntar a nivel mundial? «Al traer a tantos profesionales internacionales españoles quiero hacer dos cosas. Por un lado, reivindicar nuestro talento internacional. Y por otro lado, motivar a los jóvenes que vienen al festival. Solo tenemos que fijarnos en Skydance con Ilion Animation Studios que están haciendo producciones de calidad con presupuestos de 100 millones, además del largometraje Klaus, de Sergio Pablos, nominado a Mejor Película de Animación en los Premios Óscar».

En los últimos años hemos visto como películas muy importantes se han venido a rodar a Canarias. Usted que conoce bien la industria, ¿en qué punto se sitúan las Islas? «Ahora Canarias está en un buen momento, porque en el sentido fiscal, se está empezando a explotar ya en los últimos años de una forma más coordinada y diligente, y han conseguido que vengan cada vez más rodajes. Lo que provoca que un productor decida ir a cualquier sitio es el dinero y que las Islas cuente con estos sitios fiscales ha ayudado que este crecimiento sea increíble».

¿Cree que Canarias esta fomentando el desarrollo de esta industria? «Canarias debería apostar por una buena industria aparte del modelo de sol y playa, debido a los avisos que hemos tenido con el turismo hace muy poco y también el coronavirus. Estas son señales de que no debemos depender tanto de una sola industria y deberíamos empezar a desarrollar otras. Aunque, para mí lo más importante es estudiar el establecimiento de estudios sólidos, como trabajos y sueldos para todo un año entero de personas que están trabajando aquí, formar a gente para que sean los que trabajen y en el futuro creen sus propios estudios».

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