Adolfo Pérez Esquivel: «No puede haber paz ni justicia sin diversidad»

ULL

Adolfo Pérez Esquivel, premio nobel de la Paz en 1980, subrayó esta mañana en la Universidad de La Laguna que la paz y la justicia no se podrán alcanzar si no contemplan la diversidad. Para el activista argentino, es imprescindible tener en cuenta la pluralidad de culturas y opiniones existentes en las personas, pues “el peor monocultivo es el de las mentes”. Por ello, abogó por una concepción “holística” de la democracia, es decir, que tenga en cuenta esa pluralidad: “La diversidad es la riqueza de los pueblos. Todos somos distintos, pero todos tenemos los mismos derechos”.

Pérez Esquivel participó en el acto inaugural de la Cátedra Cultural de Agroecología Antonio Bello, durante el cual se presentaron dos de las actividades en que participa esta nueva entidad del centro docente: las II Jornadas de Agroecología Antonio Bello, que se desarrollarán en San Miguel de Abona a lo largo de octubre; y el III Curso de Agroecología, Agricultura Urbana, Soberanía Alimentaria y Cooperación al Desarrollo Rural, que se impartirá desde octubre de 2016 a junio de 2017 en diferentes sedes de las Islas Canarias.

El premio Nobel acudió a la presentación en calidad de presidente de honor de la Multiversidad Popular de Misiones (Argentina), una de las organizaciones que apoyan la nueva cátedra universitaria. Por ello, se refirió a la tarea de la agroecología como “un desafío cultural tremendo, el de preservar la vida”. Fue muy crítico con empresas como Monsanto que trabajan con semillas transgénicas para impulsar monocultivos extensivos. En su opinión, “la soberanía alimentaria y la lucha contra el hambre está en manos del pequeño y mediano agricultor, que es quien respeta a la Madre Tierra”.

“Si no tenemos la paz en nosotros mismos, no podremos compartirla. Quien luche por la paz y la justicia no puede ser un amargado»


Recordó la figura de la Vandana Shiva, defensora de la agroagricultura que en numerosas ocasiones ha denunciado, en obras como La semilla robada, los abusos de las empresas que patentan semillas que han tardado siglos en llegar a su punto óptimo, condenando a la miseria e incluso el suicidio a los agricultores tradicionales que las cultivaron originalmente.

También denunció la actual situación de la democracia, cuyo modelo “delegativo” la aleja de su función real, que no es otra que “el derecho a la igualdad para todos, no para algunos”. El ponente cree que es necesario volver a fórmulas de democracia más participativa en las que sea posible derrocar de un puesto a un político que no cumple con sus obligaciones. “Si no, seremos dependientes del mecanismo de la dominación”.

Sobre la democracia, recordó un cuento de Eduardo Galeano en el cual un cocinero pregunta a un cerdo, una vaca y un pollo en qué salsa deseaban ser cocinados. “Esa es la democracia que vivimos”, reflexionó, “una en la que a lo más que podemos llegar es a elegir en qué salsa nos cocinarán”. El cuento prosigue con una gallina que se atreve a afirmar: “Yo no quiero ser cocinada”, lo cual dio pie a que Pérez Esquivel valorase la importancia de la resistencia y, si es necesaria, la rebelión.

Recordó que la paz “no es la ausencia de conflicto” sino algo más profundo que tiene que ver con las relaciones humanas y el autoconocimiento: “Si no tenemos la paz en nosotros mismos, no podremos compartirla. Quien luche por la paz y la justicia no puede ser un amargado, porque no podría construir nada”.

Por ello, pese a las dificultades, Pérez Esquivel abogó por nunca perder la esperanza y creer que la paz “no es una utopía, sino algo que se hace realidad día a día” mediante la interacción con otras personas. “La paz no se regala, se construye”. Y como cierre, recordó un proverbio sobre la importancia de perseverar incluso en las mayores dificultades: “En la noche más oscura es cuando comienza el amanecer mas brillante”.

