«Hay pocos estudios sobre la contaminación marina del ser humano»

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La doctora por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Sarah Montesdeoca analiza y explica el trabajo que ha llevado a cabo desde el Instituto Universitario de Estudios Ambientales y Recursos Naturales (i-UNAT), junto a la Universidad de Florencia. Dicha indagación está relacionada con la contaminación del medio marino por las actividades del ser humano. En este sentido, Montesdeoca es coautora de un artículo que ha sido publicado en la revista Science of the Total Environment, bajo el título de Aproximaciones analíticas para la determinación de productos de cuidado personal y evaluación de su ocurrencia en organismos marinos.

¿Qué línea de investigación sigue vuestro equipo? Nuestro grupo se dedica a analizar compuestos emergentes. Estos no son suficientemente conocidos y, por lo tanto, no se sabe de sus efectos nocivos con exactitud. Desarrollamos metodologías analíticas para estos elementos, sobre todo, en el medio marino, ya que estamos en la Facultad de Ciencias del Mar. Estamos hablando de fármacos, hormonas y productos de cuidado personal, es decir, todos los ingredientes que están por ejemplo en las cremas, en los champús o en los maquillajes, entre otros. Básicamente, lo que hacemos es agrupar información analizando muestras, en este caso, del entorno marino de Gran Canaria y detectar si todo esto está presente y a qué grado de concentración”.

¿En qué consiste el trabajo publicado en la revista Science of the Total Environment? Lo que hemos hecho es una revisión bibliográfica a nivel internacional. Está estructurada en dos partes diferenciadas. La primera consiste en revisar todas los métodos de análisis en la determinación de los compuestos establecidos en distintas matrices, que van desde invertebrados hasta mamíferos. En la segunda, hemos hecho una recopilación de todos los niveles de concentración que se han detectado y están documentados. De esta forma, por ejemplo, se pueden comparar datos entre los distintos océanos”.

«Los resultados preliminares que se van obteniendo debemos documentarlos y compararlos con otras islas»


¿Cuál ha sido el motivo y qué metodología han seguido? “Porque no hay muchos estudios de sus efectos nocivos ni de sus concentraciones a lo largo de todo el mundo. Son datos desconocidos. Dentro de esta elección entran los filtros ultravioleta, fragancias en ciertos perfumes, champús, por lo que hemos almacenado todo lo existente, pero solo en organismos marinos”.

¿Qué conclusiones han obtenido? “El resultado fue que, aunque hay un cierto número de artículos, aproximadamente ochenta, todavía hace falta mucho más estudio porque observamos que hay zonas donde sí se han hecho trabajos puntuales, pero, luego, en otras no existen datos. Por ejemplo, en Canarias hay investigaciones en Gran Canaria y existen filtros ultravioleta ,tanto en agua de mar como en sedimentos (en peces se está investigando actualmente la ocurrencia de bioacumulación). Estos resultados preliminares que se van obteniendo debemos documentarlos y compararlos con otras islas e, incluso, con otros lugares del Planeta”.

«El problema es que no hay legislación»


¿Qué legislación regula esta materia? “El problema radica en que no hay legislación. La Unión Europea tiene una lista de sustancias prioritarias como pesticidas, hidrocarburos aromáticos policíclicos, etc. Estos compuestos sí están y, por tanto, se les dice a los países que las aguas residuales que viertan al mar no pueden sobrepasar una determinada concentración. Sin embargo, los compuestos emergentes (fármacos y productos de cuidado personal principalmente) no están en la legislación, pero podrían pasan a formar parte de una lista de vigilancia, Watch List, para empezar a regularlas”.

¿Qué relación tiene vuestro trabajo con los microplásticos como basura marina? “Eso es otro tema. Es cierto que hay otros grupos de investigación en la Facultad de Ciencias del Mar que se dedican a los microplásticos. Para nosotros no sería más que la matriz pero, en este caso, nosotros nos dedicamos a los que se puedan adherir a dicho plástico”.

¿Debe estar preocupada la sociedad? “Ni mucho menos. Aún no es alarmante la existencia de sustancias nocivas, ni que sean perjudiciales en este momento, sin embargo hay que tener en cuenta que estas concentraciones pueden ir aumentando y pueden irse bioacumulando en la cadena trófica hasta llegar a los humanos pero, ahora mismo, no se plantea ningún problema”.

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