Raúl Aramendy


Previamente a la intervención de Adolfo Pérez Esquivel, intervino Raúl Aramendy, presidente de la Multiversidad Popular de Misiones con una corta intervención con la que quiso abogar por este modelo de producción agrícola. Para ello, lanzó al público lo que calificó como tres “provocaciones”.

La primera es que “la humanidad es insostenible. O la cambiamos o se extingue”. El cambio climático ha puesto en peligro la propia supervivencia humana y los próximos 50 años serán cruciales: si no se hace nada para revertir la situación en ese tiempo, ya será imparable. “El planeta funciona sin nosotros y a pesar de nosotros; trabajemos para que lo haga con nosotros, buscando nuevas formas de armonizar con la naturaleza”.

La segunda provocación se refirió a Canarias: “O se convierte en un ejemplo de agroecología… o están fritos”. Apostar por este medio de producción en un medio aislado como el Archipiélago podría ser un referente para el resto del mundo y lograría, además, la tan necesaria soberanía alimentaria».

“La agricultura podría ser la profesión más importante del Planeta”


La tercer fue una llamada a la acción: “Hay científicos, hay profesionales, hay capacidad técnica, hay un desarrollo conceptual, que es la agroecología”. En suma, ya existe todo lo necesario para lograr la soberanía alimentaria y mejorar pandemias como el cáncer, “que no se podrán curar si no se varían las relaciones con los alimentos”. Por ello, se ha llegado a un momento en el cual “la agricultura podría ser la profesión más importante del Planeta”.

Antes de las intervenciones de Adolfo Pérez Esquivel y Raúl Aramendy, se produjo el acto de inauguración presidido por el rector de la ULL, Antonio Martinón, quien valoró que la cátedra que se inauguraba sería “un instrumento eficaz para el impulso de la agricultura ecológica en Canarias” que unificará el conocimiento científico propio de la academia con la realidad institucional de la corporaciones locales y la propia labor de los agricultores. También tuvo palabra de alabanza para los invitados y, en especial, para Pérez Esquivel, defensor de los valores de dignidad humana “que la ULL asume como propios”.

El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias Narvay Quintero, enmarcó las actividades de la nueva cátedra en el compromiso que su departamento y el ejecutivo regional han adquirido por trabajar en aras del autoabastecimiento y la soberanía alimentaria de la manera más respetuosa posible con la biodiversidad local.

La concejala con delegaciones especiales en Protección Civil, Seguridad Ciudadana y Transportes del Ayuntamiento de San Miguel de Abona, Isidora González, acudió al acto para promocionar especialmente el curso que se desarrollará en su municipio. También alabó la figura del investigador que da nombre a la cátedra, Antonio Bello, una eminencia en el estudio del suelo y la agricultura que, sin embargo, no ha contado con el grado de conocimiento que merece.

Mercedes Díaz, directora del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), entidad promotora del ambicioso curso de un año de duración, valoró la importancia de dicha iniciativa y recordó que la propia agencia sobre alimentación de Naciones Unidas, la FAO, ha reconocido el valor estratégico que tiene Canarias dentro de la Macaronesia para convertirse en un referente en el marco de la agroecología.

El desarrollo sostenible es una “mezcla de ética y sentido común”


Carlos Castilla, codirector de la cátedra y profesor del Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos de la ULL, recordó que el desarrollo sostenible es una “mezcla de ética y sentido común” y que la agroecología puede ser una de las herramientas más propicias para alcanzarlo. Recordó que el objetivo de la cátedra es convertirse en “la casa de todos”, un “aglutinador” de los esfuerzos que se realicen en este ámbito.

Por último, José Luis Porcuna, presidente de la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIAES) y co-director de la cátedra, recordó su experiencia hace una década trabajando para poner en marcha la multiversidad en Argentina y su deseo se trasladar un modelo similar en Canarias.

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